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CELTA 0 - MALLORCA 1

Aprobados y suspensos del Celta: Ristic, un debut convincente y cruel

El lateral serbio habilitó la posición de Muriqi en el único gol del partido después de haber jugado a buen nivel, al igual que la mayoría de sus compañeros

Once inicial del Celta en el partido contra el Mallorca correspondiente a la quinta jornada de la Liga.
Lalo R. Villar

Iván Villar: Casi un espectador en Balaídos. Respondió con firmeza al único remate parable del Mallorca entre los tres palos, un latigazo de Samu Costa desde fuera del área. En el tanto de Muriqi no tiene ningún margen de reacción.

Mingueza: Menos protagonista que en las anteriores jornadas. El Celta atacó casi siempre por la banda contraria, por la izquierda. Acertado en los pases interiores. Lato lo sorprendió en la única oportunidad visitante en el primer tiempo. En los últimos minutos mostró una mezcla de cansancio y desesperación.

Unai Núñez: Debe ofrecer algo más con el balón en los pies. Encuentro bastante plácido en defensa porque de Muriqi se encargó casi siempre Starfelt. Realizó una peinada perfecta en la última gran ocasión local en el encuentro y le faltó algo de veneno en un cabezazo que atajó Rajkovic. Su peligro en el balón parado ofensivo se ha disparo desde la llegada de Benítez.

Starfelt: Lo borda. Le ganó todos los duelos a una bestia como Muriqi, que aprovechó no estar bajo la marca del sueco en la acción del gol. Estrelló en el palo un testerazo de manual.

Carlos Domínguez: Sale en la foto del tanto balear al no poder evitar el remate de Muriqi. El resto del encuentro estuvo impecable. Dejó varios envíos en largo muy preciso e incluso se animó a una salida en conducción sorteando rivales con clase.

Ristic: Lunar cruel. Rompe el fuera de juego habilitando a Muriqi en el gol. Al margen de esa acción firmó un debut convincente. Correcto en defensa y animado en ataque.

Beltrán: Con escaso peso en el juego, pudo marcar el gol de su carrera. Rajkovic hizo un paradón para despejar un obús del pivote. Volvió a sorprender en ataque poco después ganando la línea de fondo. El partido tuvo poca historia en la medular.

De la Torre: Desapercibido. Sólo llamó la atención por la máscara que lució para proteger su maltrecha nariz. No era un duelo para centrocampistas de su perfil.

Bamba: El mejor de los dos equipos. Todo lo hizo con sentido y con peligro. El gol fantasma que le anularon por milímetros hubiese hecho justicia a su actuación. Esa jugada nace de una recuperación del costamarfileño. El cara a cara con Maffeo lo dominó a su antojo.

Larsen: Incómodo en la banda. Entró muy poco en juego. De su actuación se rescata una dejada a Iago Aspas y la principal ocasión del Celta en la primera parte, que se la fabricó el noruego utilizando a la perfección su envergadura para girarse y rematar cruzado. Reaccionó contrariado al ver que era el primer jugador reemplazado del partido.

Iago Aspas: Lo intenta de todas las formas posibles, pero el fin de su sequía realizadora se le resiste. Gozó de dos oportunidades, un remate acrobático y un balón que golpeó con la espinillera en una posición que hace unos meses habría sido sinónimo de gol. Tan activo en ataque como de costumbre, se asoció con Bamba en el tanto fantasma y le metió un servicio de lujo a Douvikas en profundidad. Sacó sobre la línea un cabezazo del Mallorca en el primer tiempo.

Douvikas (por Larsen): En su estreno en Balaídos dispuso de dos opciones clarísimas para marcar. En la primera se topó con una gran salida de Rajkovic y en la segunda Maffeo impide in extremis que empuje el balón a menos de un metro de la portería. Jugó como falso extremo derecho, al igual que Larsen. Algo contemplativo en el gol del Mallorca, permitiendo el centro.

Sotelo (por De La Torre): No le dio tiempo a coger la batuta en el centro del campo. Demostró su feeling con Aspas en una conexión dentro del área.

Tapia (por Beltrán): Cambio para buscar el empate a la desesperada en el descuento. Movió el balón con criterio.

Miguel Rodríguez (por Domínguez): Siempre aporta energía aunque su rol de revulsivo exprés, entrando para jugar el tiempo añadido, sea una quimera.