Aprobados y suspensos del Celta: el Ajax de Giráldez
Liderados por el eterno Aspas, y con Mingueza como socio principal del moañés, los celestes firman una nueva remontada a través de un fútbol atractivo y con seis canteranos en el once.
Iván Villar: Poca seguridad. Diego López cabeceó desde muy cerca en el gol del Valencia, pero el guardameta del Celta ni mucho menos exhibió reflejos. El gol visitante no le pasó factura y a continuación evitó el 0-2 en un trallazo a quemarropa de Thierry. Fue su única intervención destacada. Dio varios sustos a la grada, sobre todo en una salida a destiempo en la que sus compañeros reaccionaron a tiempo una vez que el portero de Aldán estaba batido.
Javi Rodríguez: Se marchó ovacionado en su estreno como titular en Primera. No le quemó el balón en ningún momento y siempre intentó moverlo con criterio. Apenas sufrió en defensa. Ganó un par de balones en el segundo palo en acciones de estrategia ofensiva, coqueteando con el gol en una de ellas.
Jailson: El mariscal con flow. Transmite tal tranquilidad que parece estar jugando un partidillo en la playa con los amigos. Sus fallos normalmente llegan por arriesgar en exceso. Dirigió la zaga como libre hasta que entró Starfelt y pasó al costado diestro de la línea de centrales.
Carlos Domínguez: Recuperó su solidez habitual. Desdibujado en la primera jornada, volvió a ser el central contundente en defensa y solvente con el balón que acostumbra. El único central que repitió en el once de Claudio Giráldez.
Hugo Álvarez: Calidad y versatilidad. Tiene un imán para la pelota y mucha personalidad. Después de casi montar un incendio con un pase horizontal, a renglón seguido no dudó en salir conduciendo ante la presión de un rival en una zona de mucho peligro. En la primera parte ejerció de carrilero diestro, donde Jesús Vázquez lo sorprendió con su velocidad para ganarle la espalda en una de las mejores ocasiones del Valencia, y en el segundo tiempo cubrió con solvencia el costado izquierdo.
Damián: Lo hace fácil. Mueve el esférico con naturalidad y rapidez. Certero en la ejecución del balón parado, colgó la falta lateral que dio lugar al penalti por mano de Hugo Duro. Al igual que contra el Alavés, amonestado por agarrar a un rival en el tramo final para detener una contra.
Beltrán: El gol de su vida. La clavó por la escuadra tras recoger un rechace en la frontal. Su intensidad defensiva en la medular permite al Celta jugar a un ritmo alto.
Mingueza: Tan flojo en defensa como determinante en ataque. Thierry le tiró un caño que hubiese acabado en gol de no intervenir con acierto Iván Villar. Ofensivamente, el socio principal de Aspas. Marcó un tanto de bella factura a pase del moañés y le devolvió el regalo asistiéndole en el 2-1 con un pase en profundidad. Sustituido al descanso porque se mareaba, según explicó Giráldez.
Swedberg: Sinómino de peligro. Rondó el gol en dos oportunidades, en una tras romper la cintura de Mosquera y en otra que hizo volar a Mamardashvili. Exhibe una chispa especial en cada aparición.
Iago Aspas: Con 37 años bailó al Valencia. Más allá de su excepcional pase de gol a Mingueza y de batir a Mamardashvili, movió a su equipo y eliminó rivales con una facilidad pasmosa. Su recital no lo empañó ni romper el fuera de juego en el gol visitante ni desperdiciar un lanzamiento de penalti.
Douvikas: Un killer comprometido. A falta de disponer de ocasiones claras, trabajó a destajo como punta. Su movimiento en el 2-1 genera una autopista para Aspas. Una dura entrada de Thierry en el segundo tiempo, que el árbitro no sancionó, lo mermó hasta ser reemplazado.
Carreira (por Mingueza): Regreso a casa. Volvió a jugar en Balaídos casi cuatro años después y cumplió sin apuros. Desbordó dentro del área del Valencia en su primera intervención, aunque no gozó de demasiado protagonismo en ataque, su punto fuerte, debido a que el Celta se centró en defender durante el tramo final.
Borja Iglesias (por Douvikas): Apenas le llegaron balones en condiciones. Nada más entrar, regaló un sublime pase de tacón a Bamba. Despejó de cabeza varios envíos del Valencia al área céltica.
Bamba (por Swedberg): No le salió nada, ni los pases sencillos. La desesperación por esos fallos le llevó a ver una tarjeta amarilla.
Starfelt (por Javi Rodríguez): El cambio que mejor funcionó. Se multiplicó desbaratando ataques del Valencia.
Pablo Durán (por Aspas): Aportó su potencia física en los últimos minutos como atacante por la derecha.
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