Aprobados y suspensos del Celta: Iván Villar, ‘El Santo’ celeste
El portero que está jugando por la lesión de Marchesín evitó la derrota viguesa con un paradón en el 88′. Aidoo se multiplicó en el tramo final. Veiga desperdició la mejor ocasión céltica.
Iván Villar: Es ‘El Santo’ celeste. Desde que se lesionó Marchesín ha firmado intervenciones de mérito en todos los partidos y esta vez salvó a los suyos en dos ocasiones. Primero, en el minuto 8 desviando un remate cruzado de Budimir y, sobre todo, reaccionando al cabezazo a bocajarro de Pablo Ibáñez en el 88′, cuando El Sadar ya se disponía a cantar el gol de la victoria. Una parada ‘casillesca’.
Hugo Mallo: Salió vivo de una encerrona. Abde está muy en forma y desde el principio quedó de manifiesto que iba a irse del marinense cada vez que lo encarara. La solución pasó por modificar ligeramente la posición del capitán céltico, situándose casi como un tercer central, y así pudo campear el temporal a base de contundencia. Vio la quinta amarilla de manera un tanto absurda en el descuento y no estará él sábado ante el Rayo Vallecano. Hizo historia en este encuentro al convertirse en el primer jugador de la historia del Celta que alcanza los 300 partidos en Primera División.
Aidoo: El mejor del Celta. No hay delantero que se le resista en el cuerpo a cuerpo. En Pamplona anuló a Budimir, al Chimy Ávila y a Kike García. Se hartó a despejar balones en el tramo final.
Unai Núñez: Por algo está en la prelista de Luis de la Fuente. En un escenario de la de máxima exigencia para un central, sólo titubeó en la oportunidad que tuvo Budimir en el arranque del encuentro. Bloqueó dos peligrosos remates de Osasuna que iban a portería.
Javi Galán: Derrocha confianza. Aunque al principio dio la sensación de que iba a sufrir en los balones aéreos, acabó decantando a su favor el duelo con su excompañero Chimy. Además de defender bien, fue el céltico más peligroso en ataque con sus arrancadas. No pudo subir la banda en exceso, pero cuando lo hizo demostró que en estos momentos ‘va en moto’.
De La Torre: No era un partido para el estadounidense. Tiene como principal virtud el manejo del balón y el Celta casi no lo olió durante la primera hora. Remató con poca fe en el único acercamiento celeste al área rival antes del descanso. Se cargó con una tarjeta en el minuto 12 y Carvalhal lo retiró en la primera ventana de cambios.
Beltrán: En su salsa. Con su equipo centrado en defender, se puso las botas a achicar balones. Sigue sorprendiendo que se encargue de sacar los corners.
Gabri Veiga: Terrenal. Únicamente dejó un par de destellos de su capacidad de desequilibrio. En una aparición desde segunda línea marca de la casa, desperdició con todo a favor la mejor ocasión del Celta.
Carles Pérez: Más lateral que extremo. Se centró en ayudar a Mallo con Abde. La única vez que pudo soltarse en ataque se llenó de balón.
Larsen: Desapercibido. Sus compañeros sólo lo buscaron con pelotazos para sacársela de encima y el noruego ganó muy pocos balones aéreos. Su inesperada titularidad no la aprovechó.
Iago Aspas: Desactivado por Osasuna. Los rojillos lo asfixiaron cada vez que entró en juego y al moañés no le salió nada. Sin magia, no consiguió ajustar un disparo desde la frontal, una posición en la que habitualmente es temible.
Cervi (por De La Torre): El cambio que mejor funcionó. A diferencia de De La Torre, el escenario que se encontró en El Sadar sí que se adapta a su perfil de jugador batallador. Aportó profundidad y generó la clara ocasión que falló Veiga.
Seferovic (por Larsen): Aportó un poco, no demasiado, más que el noruego. No logró rematar de cabeza un buen centro que le llegó desde la izquierda. Se apagó con el paso de los minutos.
Óscar Rodríguez (por Veiga): No le tomó el pulso al partido. Saltó al terreno de juego justo a continuación de que Osasuna realizara una doble sustitución y, desde ahí hasta el final, los rojillos dominaron por completo.
Solari (por Carles Pérez): Entró con Óscar y le pasó lo mismo que al talaverano. Su banda la dominó Kike Barja, que había ingresado un minuto antes que el argentino, y estuvo impreciso las escasas veces que tocó el balón.
Swedberg (por Aspas): Carvalhal lo metió en el descuento. Sin tiempo.