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BARCELONA

De Jong, como instrumento

Después de intentar venderle en verano de cualquier forma y luego bajarle el sueldo, el Barça lo vende como uno de sus jugadores franquicia para no bajarle el caché.

Frenkie de Jong, en un entrenamiento.
Gorka Leiza

De Jong no estaba en venta y no está en venta”. La frase, escuchada a oídos de Laporta en el Què T’hi Jugues de SER Catalunya este jueves, resultó cuando menos chirriante. El holandés, promocionado como jugador franquicia (“había muchos clubes interesados pero la decisión de club fue que siguiese”) e intocable en la estructura de plantilla de Xavi.

La instrumentalización de De Jong, pues, continúa. Ya se convirtió en un objeto en mayo del año pasado, cuando se le comunicó que, debido a la situación económica del club, iba a ser traspasado, preferentemente al Manchester United. El Barça incluso tenía decidido su relevo, Carlos Soler. Pero el verano fue avanzando y el club encontró una resistencia feroz del jugador a entrar en cualquier operación. Xavi, que se lavó las manos en el asunto, se llevó al ex futbolista del Ajax a la gira de Estados Unidos pensando que en algún momento De Jong daría su brazo a torcer. Pero allí mismo se dio cuenta de que eso no iba a suceder, aunque lo pusiera jugar esos partidos de central. El club pasó entonces al plan B: ‘exigirle’ que se bajase el contrato después de filtrar que su continuidad le suponía 42 millones de euros. La publicación de las cifras (el club debe pagarle 88,8 millones hasta 2026), indignaron al jugador, que también tuvo que leer que el Barça se planteaba denunciar su contrato por “ilegal”. Finalmente, el Barça, tras ver que una cesión también era imposible, le planteó una rebaja de cuatro millones de euros netos para poder encajarlo en su supuesto límite salarial. Pero de esa bajada nunca más se supo.

frenkie de Jong, en el encuentro de Liga ante el Espanyol.
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frenkie de Jong, en el encuentro de Liga ante el Espanyol.Quality Sport ImagesGetty

De Jong fue suplente en los cuatro primeros partidos de Liga. Justo hasta que se cerró el mercado y el Barça ya tuvo la certeza de que no lo vendería. Había, pues, que utilizarlo y que siguiese en el escaparate. Empezó a jugar y ahora es imprescindible para Xavi. Pero estos meses no ha olvidado lo que pasó. “Yo estaba tranquilo. Decidí en mayo que quería quedarme. Pero luego sabes que la presión empezaría a llegar... Sí, de los periódicos, del presidente.... De todos lados presionaron para que me fuera, de hecho. Pero yo quería quedarme en el Barça”, dijo en octubre a Ziggo. En noviembre, insistió a De Telegraaf. “Yo culpo a esa gente, pero no tengo nada que ver con ellos. Sí, para mí son el Barça porque dirigen el club, pero no los veo cuando estoy en el club. No tengo nada que ver con ellos en mi vida diaria”, disparó con bala. Con Xavi fue más indulgente. “Es cierto que el míster dejó la puerta abierta a la posibilidad de mi salida porque nunca dijo ‘Frenkie se queda’, pero no le echo la culpa. Nunca tuve la sensación de que Xavi estuviera en mi contra y creo que para él era muy difícil hablar de esto. A los medios dijo que estaba contento conmigo, pero que también había una parte económica. Estaba claro que él no era quien tomaba la decisión”.

Con contrato hasta 2026, De Jong sabe que es posible que en verano vuelvan a venir curvas. Pero aunque sea un jugador instrumentalizado por el club, ha demostrado que la sartén por el mango de momento la tiene él. Al menos hasta que sea feliz. “Cuando juego es genial; y en cuanto al tema de vivir aquí, la vida es perfecta. Personalmente, yo me veo en el Barça ocho o diez años más”, dijo el pasado otoño. Ahora es intocable en el once y Laporta lo vende como un posible recambio de Busquets en el mediocentro (aunque Xavi lo ve como interior). Habrá que ver en unos meses.