Confianza ciega en Mingueza
Giráldez prescindió de inicio ante el Villarreal de todos los componentes de la zaga que venía de naufragar en Vitoria salvo del catalán, el más flojo en Mendizorroza.
Sólo dos jugadores del Celta han disputado todos los minutos desde que Claudio Giráldez se hizo cargo del banquillo del primer equipo hace seis jornadas. Uno es el portero Vicente Guaita y el otro, Óscar Mingueza, el intocable en la zaga celeste. La confianza del joven técnico en el polivalente barcelonés va más allá de su nivel de acierto. Se trata de la prolongación del entrenador en la línea defensiva, el mismo papel que le corresponde a Iago Aspas en ataque.
Por si había alguna sobre los galones del exblaugrana, Giráldez la despejó en la última jornada. Mingueza venía de protagonizar ante el Alavés el que quizás haya sido el peor partido de su carrera profesional. El Celta perdió por 3-0 y el catalán falló en los tres goles. En el primero perdió un balón dividido con Kike García por meter la pierna con menos fuerza que el punta, en el segundo ‘asistió' a Guridi para que el centrocampista marcara y en el tercero cometió la falta que dio origen al último tanto vitoriano. Lejos de hacerle pagar los platos rotos por una dolorosa derrota, el preparador porriñés prescindió de inicio frente al Villarreal de toda la defensa titular en Mendizorroza, salvo del futbolista de Santa Perpètua de Mogoda.
Carlos Domínguez y Unai Núñez, los dos acompañantes de Mingueza en la línea de tres centrales contra el Alavés, no tuvieron minutos el pasado domingo en Balaídos. Algo mejor le fue a Carles Pérez, carrilero diestro en Vitoria, que saltó al terreno de juego en el tramo final del encuentro con el Submarino Amarillo. El peor parado, Manu Sánchez, pasó del once titular a la grada.
En el renovado dispositivo defensivo que el Celta presentó ante el Villarreal, Mingueza cambió de demarcación y exhibió su versatilidad. Ejerció de carrilero diestro durante la primera parte, al regreso de los vestuarios pasó a actuar de lateral en línea de cuatro y los últimos minutos los jugó como pivote defensivo. Como compañeros en la retaguardia del sistema 3-4-3 tuvo a Starfelt y a Manquillo, que no habían participado frente al Alavés, y a Jailson y Hugo Álvarez, centrocampistas en el once inicial de la anterior jornada.
El futbolista formado en La Masía cuajó un encuentro notable, especialmente en los primeros 45 minutos. Si con Rafa Benítez ya era titular habitual -sólo se quedó fuera del once en cuatro jornadas- con Giráldez ha dado un paso más en cuanto a jerarquía. Por su lectura del juego para sacar el balón jugado desde atrás, su repertorio ofensivo y su capacidad para adaptarse a diferentes demarcaciones, se trata del defensa fetiche para el actual cuerpo técnico.
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