Algo le pasa al Atlético fuera del Metropolitano
El Atlético ofrece dos caras: una en casa y otra como visitante. Lejos de su estadio ha perdido cuatro partidos ligueros de ocho disputados.
El Atlético está ofreciendo dos caras esta temporada, una en el Cívitas Metropolitano y otra lejos de su estadio. El equipo rojiblanco se muestra intratable al calor de su afición. Pero como visitante ofrece otra imagen y es un conjunto muy vulnerable. Y para aspirar seriamente a pelear por el título liguero no puede ser tan flojo a domicilio. El propio Jan Oblak lo comentó tras el encuentro ante el Athletic. El cancerbero llegó a la conclusión de que así, con ese pobre rendimiento fuera de casa, no podrán ganar el campeonato liguero.
Algo le pasa al Atlético fuera del Metropolitano. Los número son muy evidentes y lo dicen todo. Lejos de su estadio ha disputado ocho partidos, con un balance bastante pobre: tres triunfos, un empate y cuatro derrotas, las cuatro que ha cosechado en el torneo liguero. Cayó ante Valencia, Las Palmas, Barcelona y Athletic. Ganó a domicilio a Rayo, Osasuna y Celta. Y empató ante el Betis. Sobre 24 puntos ganó ocho. Marcó 13 goles y encajó ocho: siete de esos tantos a favor los marcó en un mismo partido, frente al Rayo Vallecano. En Europa estuvo algo más acertado. Empató ante Lazio y Celtic y ganó ante el Feyenoord, en un muy buen encuentro de los rojiblancos.
Fuera de casa ha ido de más a menos. Salió derrotado en sus últimas tres visitas. Ante Las Palmas, Barcelona y Athletic únicamente marcó un gol. La derrota ante el Valencia se consideró como un accidente, pero la ahora no sucede lo mismo y la tendencia es negativa cuando el Atlético juega lejos de su propio estadio. En el Cívitas Metropolitano la historia es bien diferente.
El Atlético ha conseguido pleno delante de su afición. Ha ganado ocho partidos de ocho posibles. 24 puntos. 19 goles a favor y ocho en contra. Nadie es más fuerte que el Atlético jugando como local. A eso se agarra el equipo de Simeone, que cierra este año con dos partidos consecutivos en casa, ante Getafe y Sevilla, el partido que tuvo ser aplazado por la lluvia que cayó sobre Madrid.
Simeone no quiso poner excusas al mal partido realizado ante el Athletic, aunque puso de reojo el foco en lo cargado del calendario. En Bilbao sucedió algo parecido a lo que pasó ante el Barcelona: un primer tiempo muy a merced del rival, donde el Atlético pudo salir muy castigado. Y ya por detrás en el marcador el equipo reaccionó: ante el equipo catalán pudo empatar; frente al conjunto vasco tuvo alguna ocasión para reducir distancias. Pero nunca dio la impresión de que el triunfo corriera peligro para el equipo de Valverde. En ninguno de los dos partidos el Atlético se sintió dominador de la situación, en ninguno de los dos encuentros estuvo por encima de su rival. La afición se sintió muy desencantada tras el choque ante el Barcelona al ver que el equipo salió muy timorato al campo.
Simeone y los suyos tendrán que recapacitar y ponerse las pilas, pues a la vuelta de las vacaciones el Atlético tendrá que viajar a Girona, otra prueba de fuego para el equipo madrileño. La idea es clara: si el equipo no mejora su rendimiento y sus prestaciones lejos de su estadio, lo tendrá muy complicado para luchar de verdad por LaLiga.
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