Aprobados y suspensos del Sevilla: Rekik en plan salvador
Notable estreno de Nianzou en el Sevilla, que se atraganta con la ansiedad y su nula puntería
La traviata de Asenjo la celebró Rekik, que evitó un sonrojo mayor. El Sevilla, con muchos fuegos artificiales y escasa pólvora, se desmoronó ante un recién ascendido. La precipitación engulló al equipo de Lopetegui en la reanudación. El gol se vende carísimo. Es como cazar un mirlo. Una buena artillería taparía otras carencias. Un punto de seis posibles ante dos rivales normalitos enciende las alarmas muy pronto en Nervión.
Bono: Providencial en el mano a mano con Sergi Guardiola antes del intermedio. El marroquí acabó otra vez ronco. Mala señal.
Montiel: Agresivo, profundo, pero le falta calidad para hacer más daño con sus innumerables centros.
Nianzou: Dos entrenamientos y a jugar. Debe ser el alumno aventajado que necesita pocas clases. Se anticipa y tiene maneras de veterano. Poderoso en el juego aéreo. Un milagro y el contacto leve al balón previamente le perdonaron ese pecado de juventud con el penalti.
Rekik: Un secundario de lujo. El gol le da más brillo a su partido.
Acuña: Está desconocido. Ha perdido la brújula para llegar a la línea de fondo. Tribunero. Roja por su feo comportamiento en la tangana que prendió Ocampos en un momento crítico del partido.
Óliver Torres: Extrañan esas apariciones y ostracismos durante la temporada y hasta en un mismo partido. Dinámico, bregador y sabe jugarla, pero se hace transparente. Le falta creerse que debe heredar ya galones.
Fernando: Un seguro. El socavón de la medular le obliga a sofocar más fuegos. Y cuando se incrustó con los centrales los pucelanos llegaban en manifestación a los dominios de Bono. Así fue el gol visitante.
Jordán: Arrancó con ganas de agradar, pero se fue diluyendo con un ritmo desesperante. Era cambio obligado.
Lamela: Incansable, se hartó de recuperar balones. Inicia con voracidad las contras, pero le falta rematar la faena. Va para torero de tronío, pero no acierta en la suerte suprema. Tuvo una al palo.
Rafa Mir: Una tuvo para abrir el marcador y disparó al muñeco.
Papu Gómez: Un genio encerrado en una banda. Es solidario en la presión, pero luce poco y se atasca en la cuesta final de los partidos.
CAMBIOS
En-Nesyri: No es que esté peleado con el gol, porque no olió una arriba, es que anda a la gresca con el balón. Sus controles dañan la vista.
Ocampos: Una sombra del virtuoso extremo cuyo frenesí entusiasmaba.
Isco: La ovación de la noche fue para el malagueño, porque el Sánchez-Pizjuán necesita agarrarse a una ilusión. Está muy lejos de su mejor nivel físico, lógico. No se esconde y siempre busca la pelota. Estreno precipitado.
Rakitic: Sin hacer nada del otro mundo, al menos, entendió que la pifia de Asenjo y sus centrales invitaba a lanzar misiles en el eje de esa zaga sospechosa y vulgar del Valladolid.
Álex Telles: Pasado de revoluciones. Su excelsa rosca se perdía en el costado contrario. Le faltó temple para hacer más daño.