Camavinga es inevitable
La rotación del francés contra el Atlético tras 13 partidos seguidos en el once inicial refuerza su candidatura a ser del titular en el Clásico, una condición que se ha ganado en el campo.
Las alineaciones a veces son una declaración de intenciones del entrenador que las pone sobre el campo. Una tras otra o de forma aislada. Con las de Ancelotti queda clara una idea: Camavinga se ha convertido en un jugador imprescindible, casi inevitable. El benjamín de la plantilla ha asumido diferentes roles en este Real Madrid: de pivote, de lateral izquierdo y de revulsivo. Y en los tres se desenvuelve con una solvencia inusitada para su juventud. El once en el derbi le confirió al encuentro la importancia de un partido de entreguerras, entre la batalla del Liverpool y el Clásico que se avecina en Copa. Ancelotti aún reservó a Tchouameni, rotó a Modric y también lo hizo Camavinga, como si se tratara de un titular fijo que necesitara descanso. Quizás ya lo sea.
Después del Mundial Camavinga ha tomado un impulso renovado. En un tramo de temporada abonado a las rotaciones, el de Cabinda no es que se haya sumado a ellas, sino que las ha esquivado y se ha erigido como titular. Primero por las circunstancias, pero se lo ha acabado ganando con sus actuaciones sobre el campo. La lesión que Tchouameni sufrió en enero le dieron la titularidad al ex del Rennes, primero como interior (Carletto empleó a Kroos como pivote en los primeros partidos) y después como 5. Cuando parecía destinado a volver al banquillo, la baja de Mendy le abrió la puerta del lateral izquierdo, posición en la que asombró en los minutos finales de la final del Mundial.
Camavinga ha duplicado su presencia en el primer equipo. En los 21 primeros partidos de la temporada jugó 730 minutos; en los 17 encuentros que se han jugado después de Qatar, suma 1.268′. Sólo Rüdiger (1.455′), Vinicius (1.400) y Valverde (1.341) han disputado más minutos tras la cita mundialista. Ha pasado de ser titular en el 33% de los encuentros (7 de 21) a serlo en el 76% (13 de 17). En el derbi se bajó del once tras 13 titularidades consecutivas. Las 11 últimas, completando los 90 minutos.
Una suplencia que pudo ser sólo un indicio de lo que viene, anticipando su regreso al equipo inicial en el Clásico copero. Y que a la vez hizo que recuperase su faceta como revulsivo desde el banquillo. Ese perfil de ‘revolucionario’ de partidos que se destapó en la gloriosa Champions pasada. En 27 minutos le dio tiempo a intentar dos remates y completar dos regates (el segundo de todo el equipo en ambos apartados) y hacer gala de nuevo de su polivalencia. Empezó en el centro del campo y acabó de lateral izquierdo.
Para la Copa, Valverde se erige como titular en el tridente de ataque ante la baja de Rodrygo, lo que abre una vacante en el pivote flanqueado por Kroos y Modric. Camavinga, el más joven del plantel de Ancelotti, le disputa el puesto a Tchouameni, todo un fichaje de 80 millones de euros. No es sólo cuestión de un sitio en el once, también lo es de estatus.