Cábalas para el final liguero
La mala racha en la que está inmersa Las Palmas pone las orejas tiesas para el último tramo liguero.
Tras la victoria in extremis al Valencia con un gol de Álex Suárez al filo del cierre y que sería continuado por otro de Marc Cardona dos minutos después, la vida en la Unión deportiva las Palmas parecía, y era, de color de oro rosado. Tanto que parte del entorno amarillo se ponía el objetivo de pelear o estar cerca de los puestos europeos. Era 10 de febrero y los insulares marchaban en octava posición a tres puntos de la sexta plaza.
Por eso desde la propia Unión Deportiva Las Palmas intentaban rebajar si no las aspiraciones, porque tampoco hubo la sensación de una corriente europea mayoritaria, sí al menos las expectativas. Incluso el propio presidente de Las Palmas a la hora de analizar el mercado invernal era consevador, habida cuenta del buen rendimiento que le mantenía alejado del descenso, pero descartando una inversión para un asalto europeo.
Y en esas se metió incluso en la conversación el futuro de García Pimienta, la planificación de la próxima campaña, nombres que pudieran interesar, la distancia con la cola lo justificaba. Ese 10 de febrero los grancanarios metían 18 puntos, 6 partidos, con el Cádiz el primero de los tres últimos. Ni el más optimista de los pronosticadores se imaginaba estar a esas alturas de la competición en esas posiciones. Pareciera que el plan ideal se hubiera adelantado un año.
Sin embargo, llegó el atasco. En las siguientes seis jornadas los amarillos apenas pudieron sumar dos puntos, antes Getafe y Osasuna. Encadenando en estos instantes tres derrotas consecutivas en sendos encuentros sin poder anotar. Así que parece que el momentum de los amarillos se perdió. “Ya decíamos que lo que estaba pasando no era normal” comentaba Kirian Rodríguez cuando analizaba las dos últimas derrotas consecutivas en casa ante Athletic Club y el Almería.
Esa hucha de puntos que los amarillos fueron llenando durante el año, ahora es cuando se puede utilizar para vivir con cierta holgura. Y es que aunque lejos de derrumbes, los grancanarios mantienen una distancia de cuatro encuentros a falta de ocho jornadas para el final liguero. No obstante, el calendario grancanario sin tener que jugar ante alguno de los tres grandes guarda emboscadas por doquier.
Tras la reciente visita a la ciudad condal, le siguen dos equipos con un ojo en la plaza gaditana. Sevilla en casa y Celta en Vigo. En la jornada 33 será el Girona quien viaje a Gran Canaria en plena efervescencia por alcanzar la Champions con los ecos de aquel encuentro bisagra de hace dos temporadas en la categoría de plata. Y volverán los amarillos vivir una doble salida con dos rivales de enjundia, uno que estará peleando por una plaza europea, la Real Sociedad, y otro que en la noche de este sábado estará disputando la final de Copa, el Mallorca.
La Liga la cerrarán los insulares con visita del Betis, la salida a Cádiz y un simbólico Las Palmas-Alavés. Un año después, canarios y vascos vuelven a terminar una liga. El año pasado tras el pitido final los amarillos festejaron el ascenso y los vitorianos tuvieron que coger el camino largo a primera, vía promoción.
Estas estrecheces del calendario se pueden comprobar en lo cosechado durante la primera vuelta ante este mismos rivales, nueve puntos de veinticuatro. Cifras dentro de una normalidad que serían más que suficientes que de volver a firmar certificarán sin problemas la permanencia, ya que colocaría a los grancanarios con 46 puntos. Aunque ya se sabe, rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros. Y si ahora los grancanarios vienen de firmar 2 puntos de 18, en la primera vuelta ante esos rivales, sumaba 10 de 18.
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