Corona: “Que en Valencia me llamen ‘florero’ es una contradicción...”
Corona, director deportivo del Valencia, atiende a AS unos días después de un cierre de mercado muy movido. Sufre por las críticas, pero está satisfecho con su labor.
Miguel Ángel Corona (Talavera, 1981) está en el ojo del huracán para mucha gente por su labor como director deportivo del Valencia. En una época de vacas flacas, convive con la crítica mientras trata de dar estabilidad al club y a la plantilla valencianista.
¿Cómo vivió el tumultuoso cierre de mercado?
La diferencia entre los primeros 20 días y los últimos 10 es grande. No tienen nada que ver. En los últimos días pasan muchas cosas. Son días de verdadero desenfreno y ajetreo. Días de mucho ruido.
¿Ha sido más protagonista de lo que hubiera deseado?
Si le dijera que sí, no haría un favor a nuestra profesión. Los directores deportivos tenemos que asumir nuestra responsabilidad y nuestro papel. Entiendo que en un mercado recaiga el foco sobre mí. A raíz del final de mercado se han producido acontecimientos no agradables.
Por no decir inaceptables…
Son inaceptables. Es así. Asumimos como normales cosas que no lo son. Un acto inaceptable no debemos tomarlo como normal.
¿Qué pensó cuando vio el vídeo de los ultras del Valencia amenazándole?
Lo primero que haces es pensar que son unos pocos, que no representan en absoluto a nuestro club y a nuestra afición. Es un pensamiento de tristeza general, casi a nivel sociedad. Encontrarse con estos episodios te da preocupación a nivel familiar. Yo tengo una hija. Es todavía pequeña y no quiero que piense que esto es el fútbol. No me gustaría que tomara estos episodios como normales.
¿Puede Miguel Ángel Corona pasear por Valencia con normalidad?
Voy tranquilamente por Valencia, sí, pero no le niego que te encuentras algún aficionado que te expresa su opinión… Te la expresa con naturalidad. Con crítica.
¿Ha tenido incidentes?
Incidente no… no es la palabra. El nivel de crispación que hay se refleja en las calles, en alguna gasolinera, te expresan su crítica con vehemencia.
¿Por qué hay tanta tensión en las ruedas de prensa?
En ningún momento se ha podido atisbar en mí una respuesta fuera de tono incluso recibiendo preguntas con tonos agresivos, hasta cuanto en las preguntas hay un cariz de opinión que raya lo personal. En estos momentos hay un nivel de excitación -también en otros sectores como la política- que se ha normalizado. Así, lo que es una rueda de prensa no se limita a una pregunta y a una respuesta. El nivel de exaltación vende; o la gente quiere comprarlo.
El año pasado hubo mucho lío en Mestalla con Vinicius y en una semana vuelve…
En relación a aquel episodio, por nuestra parte está todo hecho. El Valencia no puede hacer más. El club y la afición son respetuosos y no racistas, hablando con contundencia. Hubo un episodio de tres personas, indeseable, y con la ayuda de la identificación de la policía el Valencia los expulsó de por vida. La respuesta fue sobradamente contundente para demostrar que estamos absolutamente en contra de cualquier manifestación racista. Lo que quiero es que sea un partido de fútbol.
¿Qué mensaje manda a la gente?
No hace falta un mensaje. Simplemente es un partido de fútbol. La nuestra es una afición respetuosa y va a reventar Mestalla apoyando a su equipo intentando conseguir la victoria. Ese episodio censurable ya obtuvo una respuesta por parte del Valencia como nunca antes se había dado y en un espacio de tiempo cortísimo.
¿A usted le perjudica ser más educado que tratar de confrontar?
Quiero pensar que no. En mi manera de ver la vida no hay un límite a la educación. Cuando estoy en mi puesto no soy yo, soy el director deportivo del Valencia. No respondo desde la posición de Miguel Corona, respondo desde la posición del Valencia como club.
¿Está satisfecho con su labor?
Se puede hacer más y se puede acertar más. Pedimos algo que es complejo de pedir en fútbol: tiempo. Estamos inmersos en un plan que la presidenta ha explicado públicamente que supone dos o tres años de reestructuración y financiación del club. Buscamos una sostenibilidad con los ingresos que tenemos y sin agredir la estructura de club grande que tenemos. Eso lleva tiempo. Los resultados tras el primer año son excepcionales. Nuestro entrenador y nuestra presidenta coincidían en que el objetivo de esta temporada era estabilizarnos, salvar la categoría cuanto antes, sobre todo después del vaivén del año pasado. A día de hoy, lo tenemos casi conseguido y lo hemos logrado en 20 jornadas. Ese resultado es excepcional. Lo que pretendemos es aspirar a más dentro de esa sostenibilidad.
Su presupuesto ha pasado de 180 millones a 70…
Hay dos vertientes aquí: el límite salarial, por una parte, y la liquidez, la tesorería y las finanzas del club, por otra. Hemos estado muchos años con una plantilla que suponía más coste salarial que nuestro límite. Nos ha costado mucho ajustarnos. Ahora mismo tenemos límite salarial disponible, pero lo que no tenemos es liquidez. En las últimas tres temporadas el descenso en coste de plantilla ha sido enorme. Desde la que acabó la 19/20, la última en Champions, hemos tenido que asumir un descenso del coste de plantilla muy agresivo.
¿Entiende el desencanto de los aficionados del Valencia?
Les entiendo, claro. Quieren ver ganar a su equipo y están acostumbrados a ello. Pero no es un secreto que otros clubes están siguiendo el mismo camino que nosotros, que se están desprendiendo de jugadores importantes por sus salarios y por su reestructuración. Nuestro primer año fue el de la pandemia: no había público y nos salvamos de aquella manera. Al año siguiente jugamos la final de la Copa del Rey, aunque en Liga estuvimos peor. Y luego vino el pasado curso, que fue muy complicado. Tras el parón del Mundial algo sucedió. Antes del Mundial íbamos novenos y con la Supercopa en el horizonte, en la que fuimos competitivos. Desde enero el equipo se cayó. Dentro del plan financiero tan agresivo y doloroso, el equipo, salvando los últimos cuatro meses del año pasado, está compitiendo bien. Como ahora.
¿Qué relación tiene usted con la propiedad y cada cuánto habla con ella?
Hay un consejo de administración, con la presidenta al frente, que está sobre el terreno. Vive en Valencia, tiene su despacho en Valencia, y es con la que yo estoy permanentemente en contacto. En momentos puntuales, también despacho directamente con el propietario. La última vez fue en febrero de 2023 cuando pedimos Javier Solís (director corporativo) y yo una reunión en privado y presencial con él. Le expusimos que, a pesar de que Voro estaba haciendo un buen trabajo como técnico de la casa, considerábamos que había que contratar un nuevo entrenador. Le propusimos como candidato a Rubén Baraja El propietario, en menos de 10 minutos, entendió nuestro planteamiento y nos dijo: ¡Adelante!
¿Está entre medias de los propietarios y la masa social?
Es así. En todos los clubes pasa. Todos tienen un propietario. Quizá en España no tantos extranjeros, pero los de Inglaterra, por ejemplo, no creo que vivan todos en Inglaterra. En Italia está empezando a pasar también. En algunas ocasiones sí he despachado directamente con él, pero afortunadamente este año no ha hecho falta y he reportado a la presidenta.
¿Qué piensa cuando dicen de usted que es un “florero”?
No es agradable. Me encantaría que la gente reconocieran mi labor, pero no es así. Lo acepto. Es fútbol. He jugado 18 años como profesional, he sido director deportivo del Almería antes y acepto las cosas. ¿Es agradable? A veces no. Pero vivo con una crítica contradictoria encima: se me critican fichajes y por otra parte se me dice que no pinto nada. O no pinto, o lo hago mal, pero las dos juntas no caben. Que me digan florero es una contradicción porque a la vez se me han criticado fichajes del verano y hasta del que hicimos en invierno.
¿Cómo llega usted al Valencia?
Mi salida del Almería se produjo en agosto de hace cuatro años tras la llegada del nuevo propietario árabe. Yo tenía una buena relación con César Sánchez. Habíamos coincidido en el Madrid, yo como canterano, y luego en el Zaragoza. Cuando él firma por el Valencia me recluta y me propone acompañarlo para la secretaría técnica del club. Tardé un segundo en decirle que sí. Llegamos en un momento muy complicado en lo deportivo y porque a las seis semanas de aterrizar se paró el mundo con la pandemia.
¿Está en el Valencia por dinero?
Por supuesto que no. Renuncié a un contrato en vigor en Almería, a una mejora salarial de los árabes que entraron al club para que permaneciera allí, en mi casa y sin gastos de ningún tipo. No me movió el dinero para irme del Almería ni me movió el dinero para llegar al Valencia ni me mueve ahora para permanecer. Me mueve que estoy en un reto apasionante y precioso.
¿Se siente parte del valencianismo?
Le contaré una cosa. Mi primer partido como trabajador del Valencia fue en Mestalla y creo que ganamos 2-0 o 3-1 al Barcelona de Quique Setién. Todavía no tenía ni vivienda. Volví andando desde el estadio al hotel. Lo que viví aquel día fue impresionante… Llamé a mi familia y les dije: ‘Ya me ha merecido la pena venir al Valencia’. Me sentí parte de lo vivido en el estadio desde el principio.
¿Se ve en otro lugar en el futuro?
Difícil saberlo porque depende de dónde y de qué retos. A mí me mueven los retos. Me he preparado siempre para poder afrontarlos. Cuando era el capitán del Almería me fui a jugar a Australia. No fui por dinero, sino para vivir una experiencia nueva, para aprender y mejorar el inglés, para saber lo que hay fuera, conocer otras culturas… Ahora creo que estoy en un reto apasionante en Valencia.
Pero casi es más un economista que un director deportivo…
Si no tienes ciertas nociones sobre el control económico, el Fair Play, el límite salarial… no eres capaz de configurar una plantilla. Son muchas aristas que hay que dominar y muchas de carácter financiero. Cada día los clubes funcionan con criterios más empresariales. También creo que la Liga de hoy es mucho mejor que la de hace 20 años, entre otras cosas porque los clubes pagan las nóminas y pagan a la hacienda púbica. A veces se nos olvida que esto antes no pasaba.
El culebrón del Nuevo Mestalla, ¿cómo le afecta?
Ojalá se reanuden pronto las obras. Ese es nuestro deseo. Es una gran oportunidad de crecimiento para el club pensando tanto en el presente como en el futuro, sin olvidarnos del actual Mestalla, un estadio que nos ha dado tantas cosas en estos cien años. Pero el nuevo es el futuro. Estoy seguro de que el valencianismo trasladará su energía al Nou Mestalla.
¿Baraja es su gran acierto?
La gran decisión de una dirección deportiva es la propuesta del entrenador y un día Solís y yo nos plantamos en Singapur aconsejando que había que contratar a Rubén Baraja. También propusimos luego renovarle y además, por primera vez en cinco años, con un contrato asegurado de dos temporadas. Nos ligamos a Baraja y para mi es el mayor motivo de satisfacción y de descanso con mi trabajo. Esa decisión, la más importante, me respalda. Hoy en día todos nuestros aficionados están enamorados de nuestro entrenador.
Pero Baraja también depende del pulgar arriba o abajo del propietario…
En la figura del entrenador, el máximo accionista o el consejo de administración tienen un peso definitivo. No me imagino a Sevilla, Villarreal, Betis, Real Madrid o Atlético afrontando la contratación de un entrenador en la que el máximo responsable no intervenga. En este caso, nos respaldaron completamente desde el minuto 1.
¿Renovará Baraja?
He contestado abiertamente hace un mes sobre esto: no hemos hablado todavía de su renovación. Tiene contrato hasta junio de 2025, es decir, un año y medio más. Estamos muy felices. Hemos encontrado una manera de trabajar en la que estamos muy alineados con él y él con nosotros. Tendremos tiempo por delante para hacer las cosas con calma y sin ruido.
¿Es frustrante tener siempre limitaciones para fichar?
¿Me encantaría como director deportivo contar con recursos ilimitados? Obvio, porque eso se supone que da más posibilidades de éxito. Pero un director deportivo no es el estratega del criterio financiero del club. Yo estoy felicísimo de ser director deportivo del Valencia incluso en estas estrecheces económicas. Te hace enfrentarte a un gran reto. Pienso: ‘¿cómo podemos con un reajuste tan agresivo seguir siendo competitivo?’.
A Pepelu alguno lo pide para la Selección, incluso.
Hemos hecho las inversiones que hemos podido. Están ahí. A Cenk no se le está valorando igual que a Pepelu, pero son inversiones que no son fáciles plantearse porque implica invertir en ellos 5 millones como en este caso.
¿Y Rafa Mir?
Es un caso cerrado. Hemos estado juntos con la gente del Sevilla en unas jornadas de la liga, tuvimos una conversación lo más amistosa posible, acaban de estar en nuestra casa y tuve un saludo y un abrazo con Víctor Orta. Quiero dejarlo ahí. Son episodios que pasan.
¿La realidad actual del Valencia es que sólo puede fichar a Peter Federico, un jugador que proviene de Primera Federación?
Antes de la salida de Gabriel Paulista y la venta de Koba, ya dijimos que sin generar recursos no íbamos a ir al mercado. A raíz de esto último, surge la opción de disponer de algo para fichar. Ya habíamos hablado con el Madrid sobre Peter en agosto. Es un jugador del gusto del técnico y es una operación sencilla. Enero es un mercado complicado. Es difícil tener una influencia en el equipo desde los despachos y sin dinero. Él se va a adaptar rápido y tiene características que se ajustan a las necesidades del entrenador.
¿Por qué están funcionando tan bien los canteranos?
Es un trabajo de formación de los chicos, del club con ellos, de valores, de competitividad, y hay un trabajo coordinado para tener preparada su llegada al primer equipo. Hay casos de chicos que rompen en los primeros equipos y acaban contrato en seis o doce meses. A nosotros esto no nos ha pasado.
¿Estaban suficientemente valorados hasta la llegada de Baraja?
Valorados estaban y han tenido sus picos. Javi Guerra tuvo momentos mejores y peores en el filial. Cuando asciende estaba en un momento dulce. Mosquera no ha participado casi en el filial. Diego ha sido una grata sorpresa. Los jóvenes necesitan de un contexto y de alguien que crea de verdad en ellos. Y eso sucedió con Baraja, que consideró que le iban a dar más estos chicos que lo que tenía en la primera plantilla.
¿En su tesitura económica, es tan importante vender como saber cuándo vender?
Sí. Hemos recibido ofertas por jugadores en las que la decisión del club ha sido no vender. En el pasado hubo dos mercados en los que Sevilla y Villarreal nos hicieron ofertas por Guedes y no lo vendimos; en cambio lo vendimos al año siguiente. Buscamos que la venta se haga en el momento óptimo de venta. Si pensamos que puede haber una venta mejor, aguantamos. Queremos hacer la última venta de ese jugador. En el último mercado de fichajes, por ejemplo, lo hemos dicho claramente a agentes y clubes interesados por algunos de nuestros futbolistas: no están en venta.