Camavinga, otra prueba de fuego
El centrocampista francés tendrá que volver a ser pivote en el partido contra el Elche el Martínez Valero tras la lesión de Tchouameni.

La lesión de Tchouameni ha reabierto un viejo debate en el Real Madrid: quién debe sostener al equipo cuando el francés no está disponible. Y, casi por inercia, todas las miradas vuelven a posarse sobre Eduardo Camavinga (23 años). El centrocampista afronta una nueva prueba de fuego en una demarcación que nunca ha sido la suya, pero que el equipo le exige asumir por necesidad: la de pivote.
Porque Camavinga nunca ha sido un ‘cinco’ puro. Su naturaleza futbolística siempre le ha llevado a ser un interior dinámico, con despliegue, llegada y una agresividad positiva para romper líneas. Sin embargo, el Real Madrid necesita de él algo distinto. Y lo necesita ya. En los últimos encuentros, el francés ha partido incluso desde la banda derecha, como ocurrió frente al Barcelona (donde brilló) y contra el Liverpool (donde mostró su versión más irregular).

Apenas ha actuado como titular en el doble pivote en dos ocasiones esta temporada, ambas en Madrid, pero lejos del Bernabéu: en Getafe, donde jugó 65 minutos en la victoria por 0-1, y en Vallecas, en un empate sin goles que puso de manifiesto que sustituir a Tchouameni es un reto mayúsculo.
La gran reválida que tiene por delante es precisamente esa: ejercer como ancla del centro del campo del Real Madrid. Ser el timón del barco de Xabi. Una posición que no domina, pero que deberá afrontar si quiere ser un futbolista indispensable en un equipo con una competencia feroz en la medular. La plantilla no cuenta con un recambio natural para el ex del Mónaco, y eso obliga a Camavinga a adaptarse. Al menos en el próximo compromiso frente al Elche, donde volverá a ser el elegido.
Pero para asentarse en esa responsabilidad necesita continuidad, algo que las lesiones le han impedido consolidar desde hace tiempo. Este mismo parón internacional lo evidencia. Convocado por Didier Deschamps con la selección francesa, el ‘6’ madridista tuvo que regresar prematuramente a la capital española por una sobrecarga muscular en el bíceps femoral izquierdo. No llegó a disputar un solo minuto con el combinado galo. Aun así, está listo para reaparecer en el Martínez Valero.
Camavinga sabe que vuelve a tener una oportunidad. Una que, más que una ocasión para reivindicarse, se ha convertido en un examen decisivo: demostrar que puede sostener al Madrid cuando Tchouameni no esté. Otra prueba de fuego para un futbolista tan talentoso como exigido.
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