Alerta cruzados: “Es razonable que exista miedo”
El tiempo medio de recuperación en una lesión de ligamento cruzado está en nueve meses. El calendario, el césped híbrido y las botas, factores de peligro.
Jornada negra en LaLiga por una de las lesiones más temidas. Militao, Ilias Akhomach y Franquesa se rompieron el ligamento cruzado el pasado fin de semana, lo que seguramente les hará despedirse de la temporada. Se trata de un daño en la rodilla que viene asolando a muchos futbolistas. Esta lesión ya la han padecido ocho jugadores desde el inicio del curso (Marc Bernal, Hamari Traoré, Ter Stegen, Carvajal y Correira cayeron antes), e incluso hay algunos que todavía no han logrado recuperarse desde el año pasado, como es el caso de Alaba. Una dolencia que no es cosa única de LaLiga, ya que también hay casos en el resto de Europa, como el de Rodrigo, recientemente galardonado con el Balón de Oro.
“Es razonable que exista miedo. Es una lesión compleja y muy temida en todo el deporte, no solo en el fútbol. También es cierto que ahora se le da mayor visibilidad y se ha mejorado el diagnóstico”, explica Sergio Pardo Carrillo, preparador físico que acompañó a Francisco en equipos como el Rayo Vallecano y el Almería. César Munilla, readaptador de lesiones de ligamento cruzado anterior, opina en el mismo sentido: “Sí es normal que exista miedo. Ahora prácticamente se ve todos los fines de semana una lesión de este tipo. Hay una presión constante para los futbolistas y existe un estrés psicológico. Hay un aumento significativo de esta lesión y las estadísticas lo demuestran”.
Las lágrimas de Rodrygo y Militao
Las causas
Hay mucho debate sobre el detonante de estas lesiones. Lo primero que sale a escena es la saturación del calendario. Aunque, como explica Pardo, no es la principal: “Es una lesión multifactorial. Se habla mucho de la carga de partidos, que es uno de los factores, pero ahora no existe tanta fatiga. No creo que estemos en un momento de la temporada tan avanzado que sea tan determinante esto”. Es cierto que el calendario no es el único motivo, entre los jugadores que están de baja por esta causa no son solo se encuentran internacionales y que han disputado una gran cantidad de minutos (como es el caso de Ter Stegen o Carvajal), también están Franquesa, Ilias o Marc Bernal, que no entrarían en esa categoría. “Además de la carga de los calendarios y el volumen de partidos, también hay que destacar que el fútbol es un deporte que exige una gran cantidad de cambios de dirección, frenadas bruscas y hay contacto. Si la carga física aumenta, el riesgo de lesión también”, expone Munilla.
Y añade: “Hay factores biomecánicos individuales, físicos y contextuales. Influye la superficie y el calzado. Cada vez se intenta afinar más con la indumentaria y que las botas y los tacos sean más ligeros…”. Y ahonda sobre el papel de los terrenos de juego: “Es verdad que los céspedes naturales tienen un coste y los clubes están optando por un sistema híbrido. Probablemente sea uno de los factores de la coctelera y en cada caso el porcentaje de importancia varía. El césped del Bernabéu, que es de última generación, pues seguramente tenga menos culpa que otra superficie. La fibra sintética de muchos campos provoca que los tacos y las tracciones se queden más fijos”. A lo que añade Munilla: “La calidad de los terrenos de juego en Primera suelen ser muy alta, pero afectan más las condiciones de lluvia y sequedad. Además, del equipamiento. Algunos jugadores usan un taco alto, duro y de metal. Cuando se queda atrapado en el césped, hace que la rodilla no pueda girar, lo que provoca una lesión de ligamento cruzado”.
Otro de los debates respecto a este problema está en si afecta más a los jóvenes o a los veteranos: “Nuestra musculatura de cuádriceps, isquiotibial y glúteo tiene que ser muy fuerte para absorber los movimientos que se realizan en el fútbol. Si el jugador es más veterano, su desarrollo muscular es mayor y probablemente es capaz de absorber más esos gestos. El jugador más joven, en cambio, está más en desarrollo muscular y puede correr un mayor riesgo”, detalla Prado.
El regreso
Esta lesión es tan temida por la duración media de baja como por el estado de vuelta a la competición. “El plazo mínimo que se está dando solo por el tiempo biológico de cicatrización del ligamento es de nueve meses. A eso hay que añadirle las otras lesiones asociadas. Lo que podría llevarnos hasta un año”, explica Munilla. Ese es el caso de Alaba, que al tener también afectados los meniscos ha provocado que esté a punto de cumplir un año en la enfermería. “Si adelantásemos mucho los plazos mínimos corremos el riesgo de una recaída. Pero tampoco hay que ceñirse a unos protocolos de qué hacer cada semana. Hay que ver qué jugador se ha roto, si viene de otra lesión, la edad, la estructura que tiene... Hay gente que puede estar dos meses antes y otros deben esperar más”, detalla el que fuera preparador físico del Rayo Vallecano. Que añade: “El trabajo de isquiotibiales y glúteos es fundamental porque estabilizan la rodilla. Si la persona venía haciendo un trabajo muy bueno en esa musculatura, a lo mejor nos encontramos en un escenario positivo, pero si es más débil, necesitará más tiempo para recuperarse”. Los isquiotibiales, para Munilla, son unos de los músculos en los que más atención habrá que prestar: “Son los grandes olvidados, pero los que más importancia deben recibir. Se encarga de ayudar de forma activa al mecanismo del ligamento cruzado anterior. En una recuperación es muy importante trabajarlos. No solo con máquinas y cuerdas, también hay que combinar el tipo de trabajo porque está exigido en una gran cantidad de movimientos y contracciones”. Y pone a Neymar como ejemplo: “Cuando se recuperó de su lesión de cruzado, se lesionó el isquio. Ese riesgo de volver a caer muscularmente existe y hay que darle énfasis durante la recuperación”.
Pero no solo existe ese riesgo, también hay varios casos de que el futbolista recuperado padezca del otro ligamento. Como ha sido el caso de Militao. “Es un tipo de jugador que ejerce mucha fuerza y que cuando entra al terreno de juego no mide en ciertas acciones. Influye ese afán y exigencia, el venir de no jugar y no estar habituado a una situación tan activa de competición. A posteriori, es muy fácil decir que tendría que haber tenido más cuidado, pero si está bien, los datos son buenos y necesitamos al jugador ¿Arriesgamos o no? ¿Lo vamos a controlar y quitar siempre en el minuto 50?”, plantea Pardo sobre estas recaídas.
El cómo se va a volver es una de las grandes incógnitas. “Esa incertidumbre siempre la van a tener los jugadores. No se sabe si va a volver al mismo nivel. En estas lesiones se pierde gran parte de la masa muscular y la fuerza, aunque se puede recuperar. También se pierden los sistemas propioceptivos. Eso va a mermar el rendimiento a largo plazo. Se pierden muchos jugadores por el camino, hay una gran tasa de abandono. Hay muchos que no vuelven a ese nivel top mundial en el que estaban antes”, sentencia Munilla. Sergio Pardo apuesta por ser paciente y constante: “Hay que ser optimistas, con un buen trabajo, el jugador puede volver a competir. La recuperación puede ser más o menos larga, pero hay casos de éxito, de que han vuelto al mismo nivel”.
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