Aprobados y suspensos del Celta: Aspas-Veiga, la conexión del Centenario
Los dos canteranos se asociaron en el gol celeste, con un pase en profundidad del delantero y una portentosa aparición desde segunda línea del mediapunta. Mingueza volvió a ser de los mejores.
Marchesín: Irregular. En la acción previa al empate exhibe reflejos para sacarse de encima un remate de Lamela, pero en el córner posterior da la sensación de que puede hacer algo más para evitar que el cabezazo de Kike Salas acabe entrando en la portería. Con su intervención más destacada evitó el 1-2 en un centrochut de Acuña.
Hugo Mallo: Recuperado. Tras dos meses en el dique seco cumplió en su estreno como carrilero en el sistema 5-3-2 de Carvalhal. Intenso desde el pitido inicial hasta que fue sustituido en el tramo final. Se marchó amonestado por protestar. Aunque se le adelantó Kike Salas en el saque de esquina del gol sevillista, es más acierto del andaluz que despiste del marinense.
Mingueza: Ha encontrado su sitio. Volvió a jugar como central en defensa y lateral en ataque. Sorprendió al Sevilla con sus incorporaciones y movió el balón siempre con inteligencia. Seguro al corte. Tuvo que ser reemplazado por una sobrecarga que, aparentemente, se debió al cansancio.
Aidoo: Poderío. Muy arropado en la línea de tres centrales, impuso su físico en cada duelo. Marcó territorio en un choque de trenes con Acuña.
Unai Núñez: Un portaviones en medio del temporal. Su fiabilidad en el juego aéreo no se resintió por el fuerte viento. Lo pasó peor en los desplazamientos de media-larga distancia que buscó con los pies.
Javi Galán: Comedido. No apareció tanto en ataque como de costumbre y se centró en vigilar las subidas de Jesús Navas, misión que cumplió. Se soltó más en el tramo final, cuando el Sevilla se quedó con uno menos.
Beltrán: De más a menos. Cuajó una buena primera parte, manejando el cuero con dinamismo y criterio. La amonestación que recibió en el minuto 14 no le pasó factura. El descuento del segundo tiempo lo jugó cojeando e incomprensiblemente se encargó de dirigir los ataques en el arreón fina de los célticos pese a estar limitado físicamente.
Gabri Veiga: Lo tiene todo. Calidad en el pase, desequilibrio, llegada y sacrificio. Le hizo un roto al Sevilla con su portentosa irrupción desde segunda línea en el gol, su cuarto tanto esta temporada. Su conexión con Aspas no se limitó a esa jugada e ilusiona al celtismo en el arranque del Centenario.
Cervi: No deja de ir más desde que Carvalhal tomó las riendas del equipo. Va recuperando la confianza con el balón y mantiene su capacidad de trabajo. Carmona solo consiguió pararlo con faltas y debió ser expulsado en el minuto 21 por dos faltas sobre el argentino. El cambio de sistema le favorece.
Iago Aspas: Siempre marca la diferencia. Esta vez se sacó de la chistera el pase medido en profundidad a Veiga en el gol local. Se le marchó alta la única oportunidad clara que tuvo, una definición condicionada por el viento. Provocó la segunda amarilla de Carmona.
Larsen: La asignatura pendiente del gol se le sigue resistiendo. La ocasión que desperdicia en la primera parte lo define como delantero, realiza un control muy complicado y falla en el remate. Tras el descanso perdonó un mano a mano con Bono y el viento jugó en su contra para aprovechar el rechace. Al margen de estar negado de cara a puerta -aún no ha marcado en la Liga-, aporta mucho al juego colectivo con acciones como la descarga que da origen al tanto de Veiga.
Carles Pérez (entró por Larsen): Un cañón. Algo mermado por una molestia muscular no entró en el once, un contratiempo que no le lastró como revulsivo. Muy vertical, se le notó la confianza que le han dado sus últimos goles. Se sacó un latigazo desde la frontal que se marchó cerca del larguero de la portería defendida por Bono.
De la Torre (entró por Cervi): Empieza a ser una alternativa. Carvalhal le concedió media hora para filtrar pases a la espalda de la defensa y que los aprovechara Aspas. A pesar de que el estadounidense no pudo explorar esa vía, no desentonó. Le faltó contundencia en un remate desde la frontal.
Óscar Rodríguez (entró por Veiga): No pudo reivindicarse frente al equipo al que pertenece. Le costó aparecer como interior diestro y su mejor jugada la firmó en un arrancada por la banda izquierda. Sin opción de sacar a relucir su golpeo.
Kevin (entró por Mingueza): Ocupó el puesto de Mingueza y después de la expulsión de Carmona se volcó como lateral. Imprimió demasiada fuerza en sus envíos al área.
Pablo Durán (entró por Mallo): También modificó su demarcación tras quedarse el Sevilla con diez. Empezó como carrilero y acabó de delantero. Solo le dio tiempo a tocar tres balones.