REAL MADRID
Bellingham: “Zidane era el jugador que yo quería ser”
El flamante ganador del Trofeo Kopa habla en L’Équipe de su carrera, desde sus humildes inicios en Birminghan hasta pisar el césped del Bernabéu.
Jude Bellingham está asombrando a todos. Ni el más avezado podía esperar una explosión del calibre de la del inglés desde que llegó al Real Madrid. Tras recibir el premio Kopa como mejor jugador joven el talento de Birminghan parece más que listo para pelear el próximo año por un premio mayor y habla de todo ello en una entrevista concedida a L’Équipe.
Importancia de sus padres. “La relación con mamá y papá es estrecha y me da equilibrio. Recibí una cosas diferentes de mis padres. Tuvieron trabajos toda su vida antes de llevar mi carrera. Luego vi cómo manejaban las situaciones, especialmente desde que me convertí en profesional. Hacen un trabajo tan bueno, sin experiencia real, y siempre me pregunto cómo lo hacen. Admiro cómo podían encontrarse en cualquier entorno y ser los mejores”.
La tranquilidad de ser llevado por su familia. “Sí, es crucial. Muchos interactúan con agentes que están más interesados en el dinero que en los mejores intereses del jugador. Yo nunca me lo he planteado porque siempre he tenido a mis padres para hablar de ello. Ellos se preocupan por mi bienestar y saben que nuestros sueños están alineados. Cuando involucras a agentes, están sus propios incentivos, su deseo de ganar dinero... Para mí, nunca se trata de eso. Sólo quiero mantener el ambiente familiar. Además, da pie a grandes conversaciones en la mesa. Puede ser cualquier cosa, desde una discusión sobre una película o algo que ha pasado hasta “por cierto, el Real Madrid está interesado’”.
El mundo del fútbol. “He visto a gente muy cercana a mí dejarse llevar en la dirección equivocada. Si sólo amas el fútbol por el juego, siempre serás recompensado. Si juegas por la atención y la fama, esa no es la forma correcta de hacerlo, en mi opinión”.
Su padre, un goleador. “Sí, nunca me dejó olvidarlo, la verdad, habla mucho de ello. Incluso cuando marco, siempre dice: ‘Sí, pero yo habría marcado tres o cuatro más’”.
Sueño de niño. “Jugar para Inglaterra. Siempre lo he tenido. [...] En aquella época, si alguien me hubiera dicho que iba a pasar tres años en Alemania y luego iría a España sin haber jugado nunca en la Premier League, me habría escandalizado”.
Inicios en los entrenamientos de su padre. “Al principio no me gustaba el fútbol. Sé que es increíble, porque si ahora alguien me quitara el fútbol, me volvería loco. Solía ir a sus sesiones y recoger hierba y flores. Solía hacer un pequeño ramo de margaritas para mi madre. Mis padres nunca me presionaron. Mi padre seguía llevándome, pero casi me decía, ya sabes, si quieres jugar al escondite o recoger flores, puedes hacerlo. Y entonces me enganché... Has mencionado la libertad, y eso es algo que tuve de niño. Mis padres nunca me obligaron a hacer nada mientras fuera un buen chico y cuidara de los demás”.
El gusanillo del fútbol. “Viene de la competición. Siempre he sido muy competitivo. Incluso en el escondite. [...] Al crecer, tuve muchos problemas, sobre todo cuando perdía. Era una pesadilla para los demás. No quería dar la mano a la gente. Aprendí que hay que mostrar respeto... Sin duda, fue la competición lo que me hizo amar el juego al 100%”.
Sus ídolos. “Admiraba a los jugadores del Birmingham, el equipo que ganó la Copa de la Liga en Wembley (2-1 contra el Arsenal en 2011). Mis héroes eran Seb Larsson, Craig Gardner y Lee Bowyer. A medida que me fui metiendo más en esto, papá fue el más importante. Después, mis primeros modelos fueron Wayne Rooney y Steven Gerrard, simplemente porque jugaban en Inglaterra. Y luego, cuando creces, empiezas a ver el fútbol. Mi padre tenía una camiseta falsa de Zidane que había comprado en la playa. La llevaba a todas partes, a menudo en casa. Un día le pregunté: “Por cierto, ¿quién es ese tío?”. Me contestó: ‘Entra en YouTube y échale un vistazo’. Desde entonces, probablemente no he parado. Zidane era el jugador que yo quería ser. Tuve la suerte de conocerle durante la final de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Liverpool (1-0, en 2022). Yo era como un niño, con los ojos muy abiertos. Es tan humilde para alguien que ha conseguido tanto. Desprendía una gran presencia. Y, según los chicos que jugaron aquí con él, era un gran entrenador. Eso es igual de importante”.
Zidane y el dorsal 5. “Es una especie de homenaje, desde luego. Pero, al mismo tiempo, sigo mi propio camino y es casi como cogerlo y darle forma a mi manera, haciendo de este número lo que yo quiero que sea: el moderno número 5 del Madrid”.
Retirada del 22 del Birmingham. “Me dijeron ‘nadie la llevará hasta que vuelvas a Birmingham’. Yo estaba como (cara de asombro) ‘¿En serio?’. Tuve un buen año (2019-2020), pero no fue nada extraordinario. Yo miraba a mi alrededor. “Pero espera, ¿se nos permite hacer eso?”. Pero entiendo la posición y la decisión. Mi traspaso salvó al club, que estaba en una situación difícil”.
La madurez impropia de su edad. “Lo he oído muchas veces, por la forma en que me comporto en el campo y lo bien que reacciono ante las situaciones. El problema es que la gente te pone en un pedestal. Y entonces cometo pequeños errores, soy humano, pierdo la cabeza y la gente casi dice ‘oh, mira, no es tan maduro’. La verdad es que lo llevo dentro. No soy un robot”.
Primera vez en el vestuario del Madrid. “Estaba un poco estresado. Nunca me han impresionado las estrellas. Pero cuando llegas aquí, con las cosas que han conseguido, es difícil no pensar: ‘Vaya, esto es la cima del fútbol’. Las primeras semanas, cuando los estaba conociendo, comía al lado de Toni (Kroos) y me preguntaba: ‘¿Está comiendo oro?’. Y luego te das cuenta de que son tipos normales, que te ayudan a sentirte bien. Son muy humildes. Es una gran lección para mí. No importa lo exitoso que seas, no importa lo que hayas ganado, puedes seguir siendo un gran ser humano como estos tipos, que son inspiradores como jugadores y como hombres”.
Primer partido con la camiseta del Madrid. “No puedo describirlo. Es un sueño hecho realidad. La camiseta es tan famosa. Cuando te la pones, casi sientes que llevas un traje de superhéroe. Es un privilegio, un honor. Hay que estar a un cierto nivel para llevarla semana tras semana”.
Sentirse único. “A veces me siento un poco único, sí. Un poco por mi edad y cosas así. A la gente le gusta recordarme eso, lo joven que soy y que a veces hay que tomarse las cosas con calma. A veces te sientas un momento y piensas: ‘Lo estoy haciendo bastante bien’. Pero cuando te tomas el fútbol día a día, con el enfoque de ‘hoy voy a tener que ser mejor’, te centras más en los aspectos negativos que hay que mejorar. Así es como me educaron”.
Capacidad de adaptación. “Hay que lanzarse de golpe. No puedes meter y sacar el dedo para ver. Hay que lanzarse a la aventura. A veces es difícil, pero hay que implicarse. Y luego hay que mantener la cabeza fría, no puedo dejarme llevar, tengo que seguir adelante, digan cosas buenas o malas de mí”.
Postura ante el racismo. “Es algo muy fuerte en mí, algo que la gente de mi edad quizá quiera evitar porque pueden ser temas controvertidos. Si revisara lo que he recibido en las últimas veinticuatro horas en mi teléfono, sé que encontraría mensajes racistas. Ahora bien, tengo la piel gruesa, pero he desarrollado una conciencia al ver cómo puede afectar a los demás”.
Cómo se ve en cinco años. “Espero ganar cinco Ligas de Campeones, una Eurocopa y quizá un Mundial. Siempre soy lo más optimista posible. No veo el sentido de jugar pensando que vamos a perder. Hay que participar en todas las competiciones cada año pensando que puedes ganarlas. Si no, ¿qué sentido tiene?”
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