De Söyüncü a Kiko, fichajes del Atleti con un descenso en la mochila
Hay una larga lista de futbolistas que llegaron justo después de haber bajado a Segunda. En los últimos 30 años, algunos hicieron luego historia como rojiblancos: Molina, Santi, el propio Kiko...
Söyüncü llega al Atlético después de una temporada complicada en el Leicester. El turco bajó con los foxes a la Championship, la segunda categoría inglesa, pero como terminaba contrato ha podido cambiar de aires y firmar por un equipo de Champions. En la historia del club rojiblanco hay una larga lista de futbolistas que se incorporaron después de sufrir un descenso con su equipo. En algunos casos, ese fiasco deportivo posibilitó que el Atleti pudiera ficharlos. Söyüncü, en realidad, ya estaba atado de antes. En las últimas décadas, unos pasaron sin pena ni gloria, pero otros hicieron historia con el Atleti. De Kiko, la leyenda que llegó del Cádiz, a Adrián, campeón de casi todo procedente del Depor. Del Doblete con Molina y Santi a la tremenda ilusión del fichaje de Juninho.
El anterior futbolista que llegó al Atlético con reciente descenso en la mochila fue Aranzubia, en 2013. El Deportivo bajó a Segunda y las apreturas económicas pusieron al portero en el escaparate, hasta el punto de que hubo acuerdo para que desvinculara y pudiera llegar libre al club rojiblanco para ser el suplente de Courtois. Dos años atrás, en la plantilla del anterior descenso del Depor estaba Adrián, que al final de la temporada se marchó al Atlético, aunque el fichaje estaba atado desde enero. El asturiano ganó cuatro títulos como rojiblanco. Entre medias, el Atleti fichó a Domingo Cisma, que se desvinculó del Racing tras caer a Segunda y solo jugó una temporada con Simeone.
En 2010 la plantilla rojiblanca incorporó a un futbolista recién descendido, aunque en realidad ya era de su propiedad. Diego Costa pasó su tercera cesión (tras Celta y Albacete) en el Valladolid, que cayó a Segunda. Aun así, la dirección deportiva entendió que era momento de que se quedara en el equipo de Quique, como escudero de Agüero y Forlán, a quien acabó quitando el sitio. Al de Lagarto, no obstante, aún le quedaría otro préstamo más (al Rayo, tras una grave lesión de rodilla) antes de convertirse en la estrella del equipo.
Un año antes, 2009, el Atleti pescó en dos de los descendidos a Segunda: del Betis, Juanito; y del Recreativo, Roberto, canterano rojiblanco que no jugó ni un minuto en aquella Liga con los onubenses. El central llegó con la carta de libertad y el portero, por 1,25 millones tras haber sido traspasado un año antes en la operación Sinama-Pongolle. También se aprovechó el club rojiblanco de uno de los descensos más sonados de la década, el del Celta en 2004. El equipo vigués pasó de jugar Champions a irse a Segunda en unos meses y el Atlético se reforzó con Luccin y Velasco, el primero por unos 5 millones y el segundo por algo menos de 4. El francés llegó a 101 partidos en tres temporadas y el sevillano se quedó en 50 en dos.
Cuando el Atlético estuvo en Segunda también fichó futbolistas recién descendidos. En 2000, a la vez que los rojiblancos cayó el Sevilla y se llevó a dos de sus futbolistas para tratar de buscar el ascenso: Juan Carlos, que ya había estado en el filial y en el primer equipo años atrás, e Hibic. El bosnio tiene su placa junto al Metropolitano porque jugó justo 100 partidos antes de colgar las botas. El Atleti no consiguió el ascenso en el primer intento y para el segundo, ya con Luis Aragonés, firmó a Nagore y a Colsa, que acababan de bajar respectivamente con el Numancia y el Racing, por 500 y 600 millones de pesetas (3 y 3,6 millones de euros).
Uno de los fichajes más ilusionantes de las últimas décadas es el de Juninho, en 1997. Vieri y él fueron las estrellas que contrató el Atlético para repuntar el equipo pos-Doblete. Por el brasileño desembolsó casi 3.000 millones de pesetas (18M€) al Middlesbrough, que había bajado a Segunda. Pese al descenso del Boro, Juninho fue elegido el mejor futbolista de aquella Premier. Sus regates y la técnica que exhibía cada vez que tocaba la pelota encandilaron a la afición. No obstante, en febrero de 1998 sufrió una entrada de Míchel Salgado que le produjo una grave lesión. El brasileño se quedó sin Mundial y ya no pudo volver a ser el mismo. En 2002 fue traspasado de vuelta al Middlesbrough.
En ese equipo de Juninho, Vieri, Lardín... había dos piezas capitales que también llegaron al Atlético con un descenso en la mochila. En 1995, Molina y Santi bajaron con el Albacete y dieron el salto al club rojiblanco. El equipo manchego fue repescado por un castigo administrativo al Sevilla y el Celta y, casualmente, el portero y el central se proclamaron campeones de Liga con el Atleti al ganar en la última jornada al Albacete. Molina jugó 248 partidos en cinco temporadas, hasta el descenso de 2000. Santi participó aún más: 298 encuentros, nueve temporadas, terminó como capitán e incluso, luego, fue entrenador durante un partido en la 09-10, entre Abel y Quique. Dos años antes que ellos, en 1993, época más complicada en el club, el Atlético echó la red en un Cádiz descendido y se llevó a Kiko, campeón olímpico en el 92, y Quevedo. El medio solo estuvo un año, pero el delantero hizo historia, fue fundamental para el Doblete y se marchó tras nueve campañas y 248 partidos, que no fueron más porque las lesiones lastraron sus últimos años. De un descenso al Atleti, un salto que a veces sale bien y que ahora encara Söyüncü.