Antidepresivo Luis García
El nuevo entrenador del Espanyol se reencuentra en su debut con Valverde, el líder en la UEFA-07 y ambos con puerta en Cornellà. La permanencia, contra el duelo del Athletic por la Copa.
“Ojalá nos den por muertos, porque cuando das por muerto al león, te muerde y gana la batalla”. El silogismo lo pronunció hace casi tres lustros, el 28 de marzo de 2009, un futbolista del Espanyol que se rebelaba contra el destino, con su equipo a ocho puntos de la permanencia a falta de diez jornadas. Y los pericos ganaron increíblemente la batalla. Ahora, aquel jugador llamado Luis García debuta al frente del Espanyol como entrenador, en aprietos de nuevo por la salvación por bien que no tan severos, y precisamente ante otros leones y frente al técnico con el que vivió algunos de los días más gloriosos de su carrera.
Porque el Luis García contra Valverde que depara el Sábado Santo en Cornellà desprende aroma de hazañas europeas, de lágrimas y de honor, todo lo que comprendió la Copa UEFA 2006-07, de la que juntos fueron subcampeones. También rezuma la fragancia de las leyendas, pues se miden dos propietarios de una puerta en el estadio blanquiazul, la 44 para el nuevo entrenador perico y la 89 con el nombre del ‘Txingurri’, buen día para presentar una fenomenal entrada. Y, en términos más prosaicos, el Espanyol-Athletic Club huele a orgullo herido.
Ni que decir tiene que ha recuperado la ilusión el espanyolismo esta semana, justo en paralelo a su caída a los puestos de descenso, que para eso es el club de lo ilógico. Lo ha conseguido Luis García, sustituto de un Diego Martínez que acumulaba cuatro derrotas y que no acabó de calar, aunque se despidió con nobleza. Ahora ese resurgir debe traducirse en el campo, y apuesta el asturiano por el juego interior de los Darder, Melamed o Puado, tiene la pólvora de los 21 goles de Joselu y Braithwaite, pero deberá empezar por frenar la sangría defensiva. Y ahí cae Sergi Gómez por sanción, no recupera a Brian Oliván, pero sí a Cabrera.
Mucho más leve en realidad, aunque más rotundo, ha sido el revés para un Athletic que si en Liga pelea aún por meterse en Europa, el martes se quedaba a las puertas de otra final en su competición fetiche, la Copa del Rey. Un golpe que deberán asimilar los leones, empezando por un Nico Williams que hasta ha tenido que borrarse las redes sociales y siguiendo por el resto de la plantilla, entre el cansancio y el desánimo, tras culminar su enésimo partido con una flagrante falsa de efectividad. Lo contrario que el Espanyol.
Al margen del desgaste anímico que ha tenido esta travesía por el torneo copero, hay una clara factura física. De Marcos, Yuri o Iñaki Williams llevan mucha tralla en las piernas. El primero no tiene recambio, por la lesión de Lekue y porque Capa no cuenta, así que es difícil que descanse. Balenziaga opta al carril zurdo. Y Berenguer, más fresco tras salir de suplente el martes, será el extremo izquierdo. Es duda Yeray, sustitudo en la Copa con molestias, y Unai Simón tiene todas las opciones de volver a la portería tras la larga lesión, siempre que Valverde no lo considere precipitado, en su enésimo retorno al RCDE Stadium, esta vez ante Luis García y a las puertas (además de las suyas propias) del domingo de Resurrección. La que necesitan pericos y leones.
