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OSASUNA

Bryan, un lujo para LaLiga

Ayer disputó sus primeros minutos con la camiseta rojilla y maravilló a la afición de Osasuna, que se rindió ante su calidad.

Bryan Zaragoza se lamenta de que su disparo no acabase en gol.
Jesús DigesEFE

Cuando parecía que la mayor preocupación en Osasuna era encontrar un sustituto para David García, saltó la noticia. La dirección deportiva del club rojillo sacó el as que tenía guardado bajo la manga. Un as con nombre propio, Bryan Zaragoza. El 9 de agosto la llegada del extremo malagueño a Osasuna, cedido por el Bayern por una temporada y con un desembolso para el club pamplonés de 250.000 euros, se hacía oficial.

Días antes de que se confirmase la noticia, la información ya corría como la pólvora por Navarra y para los aficionados rojillos era un sueño, un sueño que se hizo realidad. Y es que para un club humilde como Osasuna, es un lujo tener en sus filas a un jugador de semejante calidad. De hecho, clubes como el Valencia también querían hacerse con él y éste parecía su destino, pero los acontecimientos dieron un giro que hizo que esta temporada Bryan vaya a vestir la elástica rojilla.

En su presentación aseguró que el proyecto y el interés por él por parte de Osasuna fue lo que le convenció para recalar en Pamplona y prometió dar la vida por el equipo. Por su parte, Vicente Moreno lo considera un jugador desequilibrante que puede decantar muchos partidos. Y el pepinero Borja Jiméndez se pronunció de la misma forma: destacó a un “jugador determinante”, una pieza a la que intentaron combatir con las ayudas de “Dani (Raba) y un mediocentro más”.

Ayer jugó sus primeros minutos en El Sadar, aunque no fue titular. Cuando a salió a calentar ya recibió una sonora ovación. En el minuto 60 saltaba al terreno de juego y la ovación fue aún mayor. Él animaba a la afición a que empujara al equipo, que en esos momentos iba con el marcador en contra. Le bastaron poco más de 30 minutos para enamorar a una hinchada que se rindió a sus pies. Y nunca mejor dicho porque de sus botas salió magia. El juego del equipo mejoró notablemente con su entrada. Dio pases, puso centros, encaró, buscó el gol y sólo impidió que uno de sus lanzamientos acabara en la red el despeje de cabeza de Sergio González, cuando El Sadar ya casi cantaba el gol. Bienvenido, Bryan.

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