Bellingham sale del escondite
Mucha presencia de Jude ante el Alavés. Líder en remates entre palos, regates, recuperaciones, pases, lanzó a Mbappé en el primero. Mejor físicamente y más ubicado en el esquema de Xabi.


Bellingham se quitó la armadura en verano, pero no se liberó. No del todo. No de manera continua, más allá de destellos. Con mejores números (lleva cuatro goles y cuatro asistencias) que brillo. Sin ser ese hombre orquesta que tocó todos los instrumentos a su aterrizaje en Madrid. Pero en Mendizorroza se encontró a sí mismo. O se quedó cerca de hacerlo. Fue un Jude más reconocible. Que lanzó a Mbappé en el 0-1 (la jugada de videojuego completó la obra). Remató, regateó, generó, robó, repartió... Con actitud y aptitud. En Vitoria, Bellingham salió de su escondite.
Los mejores arrebatos, amén de la samba que decidió el partido, salieron de la bota del diestro de Stourbridge. Se entendió con Kylian y le colocó en dos situaciones ‘valor gol’. La del tanto y pudo hacerlo por partida doble si el 10 no se hubiera estrellado en Sivera. Interpretó los espacios. Cuándo lanzar el galope del francés y cuándo el suyo propio. Y cuando se lanzó a la aventura, tuvo buena cadencia. También habilidad para zafarse. En esa eterna lucha de Xabi por lograr que Güler y él mezclen y no se solapen, fue Jude el que dio el paso al frente. Fue él el brote verde.
Regatear, rematar, robar
Si no fue el líder del Madrid, sí lideró al Madrid en muchos aspectos. En remates entre palos (dos) y en regates completados (tres) compartió medalla de oro con Mbappé y en ocasiones generadas (dos) con Valverde. Pero se la colgó en solitario en pases completados (60), en pases en el último tercio (17, por los 9 de Güler, el segundo) y recuperaciones (seis). Amén de sus nueve duelos ganados y tres entradas exitosas (segundo, tras las cuatro del Halcón). Todo a la vez y en todas partes.
La persecución
Actuación cimentada en una palpable mejora física (y psíquica). Que le permitió exprimirse durante los 90 minutos y ser, dentro de un Madrid que no dominó al Alavés, el futbolista más dominante. Ayudó en la creación, amenazó en la definición y participó en la destrucción. Una noche cerca de ser redonda dentro de una temporada lejos de serlo. Para un futbolistas que ha estado desdibujado en una temporada sin pretemporada (por la operación de hombro). Y Mendizorroza le acerca a ese Bellingham total que todos persiguen y necesitan. Él mismo, Xabi y el Madrid. No necesariamente in that order.
¿Dónde?
Ancelotti orbitó su proyecto de hace dos temporadas en torno a él. Con un esquema donde Vinicius y Rodrygo eran los cuchillos y Jude el canalizador y el llegador. El famoso rombo. Con libertad para hacer, deshacer y aparecer. Un Bellingham que fue Balón de bronce gracias a sus 23 tantos y 13 asistencias. Pero eso es ahora un imposible. Porque ocupaba zonas de ataque que son propiedad de Mbappé. Por eso, el quid es la posición.

Por eso los intentos de Xabi por escalonar bien al inglés. Para potenciarle, para recuperarle. Desde aquella titularidad interruptus del Metropolitano. Y en Vitoria tocó la tecla correcta. O comenzó a hacerlo. Por detrás de Kylian y Vinicius, más liberados (algo que lleva varios partidos en el horno), es la zancada de Jude la que brilló. Cubriendo las espaldas en defensa, como falso interior izquierdo; apareciendo en los pasillos interiores para percutir y lanzar, como falso diez. Brotes verdes con Jude. Y eso, en un Madrid de mínimos, es mucho.
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