Antes de Mbappé... poner fin a la sequía
Con la visita al PSG en el horizonte inmediato, la Real está obligada a ganar en casa, ya que no lo hace en Liga desde el 26 de noviembre. No es el único atasco: Osasuna no asalta Donostia desde 2005. Oyazarbal, baja.
La preocupante sequía que sufren desde hace tiempo en Cataluña se ha debido trasladar al Reale Arena. Y particularmente la sufren dos equipos. Uno el que habitualmente juega en ese escenario, el de casa. Y otro el que visita en esa ocasión el estadio donostiarra, un Osasuna que puede estar planteando a LaLiga que borre de su calendario el desplazamiento a la capital guipuzcoana (sigue el partido en directo en AS.com). Son dos sequías acuciantes, y a cada cual más preocupante. Porque de no ponerle solución y regar su campo de puntos con una victoria, pueden empezar a ponerse en riesgo sus objetivos ligueros de la temporada. Los rojillos llegan tranquilos en la tabla pero enfadados por su última dolorosa derrota en casa y negados como visitantes; los donostiarras reñidos con el gol. ¡Ay las sequías! ¡qué malas son!
Pero ¿a quién le importa la Liga cuando estás a las puertas de un histórico y atractivo viaje a París en la Champions League?, seguro que se preguntan no pocos aficionados txuri-urdin. Puede que no les falte un poco de razón, pero si se quiere repetir en el futuro, más le vale a los de Imanol Alguacil espabilar. Porque no ganan un partido en la competición doméstica desde el 26 de noviembre, cuando se impusieron al Sevilla, por la mínima, por supuesto. Desde entonces, empate contra el Betis y el Alavés. Y ya, también porque es que los donostiarras en los dos últimos meses casi ni han pasado por casa, se pasan todo el día de viaje y casi se les va a olvidar jugar delante de su afición. Son los caprichos y los rigores de un calendario que sufre, pero que está sacando adelante.
Porque en este tiempo de sequía casera en Liga, logró el primer puesto de grupo en Champions y la clasificación para semifinales de Copa. Todo no se le puede pedir a una Real mermada físicamente y golpeada injustamente por las lesiones. Bastante están haciendo. Pero como la realidad es tozuda, más le vale volver a ganar, o su posición de privilegio europeo en la Liga corre serio peligro. El último triunfo liguero se remonta al 9 de diciembre en La Cerámica. Demasiado tiempo. Desde entonces, ha jugado doce partidos logrando siete empates, cuatro victorias y una derrota. No pierde, pero le cuesta ganar. Y sus tres últimos encuentros han acabado sin goles. Es decir le cuesta ver puerta. Pero por muy tocada que pueda estar, y por mucha tentación que suponga mirar a París… conviene no despistarse con Mbappé y centrarse en acabar con su sequía liguera.
Para ello, Imanol deberá rotar el equipo, aunque la incógnita es cuanto para que no parezca que mira más al PSG que a Osasuna. Es un buen rompecabezas. Pero como no introduzca cambios, la Real se va a romper. Porque el calendario que tiene es criminal y no puede jugar siempre con los mismos, por muy buenos que sean. Oyarzabal sigue con molestias en la rodilla y se pierde el segundo partido consecutivo, a la espera de poder estar en Champions. El parte de bajas es dramático. Hay otras seis: Odriozola, Muñoz, Elustondo, Carlos Fernández, Becker y Tierney. Este último está cerca de volver. Puede ser el turno para que los Pacheco, Aramburu, Turrientes, González de Zárate, André Silva, Zakharyan y compañía demuestren su potencial, que es mucho.
Y luego está la sequía de Osasuna en Donostia. Acumula tres partidos ligueros sin conocer la victoria y no gana en Anoeta desde 2005. Han pasado 18 años. Hay niños rojillos que han alcanzado la mayoría de edad sin ver ganar a su equipo en casa de la Real. Se dice pronto. La última fue un 5 de noviembre de 2005. Fíjense que marcó hasta Raúl García, que todavía vestía de rojo. Ha llovido mucho desde entonces, y los de Jagoba Arrasate se preguntan hasta cuándo. Aunque el estadio provoca sudores, quizá éste sea el mejor momento para poner fin a esa negación histórica, con la Real un poco despistada con su viaje a París, pensarán en Pamplona. A algo deben agarrarse, porque fuera de El Sadar también sufren su particular sequía esta temporada: no ganan en un desplazamiento desde el 1 de octubre.
Fue en Vitoria, otro campo vasco, y puede que eso sea una señal. A las ganas de romper con esta especie de maleficio, se suman las de tomarse su particular revancha, ya que hace sólo unas semanas, los de Imanol eliminaban a los de Arrasate en octavos de Copa del Rey. Pasado el huracán Chimy Ávila, Arrasate ya sabe cuáles son sus guerreros, entre los que recupera a Unai García y pierde a Arnaiz, que deja a Budimir y Raúl como únicos puntas. Entre sequías anda el juego en el Reale Arena. París asoma en el horizonte, pero Osasuna devuelve a cualquiera a la dura realidad. La batalla de la sequía antes del asalto a la casa de Mbappé. Cuestión de prioridades.