Así forjó el Real Valladolid la primera victoria con Cocca
Al margen del mayor compromiso, el conjunto blanquivioleta puso en liza algunos cambios tácticos que le mejoraron la cara.


Al terminar el partido contra el Real Betis Balompié, Diego Cocca recordó a su compatriota Manu Ginobili, a la vez aquella en la que, tras una derrota en unos Juegos Olímpicos, el escolta recordó que a veces se cree que el coraje lo es todo para ganar, y no. “Se gana jugando bien. Después le tenés que agregar huevos y coraje”, advirtió entonces el histórico baloncestista. El entrenador del Real Valladolid, por su parte, definió “el compromiso, la voluntad y las ganas” como pilares para su equipo, aunque reiteró en varias ocasiones que “con eso no alcanza; hay que tener fútbol”. Y sus tres primeros puntos se forjaron también en eso, en el desarrollo de una idea que se resolvió como efectiva no solo por el marcador, sino también por el juego.
Más recuperaciones que nunca
En ocasiones, muchas, la palabra presión se vincula con el ahogo sobre la salida en campo contrario, cerca de la portería rival. Y el Real Valladolid la llevó a cabo, pero no siempre. Lo que hizo con una mayor frecuencia fue ser intenso en la amenaza sobre los futbolistas interiores y de mayor talento del Betis. Así fue ya en la primera acción, lo que propició la ocasión de Anuar tan solo rebasados los 20 segundos. Juric, Mario Martín y Kike Pérez destacan por ser jugadores sacrificados, y así demostraron serlo, obteniendo un total de 24 recuperaciones entre los tres. No parece casual que fuera el partido con más recuperaciones del curso, 60, superando en casi un 50% la media de 41,7 (elevada ahora a 42,7) y dejando atrás las 53 acometidas frente al Celta.
El rol de Marcos André
En demasiadas ocasiones, a lo largo de la temporada, el delantero de turno vivía demasiado lejos y estaba demasiado desconectado del resto del equipo. Frente a esto, Cocca otorgó a Marcos André un rol diferente, más cercano a los demás y con una mayor intención de mezchar. En la medida de lo posible, los blanquivioletas intentaban encontrarle por abajo, aunque fuera de espaldas, intentando apartarle de los duelos aéreos y favorecer su buen pie. Fruto de ello, recibióen ocasiones en campo propio, unos cuantos metros más atrás de la línea defensiva, aunque esto propició un mayor control en la salida de balón, aun a riesgo de que fuera partiendo de más atrás que si hubiera un envío frontal sobre otro tipo de disputa, y un mayor brillo suyo.
Más juego interior
Fuera causa o consecuencia de esto, el Pucela atacó más y mejor por dentro, y para muestra, el gol. Un matiz respecto a la etapa anterior fue que los centrocampistas, Anuar incluido, quisieron más el balón en zonas centrales, con un Kike Pérez -sobre todo- que tendió bastante a la conducción. Esto, de por sí, no es ni mejor ni peor que la propuesta de Paulo Pezzolano, que tendía a llevar rápido a banda el balón y a que estos jugadores se incorporasen a posiciones de remate, pero sí permitió ver alguna mayor cadena de pases por dentro. Volviendo al tanto de Kike Pérez, nació de una conducción de Torres y de un pase hacia Anuar, que se apoyó en Marcos André, quien abrió para Lucas Rosa, que centró para la ruptura hacia el área pequeña del goleador. Esto sucedió sin perjuicio de la amenaza exterior que habitualmente supone Raúl Moro y de la que supuso Lucas Rosa, que puso tres centros con marchamo de gol.
Hundidos sí, pero no inofensivos
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La necesidad obvia del resultado llevó al Real Betis, un equipo con un talento mayor, a buscar, de la manera que fuera, el empate. Así, Pellegrini acumuló piezas de carácter ofensivo con las sustituciones, algo a lo que se unió la evidente fatiga por otro partido de un ingente sacrificio para llevar al Real Valladolid a estar en bloque bajo los últimos minutos. Igual que contra el Valencia, la grada empujó y cada despeje era celebrado; sobre todo, aquellos que rondaron la portería de Lucas Rosa y Javi Sánchez. Que los verdiblancos merecieron perder, pese a ello, lo reconoció su técnico después. Pero, si ya antes había dispuesto de varias situaciones como para hacer más goles, incluso durante los instantes finales los blanquivioletas no dejaron de salir al contragolpe. Ese hundimiento de la línea defensiva, no obstante, se consiguió eludir prácticamente hasta el larguísimo tiempo de añadido, de 12 minutos, en los que el compromiso y la concentración defensiva permitieron a Lucas Rosa y a Javi Sánchez realizar sendas acciones decisivas próximas a la portería, casi bajo los palos.
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