Así es Baptiste Santamaria: el oficio de las coberturas

Baptiste Santamaria (3 de marzo de 1995, Saint-Doulchard, Francia) ya es nuevo jugador del Valencia. El centrocampista, de 30 años, acordó su resolución de contrato con el Rennes y se comprometió con el conjunto che. El miércoles por la noche aterrizó en Manises y este jueves pasó revisión médica.

Con más de 300 partidos disputados en la élite francesa, sin haber terminado de explotar en los últimos años, su incorporación apuntalará la medular del equipo de Corberán.

Santamaria es un mediocentro espigado, corpulento y que destaca, principalmente, por su inteligencia táctica. Es un centrocampista que encaja de maravilla las piezas, sirve de pegamento entre defensa y ataque y sabe rendir en distintos contextos, ya sea con un férreo repliegue cerca de los centrales, como en el Angers, equipo en el que explotó su carrera, o ya sea para presionar hacia adelante, como en su última etapa en el Niza.

Precisamente su cesión al equipo del Sur de Francia fue una de las claves para relanzar su carrera deportiva. Una vez que fichó por el Friburgo, en la temporada 2020/2021, después de haberse erigido como uno de los pivotes más completos del campeonato, uno de los mejores de la liga francesa, las expectativas que auguraba su potencial en la posición de ‘6’ se frenaron en seco. Fue el Rennes, club que tiene un sustancioso presupuesto, con una de las mayores fortunas del mundo, los Pinault, como propietarios, el que desembolsó 14 millones de euros en 2021 para que volviera a su mejor nivel.

Sin embargo, la inestabilidad deportiva, e institucional, que ha zarandeado al conjunto bretón en los últimos años, incapaz de certificar la clasificación a competiciones europeas en varias ocasiones, como en la última temporada, fue un obstáculo insalvable para que Santamaria recuperara sensaciones. Alternó titularidades con suplencias, no se vio ni un atisbo de su nivel Angers y decidió salir cedido al Niza.

Sus mejores años en el Angers

Sus mejores años, indudablemente, acaecieron en Angers. En una etapa en la que el club del Loira se asentaba en la Ligue 1, Santamaria fue el jugador elegido por Stephane Moulin para que cubriera la baja en el centro del campo de Romain Saïss, que había dejado una huella imborrable gracias a su excelso rendimiento. Hubo una temporada, incluso, que el Angers se convirtió en la revelación del fútbol europeo, terminando la primera vuelta en una meritoria segunda posición y poniendo, en algún tramo de la temporada, al PSG contra las cuerdas.

En 2016, y prácticamente sin adaptación, como ya ocurriera años después en su fructífera cesión en el Niza, Santamaria no solo hizo olvidar a Romain Saïss, sino que se erigió como un auténtico dique de contención en el mediocampo. Su perfil, nada físico, alejado de los sobreesfuerzos que requiere la liga francesa, era atípico en la Ligue 1. Tácticamente brillante, con mucha suficiencia en los duelos, acumulando muchas recuperaciones por su mero posicionamiento, Santamaria se hizo amo y señor del mediocampo de un equipo que acostumbraba a replegar y a no tener grandes tramos de posesión de balón.

Con Moulin, experto en el repliegue, un entrenador que cambió la historia del Angers, el centrocampista fue incluso uno de los mayores activos durante muchos años del club Angevin. Su solvencia para salir airoso en situaciones límites, su gran lectura de juego sin balón y su gran capacidad para jugar simple y de forma eficiente le elevaron a una dimensión que presagiaba que, a corto plazo, un gran club francés se haría con sus servicios.

En ese repliegue tan férreo, Santamaria tampoco desentonó con la pelota. Sin grandes florituras, porque su fuerte es dársela al que mayor dominio técnico tenga del mediocampo, sacando a relucir en varias ocasiones su más que suficiente pase en largo, el de Saint-Doulchard mantuvo intacto el nivel competitivo del Angers. No exigido en tareas ofensivas, al estar pendiente continuamente de las coberturas y de que los rivales no le cogieran la espalda, en 2020 fichó por el Friburgo.

Tras cuatro años sin brillar, con un paso discreto por el Friburgo y otro muy irregular en el Rennes, propiciado por la inestabilidad institucional de los bretones, Santamaria, como en su primer año en el Angers, llegó al Niza en enero. En tiempo récord, sin requerir adaptación, el mediocentro se convirtió en el pivote que llevaba anhelando toda la temporada el conjunto de Franck Haise.

Descartado por Sampaoli, Santamaria fue titular en sus nueve primeros partidos con el Niza. Fue, a pesar de haber acabado con molestias y sin tal impacto, clave para que el club Nizardo volviera a disputar la ronda previa de la Champions League. En un sistema de tres centrales, también protegido por momentos, pero mucho más protagonista, su importancia fue capital en una racha en la que, con el mediocentro de inicio, se ganaron seis de los nueve encuentros disputados.

Santamaria es un mediocentro que puede adaptarse a distintos sistemas, y en eso Carlos Corberán ya ha demostrado que sabe desenvolverse. El Valencia ya tiene a un pivote puro, que no suele pisar campo rival ni salir de zona, que aportará mucho equilibrio, inteligencia para evitar que los rivales jueguen por zonas interiores y con un alto porcentaje de éxito en los duelos terrestres y aéreos.

Con balón, no desentona y prioriza jugar simple a intentar arriesgar con la posesión. Uno de sus principales déficits con la pelota en los pies es cuando el rival le encima, ya que suele recibir de espaldas y tiende a ser lento a la hora de girarse, lo que puede ser un impedimento para que el Valencia, si juega de titular, quiera sacar el balón jugado a través de su pivote defensivo.

Además, Santamaria es un futbolista que no destaca por su rapidez, sí cuando está protegido, porque lee bien las coberturas, pero en partidos a campo abierto en los que el Valencia presione, donde más destaca es anticipando y no para salir de zona en desplazamientos laterales. Si el Valencia plantea partidos en los que obliga al rival a jugar en largo, en esas lides es un centrocampista dominante.

En definitiva, el conjunto Ché se lleva a un jugador con una amplia experiencia, que fue en su día, hace seis años, uno de los mejores pivotes de la liga francesa y cuya carrera ha ido de más a a menos, a pesar de un fructífero paso reciente por el Niza, en relación al potencial que se atisbaba en sus inicios en la élite. Una gran operación que, salvo sorpresa, debería apuntalar y dar un salto cualitativo a la medular valencianista.

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