Aprobados y suspensos del Pucela: Empate caro y escaso

No fue, ni mucho menos, el de Elche el mejor partido del Real Valladolid. Fue uno de esos que perpetra cuando viaja fuera de casa, a pesar de prometérselas muy felices con el gol tempranero de Larin. El Elche, puro corazón, fue poco a poco empujando a los vallisoletanos hacia su portería, metiendo centros y acumulando hombres en campo rival, hasta acabar atenazando y amenazando tanto a los blanquivioletas que recibieron ocasiones suficientes no solo para empatar, sino también para perder un partido que se saldó, además, con tres lesiones y dos expulsados.

Sergio Asenjo: Repelió la buena acción de Lucas Boyé en respuesta al gol tempranero. No se dejó sorprender en la falta lateral que Mascarell cobró directa. Impidió sendos remates de Boyé y Roco en el segundo tiempo. Fue creciendo poco a poco y evitó también un remate solo de Guti.

Fresneda: Aprovechando el vacío por su costado, progresó en el primer tiempo en campo rival, no obstante, sin encontrar rematador. Como el resto de la defensa, terminó aculado y apurado cuando el Elche dobló lateral por su lado y atacó a tumba abierta. Sólido, aunque atropellado por Boyé en una acción de centro lateral.

Joaquín: Se retiró del terreno de juego aquejado de molestias musculares. Antes, no ofreció demasiado con balón, tuvo los mismos apuros que otros para salir. En labores defensivas estuvo exigido por la incomodidad que provocaron Lucas Boyé y, en la primera parte, Nteka.

El Yamiq: Poderoso en el despliegue físico, que le permite crecerse en partidos con este contexto. Intervino en ocho disputas y ganó siete, a lo que sumó nueve despejes. A la postre, fue como intentar poner puertas al campo; el ímpetu ilicitano pudo más que su esfuerzo.

Olaza: Se resarció de sus dos primeros fallos apurando línea de fondo para asistir a Larin. Animado en ataque en los momentos en los que el Pucela se desasió de la presión y fajador atrás. Se vio muy exigido hasta su sustitución por problemas físicos por el ‘factor Morente’.

Hongla: Si un día la marca de cafés necesita alguien que protagonice una campaña de publicidad, ahí tiene al hombre: para fortaleza la suya. Le pasó, sin embargo, lo que a El Yamiq, que con eso y con sumar acciones defensivas de valor no bastó. Acabó expulsado por una imprudencia innecesaria.

Aguado: Sorprendió su cambio, puesto que estaba cuajando un buen envite, por lo menos, dentro del contexto en el que se encontraba el Real Valladolid. Su labor estaba siendo oscura, pero resolutiva: ganó duelos, recuperó varios balones y, además, ofreció alternativas en la tenencia.

Plata: Habilitó bien a Larin en una clara ocasión que el canadiense no pudo controlar. Heliberton Palacio le achicó espacios en una carrera en transición en la segunda parte, que pudo haberse convertido en una acción prometedora. No fue una solución porque respondió cabizbajo a cada error y porque el equipo no ayudó.

Iván Sánchez: Oscurecido en el retorno a Elche. Aunque acertó en los dos regates que intentó, fue de lo poco que pudo hacer. En la primera parte intentó lanzar uno de sus eslálones habituales, pero fue frenado por la zaga. Pasó prácticamente inadvertido.

Óscar Plano: De esos días en los que su participación no deja ni pena ni gloria. La intensidad del Elche invitaba a que los blanquivioletas intentaran esconder el balón, o al menos transitar, y no pudo hacer ni una cosa ni la otra. Fue de los titulares que menos intervino.

Larin: En la primera que cazó intentó meter el pie para la cuchara, pero se equivocó. No lo hizo en la segunda: iniciada por él en la descarga, puso la bota perfecta para rematar. No pudo controlar un buen balón de Plata cerca del descanso. Incansable en la presión, en las disputas... y en los oídos del colegiado.

También jugaron en el conjunto de Pacheta:

Roque Mesa: Habilitó bien a Machis en largo en la jugada de su lesión. Cometió varias imprecisiones, perdió varios duelos y, para más inri, fue expulsado por una doble amarilla innecesaria.

Javi Sánchez: Mantuvo el tipo todo lo que pudo. En apenas media hora debió convertirse en un escudo antiaéreo hasta sumar ocho despejes. Apurado con balón, como en general el equipo.

Machis: Se durmió en una contra en la que se quedó sin metros para progresar. Desestabilizado por Palacios en la contra en la que acaba lesionado.

Escudero: El disparo de Morente toca en él antes de entrar. Morente fue un puñal por su banda, uno que no pudo frenar.

Kike Pérez: Sumó trabajo y ganancia de duelos, pero con balón apenas pudo intervenir.