Aprobados y suspensos de un Espanyol que se dejó ir

Joan. Pese a encajar cuatro goles y fallar en el primer tanto madridista, firmó un partidazo. Paró todo lo que pudo y más. El Espanyol no solo aguantó 60 minutos gracias a él, sino que se adelantó gracias a él. Suya fue la asistencia del gol de Jofre. No se le pudo pedir más.

Omar. A ratos de lateral, a ratos de central, jugó a un nivel altísimo en el Bernabéu. La primera parte fue impecable, parando a Mbappé en varias ocasiones. Tuvo más problemas con Rodrygo, algo totalmente comprensible.

Cabrera. Salió retratado en el segundo gol pero para ser justos fue más mérito del pase de Vinicius que de que él perdiera la marca de Rodrygo. En líneas generales jugó un buen partido, sobre todo por alto.

Kumbulla. Encuentro prácticamente impecable del central de la Roma. No vio tarjeta (tenía cuatro) y se hartó de achicar balones. Hoy por hoy fundamental para el equipo.

Carlos Romero. Tuvo partido complicado. Primero porque sufrió mucho con Mbappé, segundo porque el primer gol del Madrid llega por una mala decisión suya: en lugar de despejar o enviar el córner se la acaba regalando a Bellingham. En ataque, sin embargo, sí aportó en las pocas veces que llegó el Espanyol. Un disparo suyo, al inicio de la segunda parte, fue la acción más peligrosa de los pericos hasta el momento. Pero acabó fatal. Con el penalti peor hecho de la historia, con una jugada absurda, ridícula. Agarró a Endrik hasta dentro del área cuando pudo soltarlo o tumbarlo antes. Sin sentido.

Tejero. Se situó muy arriba cuando el Espanyol sacó el balón desde la portería. Jugó como doble lateral por la derecha para tratar de contener a Mbappé y Vinicius. En ataque muy poquito, pese a que sirvió todos los balones parados.

Pol Lozano. Vio una amarilla antes del minuto diez, pero no jugó condicionado por ello. Empezó con ciertas dudas, pero fue creciendo con el partido. Cuando el equipo consiguió salir de la cueva fue clave en la transición. Claramente de menos a más, firmó un buen partido.

Kral. El Real Madrid tocó por dentro demasiado fácil, y en eso tuvo algo de culpa. Ligeramente por debajo de su nivel en las últimas jornadas, evidentemente el Bernabéu no era precisamente un estadio en el que lucirse fácilmente. Mejoró con los minutos, pero abarcó demasiado campo y llegó tarde en más de una ocasión. Acabó agotado.

Jofre. Impreciso al inicio, no encontró su sitio jugando de interior. En la segunda parte, en cambio, fue diferencial. Marcó el primer gol tras un desmarque y una conducción excelentes (y con la ayuda de Curtois) y aún tuvo opción de marcar un segundo gol. Otro de los jugadores del Espanyol que firmaron un buen encuentro.

Puado. El mejor de los de arriba. De largo. No tuvo ni una sola ocasión de gol, ni siquiera remota, pero trabajó durante 80 minutos como el que más. Algún buen control, algún buen pase, pero seguramente le faltó profundidad. Nada que reprocharle.

Cheddira. Buenos minutos al inicio, pero desapareció después. La idea era buscarle en largo pero el Espanyol no tuvo ni las opciones ni la precisión para hacerle llegar balones en condiciones. Las pocas que le llegaron tampoco las controló. Fue sustituido al descanso.

Véliz. Muy poco del argentino. Cierto es que no le llegaron balones, pero los que le llegaron (excepto uno) los perdió. Jugó básicamente a presionar a los centrales blancos.

Gragera. Entró por Pol Lozano para protegerse un poco más tras la entrada de Vinicius y la versión más ofensiva del Real Madrid. Hizo relativamente bien su trabajo.

Cardona. Sin incidencia ninguna en el juego. Ni para bien ni para mal.

Aguado. Entró y en dos minutos se cargó el partido perdiendo un balón que originó el 3-1. Calamitoso.

Pere Milla. Jugó de delantero junto a Véliz. Sin incidencia.

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