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REAL MADRID - GETAFE

Damián Suárez, el ‘Zorro’ que acudió a entrenar el día de su boda

El destino quiso que el enlace coincidiera con una semana vital para el equipo. Escribá le dio permiso para ir al registro civil con una condición: que no faltase al entreno. Así fue.

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Damián Suárez, el ‘Zorro’ que acudió a entrenar el día de su boda
JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

Cuando Damián Suárez (35) llegó a Gijón, proveniente de Montevideo, en junio de 2011, con 23 años, no sabía dónde estaba Getafe. Doce años más tarde es un símbolo del club y el jugador que más partidos ha disputado en la historia del equipo azulón. El Zorro, apodo con el que le bautizaron en su país, es un icono en el Coliseo del sur de Madrid. Su aterrizaje en España no fue un camino de rosas. Tras un año junto al Cantábrico, en el que la adaptación le costó más de lo esperado, el Elche lo llamó a filas al verano siguiente. Buscaban un lateral aguerrido, enérgico y valiente. No erraron el tiro. Su formación en el Defensor Sporting uruguayo ya fue una premonición.

A orillas del Mediterráneo llegó acompañado de Fabiana, su novia de siempre. Convencidos del paso que iban a dar, a los pocos meses de asentarse en su nuevo hogar comenzaron los trámites para contraer matrimonio por la vía civil. La eterna y tediosa burocracia les asignó fecha para junio de 2014. ‘¡Cuán largo me lo fiáis!’, pensaría Cervantes. Los meses pasaron y el azaroso destino quiso que el enlace coincidiera con una semana vital para el equipo, en la que estaba en juego la permanencia ante la visita del ogro azulgrana de Messi, Xavi e Iniesta. Fran Escribá, a los mandos de la nave franjiverde en aquella época, le concedió, faltaría más, el permiso para acudir al registro civil con la condición de que no faltase al entrenamiento del equipo en fechas tan cruciales.

Dicho y hecho. La cita era a las diez de la mañana de un día en mitad de la semana. Allí acudieron los enamorados solitarios. Ni los padres de Damián ni los de Fabiana estuvieron presentes. El momento más especial de sus vidas se convirtió en un trámite burocrático apresurado y austero. El Zorro, cumpliendo su palabra, dejó a su esposa en casa y acudió al entrenamiento. La luna de miel quedaba en el limbo. Aquel fin de semana el Barça no pudo marcar un gol a pesar de su dominio y el empate le sirvió al Elche para salvar la categoría. Fue su regalo de boda más deseado.

En su carrera profesional, este admirador de Zidane ha vivido algunos momentos inolvidables. Recuerda con especial orgullo la eliminación al Ajax en Ámsterdam para pasar a octavos de final de la Europa League en febrero de 2020 y los feroces “piques” cuando le tocó defender a Messi, Cristiano, su amigo Luis Suárez y, especialmente, a Neymar, al que logró desesperar en más de una ocasión. Las camisetas que fue recopilando de todos ellos fueron su mejor trofeo, una especie de medallas de mérito al trabajo bien hecho.

En su trastero de malos recuerdos ocupa un lugar preferente su no convocatoria para jugar el Mundial de Qatar. Era un sueño largamente anhelado y la última oportunidad para lucir “la celeste” en el escenario más grandioso de todos. Unas inoportunas molestias físicas le apartaron momentáneamente de la actividad en el Getafe. El seleccionador uruguayo, Diego Alonso, le puso el requisito de jugar al menos 30 minutos antes de dar la lista definitiva para comprobar que estaba en óptimas condiciones. Damián no jugó y la esperanza del Mundial se esfumó. Fue el mayor zarpazo que recibió el Zorro en toda su carrera deportiva. Aquel soberano disgusto lo aniquiló anímicamente durante un tiempo, pero, como siempre, resurgió con más fuerza.

En su visita al reluciente Bernabéu, Damián volverá a mostrar su ADN de guerrero charrúa. Martina y Cayetana verán a papá, una vez más, como un ejemplo de esfuerzo y sacrificio. No encontrarán nunca un mejor maestro de la vida.