Alexander Medina: la crónica de una muerte anunciada
El técnico llegó con el equipo a tres de la salvación y lo deja a trece, con una plantilla remodelada y los mismos números que su antecesor
Era la crónica de una muerte anunciada. El Granada de Alexander Medina iba a la deriva y necesitaba un último intento de giro de timón. Aunque la salvación se antoja una utopía, la dirección nazarí decidió cambiar al capitán para ver si consigue salvar el barco. Porque el crédito del técnico uruguayo estaba totalmente agotado. Llegó hace catorce partidos y en ese tiempo ha habido poca mejoría, a pesar de su insistencia en que el equipo competía y merecía más.
Ese discurso ha sido uno de sus losas más grandes. Cuando desembarcó en la ciudad de la Alhambra, Medina nunca había entrenado en Europa. Se encontró una plantilla con carencias atrás, su gran talón de Aquiles, pero argumentos a la hora de atacar. Había sumado siete puntos en catorce partidos con el anterior técnico, Paco López, con 19 goles a favor y 33 en contra. Su debut en el Bernabéu se saldó con la lógica derrota, pero la sensación de competir mejor y el empate ante el Athletic generó algo de ilusión que se disparó con la llegada de los nuevos refuerzos y la primera y única victoria de la Era Medina frente al Cádiz.
La revolución invernal trajo diez caras nuevas y salieron ocho futbolistas. Una teórica mejora que se notó sobre todo con la llegada de Batalla o Bruno Méndez, que reforzaron la defensa, y Pellistri para intentar no echar tanto de menos a Bryan. La cosa no mejoró, al contrario. Con el paso de las jornadas, el Granada seguía sin achicar agua atrás (no volvió a dejar su portería a cero) y empeoró notablemente sus prestaciones arriba. De hecho, en los 14 partidos de Medina al mando, se han marcado once goles (ocho menos que con Paco López) y encajado 25 (ocho menos que con el técnico de Silla).
Las últimas derrotas han sido determinantes. La debacle de Vila-real avivó el fuego en la grada que quedó reflejado ante la Real Sociedad, con cánticos por parte de los aficionados que acudieron a Los Cámenes hacia el palco, banquillo y jugadores. La remontada txuri-urdin fue la última baja, porque en Mallorca, una derrota sentenciaba al técnico. Se va con los mismos números que su antecesor, una plantilla remozada para él y dejando al equipo a trece puntos de la salvación, por los tres que lo cogió en noviembre.
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