Camavinga, ahora o nunca
Al francés se le abre la puerta por la lesión de Tchouameni en un curso donde se le nota la frustración por no contar más. Anfield, examen definitivo.
Ancelotti medita qué cambios hacer para reflotar este Madrid que a las primeras de cambio se ha visto con numerosas vías de agua en el casco y Camavinga será uno de ellos. La lesión de Tchouameni altera el hábitat del centro del campo madridista y permite que su compatriota, fuera en repetidas ocasiones de la foto, pueda asaltar la titularidad. Aunque sea por una desgracia, la baja de su compañero y amigo, sin Tchou habrá más Cama.
Para Camavinga se ha convertido en un ahora o nunca. Las acciones de Tchouameni han caído en picado en la bolsa bursátil del madridismo, que le ha terminado de tomar la matrícula tras su grave error en el segundo tanto del Milan y su dejación de funciones constante el pasado martes. Con el cinco más cuestionado (si cabe) que nunca y fuera de circulación, tanto en una variante con tres centrocampistas como en otra con cuatro, la situación empuja más hacia la especialización en la posición del dorsal 6 madridista, aunque Ancelotti maneja también la candidatura de Güler. Otro del que el club espera más presencia, como con Endrick. Nuevos agitadores para mover un equipo apático en el batacazo contra los rossoneri.
Por de pronto, la nueva situación puede eliminar la frustración de Camavinga que comenzó a gestarse por su lesión en la previa de la Supercopa de Europa y que se percibe en reflexiones como la que dio en su reciente entrevista para ICON. “Todos los años son igual de importantes y tengo que demostrar más. No me importa que haya gente que hable de si soy o no soy la solución, lo que me importa es que, de momento, el equipo está ganando. Con problemas, pero ganamos, y al final lo que la gente mira es el resultado...”. Esa obligación de “demostrar más” no le ha llevado a aposentarse en la titularidad ni con la disminución de la potente competencia que suponía Kroos.
Moratones en Lille y en el Clásico
La dolencia en la rodilla le alejó nueve partidos en el arranque de la campaña, comenzó a aparecer en el 1-0 en Lille, que le dejó magulladuras. De las que no se van fácil. No ha vuelto a participar de inicio en la Champions, ni contra el Borussia (19 minutos) ni ante el Milan, cuando entró en el descanso. Como en aquella derrota en Francia, del 0-4 en el Clásico, pese a que cumplió su función asignada de ser la muleta de Mendy para frenar a Lamine Yamal, también salió con un moratón quizá más colectivo que individual. Pero ante el Milan y con la necesidad imperiosa de una reacción, Carletto le volvió a reservar el banquillo.
Todo eso puede dar un vuelco. Ya sea como cinco, puesto por puesto por Tchouameni, o pasando a ser uno de los volantes si el que asume ese papel de pivote es Valverde. En ambos casos, Camavinga tiene un mes para hacerse indispensable. Con Anfield como examen definitorio y definitivo.
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