Anoeta vive el infierno y el cielo en el mismo partido
La Real Sociedad y el Espanyol empataron a dos en un encuentro que tuvo dos partes muy distintas. Pere Milla, Puado, Barrene y Oskarsson, los goleadores.

El ansiado regreso a casa se hizo realidad. Con un estadio de Anoeta que registró una buena entrada (31.616 espectadores), la afición de la Real Sociedad volvió a su santuario para dar el pistoletazo de salida a la nueva temporada. Este público fiel que nunca falla acudió para ser testigo de la primera cita de un proyecto renovado, con Sergio Francisco al mando en el banquillo y con el RCD Espanyol como primer invitado de honor. Era el inicio de una nueva etapa, con jóvenes talentos de la cantera y los nuevos fichajes, Duje Caleta-Car y Gonçalo Guedes, listos para escribir su propia historia. Porque como dice el antiguo proverbio, “el viaje de mil millas comienza con el primer paso”, y en Anoeta, esta noche, la Real Sociedad estaba lista para darlo... y el conjunto periquito para continuar con paso firme su propia aventura.
El reencuentro tuvo de todo, al menos en cuanto a sensaciones. Del desastre del primer tiempo, a la esperanza del segundo. El comienzo fue esperanzador para los guipuzcoanos. La Real salió rápida, vertical y a dominar el balón, pero el ímpetu duró 10 minutos y poco a poco se fue diluyendo como un azucarillo. Apostar por la juventud tiene ese doble riesgo: o te encumbras, o la situación puede superarte, que es lo que ocurrió. El coach Imanol Ibarrondo tiene trabajo ahí; es un mal que arrastra la Real desde hace un año. Cuando las cosas vienen mal dadas, el equipo se viene abajo. Un déjà vu, una sensación de ‘esto ya lo he visto’. Y si a eso se le suma que enfrente había un equipo con las ideas muy claras, que se encontró cómodo sobre el terreno de juego, y que además ha fichado bien -ojo con Dolan-, y con tiempo, poco que hacer. El Espanyol llegó a Anoeta con los deberes hechos y dio una lección; demostró que la victoria de la semana pasada no fue una casualidad.

Un arranque frenético
El partido tuvo un comienzo vibrante. No se había cumplido el minuto 1 cuando Pablo Marín se plantó solo ante Dmitrovic, pillando al Espanyol descolocado, pero al riojano no le salió un buen control y se perdió la opción del uno contra uno. Ambos equipos salieron con mucho ritmo, con una Real que quería llegar rápido a la portería contraria, y un Espanyol también intenso, que apretaba bien por dentro forzando errores en los centrocampistas locales.
Kubo puso a prueba al portero serbio tras un buen servicio de Sucic, pero el primer gol en Anoeta de esta temporada tuvo protagonista visitante tras una contra de manual del Espanyol. Sucic se durmió en la medular, los periquitos robaron el balón y Puado metió un pase al área que Pere Milla mandó al fondo de las mallas de Remiro tras lanzarse en plancha. El Espanyol ya había avisado hace una semana de lo que es capaz, y en los primeros minutos en Anoeta demostraron que son un equipo con las ideas muy claras.
Los de Manolo González estaban mejor situados sobre el terreno de juego y todos los balones en largo de la Real caían en los pies de los catalanes. Barrenetxea cabeceó fuera un esférico puesto por Sergio Gómez, y aunque los de Sergio Francisco le daban buena velocidad a la pelota, el Espanyol estaba muy bien cerrando por dentro y dormía el balón en la medular. Un equipo muy solidario el de Manolo González, que se hizo merecedor del resultado a partir del minuto 20. Un tiro de Edu Expósito desde fuera del área se marchó fuera por poco, mientras que Oyarzabal remató al lateral de la red un centro de Barrenetxea.

Cumplida la media hora de encuentro, Take Kubo reclamó un penalti por derribo en el área, pero ni el colegiado Alejandro Quintero vio nada punible, ni fue avisado por el VAR para que revisara la jugada. Todo lo contrario a lo que sucedió a falta de tres minutos para el descanso. Jon Martín hizo un penalti muy inocente pero claro sobre Roberto, y Remiro se hizo grande para detener el lanzamiento de Puado. Sin embargo, la tarde estaba en contra de los intereses de la Real, y el colegiado mandó repetir el lanzamiento por invasión del área. En esta ocasión, Puado no falló para hacer el 0-2 con el que acabó la primera mitad.
Gorrotxategi cambia la cara al partido
La segunda mitad comenzó con el mismo guion que la primera. La Real se mostraba perdida, como un pollo sin cabeza, sin encontrar la manera de superar la solidez táctica del Espanyol, que estaba muy cómodo con su planteamiento. Los de Manolo González se sentían a gusto y aprovechaban cada ocasión para probar a Remiro. Ante la falta de ideas, en el minuto 55, Sergio Francisco se vio obligado a mover el banquillo en busca de una reacción que no llegaba. Y sus cambios surtieron efecto de inmediato. El equipo, con nuevas piernas, ganó en intensidad y comenzó a empujar con fuerza.

La fe de la afición se encendió en el minuto 60. Una buena jugada por la banda acabó en los pies de Barrenetxea, quien con un disparo ajustado superó la estirada de Dmitrovic para hacer el 1-2. El gol le dio alas a la Real, que de repente se transformó en un equipo totalmente diferente, lleno de energía y convicción. El empate no tardaría en llegar, en el minuto 69. Oyarzabal se inventó un pase magistral que dejó solo a Oskarsson, y el joven delantero no falló. Con un remate certero, batió a Dmitrovic y desató la euforia en Anoeta. La remontada era un hecho y el estadio se convirtió en una olla a presión.
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Manolo González, viendo a su equipo superado, reaccionó de inmediato con tres cambios en el minuto 73, intentando frenar la avalancha local. El Espanyol logró contener el ímpetu de la Real, pero los de casa siguieron generando peligro. Brais Méndez tuvo una oportunidad clara, pero su disparo acabó en córner. Poco después, Barrenetxea lo intentó de nuevo, aunque su remate fue directo a las manos de un seguro Dmitrovic. La Real tuvo ocasiones de sobra para culminar la remontada y llevarse la victoria, pero no fue posible. Al final, el pitido del árbitro selló un reparto de puntos que, a tenor de lo visto en cada una de las dos partes, se puede considerar justo. El Espanyol dominó con claridad la primera mitad, mientras que el control absoluto de la segunda fue para los de Sergio Francisco.

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- 1 Remiro
- 2 Jon Aramburu
- 31 Jon Martín -
- 17 Sergio Gómez (70')
- 5 Zubeldia
- 28 Pablo Marín
- 7 Barrenetxea (79')
- 24 Luka Sucic (55') -
- 14 Take Kubo
- 8 Beñat Turrientes (56')
- 10 Oyarzabal (71')
- Banquillo
- 11 Gonçalo Guedes (79')
- 16 Caleta-Car
- 3 Aihen Muñoz (70')
- 19 Jon Karrikaburu
- 23 Brais (71')
- 6 Elustondo
- 9 Orri Steinn Óskarsson (55')
- 15 Urko Gonzalez
- 13 Unai Marrero
- 21 Arsen Zakharyan
- 18 Hamari Traore
- 4 Jon Gorrotxategi (56')
- 13 Dmitrovic
- 22 Carlos Romero
- 15 Miguel Rubio
- 6 Cabrera
- 23 Omar
- 8 Edu Expósito (80')
- 24 Tyrhys Dolan (85')
- 10 Pol Lozano (69')
- 7 Javi Puado
- 11 Pere Milla (69')
- 9 Roberto Fernández (69')
- Banquillo
- 16 Luca Koleosho
- 20 Antoniu Roca (85')
- 1 Ángel
- 31 Roger Hinojo
- 2 Rubén Sánchez
- 14 Ramón Terrats (69')
- 17 Jofre
- 28 Rafel Bauzà
- 12 José Salinas (80')
- 5 Calero (69')
- 19 Kike García (69')
- 4 Pablo Ramon
Cambios
Orri Óskarsson (55', Luka Sucic), Jon Gorrotxategi (56', Beñat Turrientes), Kike García (69', Roberto Fernández), Fernando Calero (69', Pol Lozano), Ramon Terrats (69', Pere Milla), Aihen Muñoz (70', Sergio Gómez), Brais Méndez (71', Mikel Oyarzabal), Gonçalo Guedes (79', Ander Barrenetxea), José Salinas (80', Edu Expósito), Antoniu Roca (85', Tyrhys Dolan)
Goles
0-1, 9': Pere Milla, 0-2, 45': Javi Puado, 1-2, 60': Barrenetxea, 2-2, 68': Orri Steinn Óskarsson
Tarjetas
Arbitro: Alejandro Quintero González
Arbitro VAR: Jorge Figueroa Vázquez, Mateo Busquets Ferrer
Edu Expósito (43',Amarilla), Jon Gorrotxategi (74',Amarilla), Jon Martín (78',Amarilla), Calero (94',Amarilla)






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