Bordalás y Marcelino, una batalla del pasado

Hubo un tiempo en el que un partido entre los equipos de José Bordalás y Marcelino García Toral no se jugaba solo sobre el césped; se disputaba en las salas de prensa, en la zona técnica y en el túnel de vestuarios. Eran años de electricidad estática, de miradas desafiantes y de una tensión que se podía cortar con un cuchillo. Sin embargo, el fútbol, como la vida, da muchas vueltas. Este sábado, cuando el Getafe visite La Cerámica, el saludo entre ambos entrenadores no será el preámbulo de una batalla campal, sino la certificación de un armisticio que ya es una realidad.

Crónica de una enemistad pretérita

Para entender la magnitud de esta paz, hay que recordar la guerra. Entre 2018 y 2020, coincidiendo con la etapa dorada del ‘EuroGeta’ y el Valencia campeón de Copa, Bordalás y Marcelino se erigieron como los generales de dos ejércitos antagónicos.

Aquellos duelos —especialmente la eliminatoria de Copa del Rey de 2019 marcada por el famoso “Tocó en Hugo Duro”— eran partidos de alto voltaje. No faltaban las tanganas al final de los 90 minutos, los reproches sobre el estilo de juego (“fútbol bordalasiano” vs. el estilo académico de Marcelino) y los dardos envenenados ante los micrófonos. Eran dos formas de entender el fútbol y la competición que chocaban frontalmente, arrastrando a sus aficiones a una rivalidad feroz.

La madurez y el paso del tiempo

Pero el tiempo lo cura todo, y la distancia ha dado perspectiva a dos de los mejores técnicos del panorama nacional. La rivalidad, que parecía eterna, se ha diluido hasta quedar enterrada bajo capas de profesionalidad y respeto. Ya no hay cuentas pendientes.

Los propios protagonistas se han encargado de rebajar los decibelios en sus últimas comparecencias, dejando claro que lo que pasó en el campo, se quedó en el pasado. José Bordalás fue el primero en tender la mano públicamente la temporada pasada, deshaciéndose en elogios hacia su homólogo asturiano:

“Siempre respeto al máximo a todos los entrenadores. Nunca he tenido una rivalidad personal ni con Marcelino ni con ningún colega. Respeto al máximo a todos”, aseguró el alicantino, quien no dudó en alabar el trabajo actual de su rival: “Marcelino es un grandísimo entrenador, lo viene demostrando hace muchas temporadas y ahora con el Villarreal, que lo tiene en puestos europeos. Está haciendo una grandísima temporada”.

La respuesta desde Castellón no fue menos elegante. Marcelino, lejos de reavivar viejas llamas, optó por la caballerosidad, confirmando que la relación ha entrado en una fase de normalidad absoluta:

“Tenemos una relación cordial. Si hubo un punto de desencuentro está en el pasado, ya tenemos la suficiente experiencia y saber estar como para tratarnos de forma acorde y con el máximo respeto”, afirmó el técnico del Villarreal, añadiendo una frase que sellaba la paz definitiva desde entonces: “Estaré encantado de darle la bienvenida y saludarlo”.

Solo fútbol en La Cerámica

Este fin de semana, los focos volverán a apuntar a los banquillos, pero no para buscar gestos de desaprobación. El sábado a las 14:00 horas, el Getafe buscará asaltar La Cerámica arropado por su afición, y el Villarreal intentará imponer su ley en casa. Será un duelo táctico, intenso y vibrante, pero esta vez, la “guerra” será exclusivamente futbolística. Bordalás y Marcelino han demostrado que, en el fútbol de élite, el respeto acaba imponiéndose a la rivalidad.

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