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OSASUNA 3 - CELTA 2

Aprobados y suspensos del Celta: Dr. Mingueza y Mr. Hyde

El catalán celebró la llamada de De la Fuente fabricando el primer gol con una jugada de otro planeta. No le acompañó el resto del equipo, desdibujado desde el inicio.

Iván Villar: Los mayores enemigos llevaban su escudo. Tuvo que desbaratar un sinfín de cesiones que eran puro veneno. Realizó una gran parada en la primera parte para evitar el gol cantado de Rubén García. No pudo hacer nada en ninguno de los tres tantos encajados.

Javi Rodríguez: Fue el único central que tuvo clarividencia para sacar el balón jugado desde atrás, aunque se acabó contagiando de sus compañeros para meterse en algún pequeño lio. Intentó parar la contra de Osasuna que supuso el tercer gol con una falta, pero no dio abasto.

Jailson: Es difícil fallar tanto en la entrega del balón. Fue una máquina de errores en la salida de balón, pero solventó bien la situación con sus acciones defensivas. Poco a poco se fue entonando y acabó el encuentro con más acierto.

Carlos Domínguez: Budimir le amargó la tarde sobremanera. El central vigués no se sintió cómodo en la pugna con el balcánico en ningún momento. Los locales pidieron penalti en una acción suya dentro del área con el delantero rojillo y puso el broche al mal día con un gol en propia puerta.

Mingueza: Está a otro nivel, a nivel de Selección, para ser más concretos. Desde el principio fue el único jugador celeste que siempre encontró la línea de pase adecuada. La acción del primer tanto vigués es descomunal, liquidando a Bretones con un caño y regalándole la gloria a Borja Iglesias.

Beltrán: No supo encontrar su sitio en ningún momento y tampoco se compenetró bien con Ilaix Moriba. Estando los dos sobre el césped, se pierde la figura de ese jugador posicional que da sentido a la circulación. Volvió a probar suerte desde fuera del área con una volea que rechazó la zaga rival.

Ilaix: Totalmente perdido durante la primera parte, se encontró en la segunda parte, coincidiendo con la entrada de Damián Rodríguez al campo. Junto al canterano, tuvo mayor libertad para moverse hacia arriba y no tenía que estar tan pendiente de la posición.

Hugo Álvarez: De menos a más. Empezó el partido tímido, como si estuviera lamentándose del error en La Cerámica. Dudó mucho en defensa en la primera parte, no sabía si saltar a la presión alta o quedarse guardando la posición. Mejoró con el paso de los minutos, siendo de los más incisivos en ataque.

Aspas: El equipo no fue capaz de encontrarlo durante todo el partido y él tampoco fue quien de encontrar los agujeros en la defensa rojilla. Un par de tiros que se marcharon desviados y poco más. Eso sí, no rehuyó nunca el contacto y fue siempre a la batalla.

Borja Iglesias: El gol justifica todo ese trabajo oscuro que realiza a lo largo del partido. Falló un gol a bocajarro tras un genial pase de Mingueza y no llega a despejar en la jugada que supone el primer tanto de Osasuna. Esta noche tendrá pesadillas con Bayomo y Catena.

Swedberg: Parece que ha perdido el duende que tenía. El sueco tuvo un mano a mano con Catena, que era el último hombre, pero perdió la pelea por KO técnico. Nunca consiguió penetrar ni conectar con sus compañeros, por eso Giráldez lo sustituyó al descanso.

Starfelt: El sueco salió en el descanso para otorgar mayor contundencia a la zaga viguesa. Ganó prácticamente todos los duelos que tuvo con los atacantes rojillos. Eso sí, mantuvo el nivel de espesura de sus compañeros en la salida de balón.

Damián: No necesitó hacer un gran partido para dejar en evidencia que ahora mismo es indiscutible en el once de Giráldez. Su entrada al campo dio equilibrio al equipo y sirvió para encontrar al fin un futbolista que hiciera circular el balón con coherencia.

Alfon: Le faltó finura, pero no paró de intentarlo desde que entró al terreno de juego. Realizó dos disparos, uno que desvió Herrera y otro que se fue a las nubes, antes de la acción fortuita con Areso que le supuso la roja directa.

Douvikas: Esta vez no fue capaz de ejercer de revulsivo entrando desde el banquillo. No le llegaron balones en condiciones para intentar el remate en la media hora que estuvo sobre el césped. Tampoco colaboró en las acciones fuera del área.

Sotelo: Ya había runrún porque era el único jugador en plenas condiciones físicas que no había debutado y en el mar de fondo estaba esa renovación que no acaba de llegar. Apenas pudo participar en el cuarto de hora que tuvo, cuando el partido ya se había olvidado de la pizarra.

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