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CÁDIZ 2 - CELTA 2

Aprobados y suspensos del Celta: la situación es insostenible

El Celta volvió a perder puntos en el descuento. Los de Benítez se dejaron remontar un 0-2 y se meten en un buen lío. Guaita y Aspas, los únicos inspirados.

Renato Tapia recibe la tarjeta amarilla en presencia de varios compañeros.
ALVARO RIVERODIARIO AS

Guaita: Los milagros tienen un límite. El portero estuvo inmenso para sostener a su equipo hasta el final. En la primera parte sacó dos buenas manos ante Alcaraz y en el minuto 98 realiza una prodigiosa parada que impide el empate. En la siguiente acción ya no pudo hacer nada frente al obús de Machis.

Manquillo: Se limitó a defender, casi no se prodigó nada en ataque. Sufrió para mantenerse firme y fue amonestado antes del descanso después de una clara falta tras verse superado. Pese a ello, Benítez le mantuvo en el campo hasta el minuto 75, cuando ya estaba extasiado.

Starfelt: Sobrio durante todo el partido. Tuvo una intervención de valor gol en la segunda parte, al bloquear in extremis un remate de Alcaraz en boca de gol. No se complicó la vida a la hora de sacar el balón jugado desde atrás.

Unai Núñez: Luces y sombras. Estaba realizando un buen partido, con numerosas intercepciones, pero aparece en primer plano en la foto del gol de Juanmi. Incomprensiblemente, el central deja suelto al delantero cadista, que aprovecha la ventaja para batir a Guaita a placer.

Manu Sánchez: Seguro en defensa y preciso en ataque. Apenas sufrió para mantener a raya a Sobrino y colabora en las acciones de los dos tantos celestes. El madrileño inicia la acción del primer gol con un rápido toque hacia De la Torre y es el autor de la asistencia a Swedberg en el segundo tanto.

Allende: Detalles sin continuidad. El argentino sigue en proceso de adaptación, pero deja detalles para un futuro más optimista. Ganó una buena carrera por la derecha, metió un par de pases con intención y probó suerte con un disparo lejano que se marchó por poco. Debe intervenir con mayor asiduidad.

Tapia: El halago debilita. Después de ser elegido mejor jugador celeste en diciembre y enero, el peruano jugó con demasiada suficiencia, sin la tensión que le caracteriza. Perdió duelos que no debía perder, falló entregas fáciles, vio la amarilla por una dura entrada y, para colmo, acabó lesionado.

Beltrán: Personalidad para rehacerse del error cometido ante el Barcelona. Corrió como siempre y no asumió riesgos innecesarios. Acudió a todas las ayudas, resultando ganador en la mayoría de las disputas.

De la Torre: Sumó una nueva asistencia, aunque Larsen tiene mucho mérito por dejar pasar el balón. Estuvo desafortunado en alguna contra clara y, sobre todo, desperdició un regalo del Cádiz para sentenciar el partido. Pudo controlar o disparar de primeras dentro del área, pero no hizo ni lo uno ni lo otro.

Aspas: La magia no tiene fin. El moañés se sacó de la chistera el primer tanto y arrancó la jugada del segundo tanto. En los últimos minutos se metió en todas las guerras y tuvo que soportar los improperios de la grada.

Larsen: Su mejor acción fue no tocar el balón. Se abrió de piernas para dejar correr el balón y que Aspas inaugurara el marcador. A partir de ahí, estuvo desaparecido.

Swedberg (entró por Allende): Apenas llevaba unos segundos en el terreno de juego y ya estaba celebrando su tercer gol de la temporada. Tiene duende. Tras el tanto, todo fueron infortunios. Se llevó un pelotazo de Alcaraz, luego un pisotón... Y acabó siendo sustituido.

Jailson (entró por Tapia): Sin pena ni gloria. Debía contener al equipo en la última media hora con dos goles de ventaja, pero la orden de meterse atrás le perjudicó. No tuvo terreno para conquistar campo, demasiado incrustado en la zona cercana a la propia portería.

Mingueza (entró por Manquillo): Totalmente desconectado. En la acción previa al gol que salva Guaita milagrosamente, se dedica a mirar al delantero rival, en lugar de acecharle para dificultarle el remate.

Douvikas (entró por Larsen): El delantero entró con la única misión de defender. Apenas entró en contacto con el balón.

Carlos Domínguez (entró por Swedberg): El central vigués estuvo contundente en el juego aéreo durante los minutos finales, cuando el Cádiz se dedicó a colgar balones al área celeste

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