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CELTA 2 - BARCELONA 1

Aprobados y suspensos del Celta: Veiga salva a una banda

El canterano y Galán tiraron del carro para evitar la debacle ante un rival que no forzó la máquina en ningún momento. Pese a la victoria, las decisiones de Carvalhal resultaron incomprensibles.

Actualizado a
Los jugadores del Celta celebran el segundo gol ante el Barcelona, durante el partido de Liga en Primera División que Celta de Vigo y FC Barcelona disputan este domingo en el estadio de Balaídos.
Salvador SasEFE

Iván Villar: Valiente. De los pocos que transmitió seguridad en los celestes, sin pensárselo dos veces en las salidas. Clave en la permanencia del Celta.

Mingueza: Frialdad. Jugó muy resguardado como central, pero eligió bien los momentos para ‘salir de la cueva’. Roba el balón en el 1-0.

Unai Núñéz: Salvado por el VAR. La pifia con un despeje difícil de creer en la jugada que acaba con el gol anulado a Kessié, que hubiera sido el 0-1. Ansu Fati le gana la espalda con asombrosa facilidad en el tanto blaugrana.

Carlos Domínguez: Personalidad. Sólo había jugado 16 minutos esta temporada en Primera y se estrenó como titular teniendo que estar pendiente, entre otros, de Lewandowski. No se achicó en ningún momento y, salvo un fallo ante Kessié en el ecuador de la primera parte, estuvo impecable.

Javi Galán: El líder celeste en el tramo final del campeonato. Cuando a la mayoría de sus compañeros les quemaba el balón en la primera parte, el carrilero zurdo se echó el equipo a la espalda con sus arrancadas. Sujetó bien a Rafinha e hizo lo que pudo con Dembélé.

Beltrán: Más descaro ante los micrófonos que en el terreno de juego. Nunca miró hacia adelante con el esférico en los pies. Tampoco inyectó intensidad defensiva al centro del campo.

Óscar Rodríguez: Sólo Carvalhal sabe por qué el talaverano disputó los 90 minutos. Si como mediocentro aportó poco en ataque y en defensa, como segundo punta tras marcharse Veiga pasó totalmente desapercibido. Falló un gol cantado con 0-0. Se va de Vigo sin haberse reencontrado con el golpeo de balón que le hizo llegar a debutar como internacional absoluto.

Carles Pérez: Su individualismo alcanza niveles insospechados en el fútbol profesional. Decidió mal cada vez que se acercó al área, especialmente en un contragolpe con 0-0 en el marcador. Tenía a un compañero a cada lado libre de marca y decidió jugársela con un disparo desde la frontal que no inquietó a Ter Stegen. Eso sí, estuvo aplicado en defensa y actuó más de carrilero que de extremo.

De La Torre: Uno de los centrocampistas más intranscendentes que ha defendido la camiseta de un club centenario como el Celta. No arriesga ni lo más mínimo con el balón. Buscó dos veces portería y uno de sus lanzamientos desde fuera del área se marchó a la grada. Su único destello fue la dejada a Óscar en la ocasión que desperdició el talaverano con todo a favor.

Gabri Veiga: Héroe. Desde que en el minuto 3 puso por primera vez a prueba a Ter Stegen, todo lo que hizo tuvo como objetivo marcar la diferencia. En el primer gol de su doblete demuestra su talento como llegador y en el segundo tanto su intención es centrar. De no haber sido por la inesperada explosión de este talento de 21 años, el primer proyecto de Luís Campos en el Celta probablemente hubiese sumado tantos puntos como el Elche.

Seferovic: Acampado en fuera de juego. Los envíos en largo de sus compañeros casi siempre encontraron en posición antirreglamentaria al suizo. Tras el 1-0, en el que le dio el pase a Veiga, tiró de veteranía para perder todo el tiempo que pudo.

Kevin (por Mingueza): Cambio para amarrar el resultado. Se incrustó en la defensa como tercer central. No pasó apuros.

Tapia (por De la Torre): El más despierto de todos los celestes. Sorprendente e inexplicable suplente, presionó con la energía que le faltó a los centrocampistas titulares. En los últimos minutos se centró en no dejar jugar (tirándose al suelo, cometiendo faltas…), que era lo que tocaba.

Cervi (por Veiga): Muchas ganas y poco acierto. Por lo menos, y al igual que Tapia, el argentino mordió y consiguió interrumpir el partido en más de una acción.

Iago Aspas (por Seferovic): La gestión que se ha realizado de su lumbalgia en las últimas semanas resulta difícil de comprender. Intentó incomodar en lo que pudo. No dispuso de ninguna situación para hacer magia.