Alberto Moleiro y el apasionante viaje del pibe que no tenía carnet de conducir
Una lesión retrasó más de dos meses su debut en Primera División. Ante Atlético y Osasuna se confirma como una estrella en ciernes de nuestro fútbol.
Entre las poquísimas cosas que se le puedan discutir a Pepe Mel en materia futbolística no entra, desde luego, su apuesta los jugadores de las canteras de los diferentes clubes en los que estado. En su último destino profesional, la Unión Deportiva Las Palmas, permanece un legado que va mucho más allá de darle vida a un equipo que se caía tras el descenso a primera división de 2018. Con él, por ejemplo, asomaron la cabeza por el primer equipo grancanario futbolistas tan distinguidos como Pedri, estrella mundial en el Barça, Kirian Rodríguez, emblema actual del club, o Alberto Moleiro, uno de los futbolistas más esperados de la presente temporada en Primera División.
Los tres tinerfeños, los tres captados por la cantera de Las Palmas. Todos centrocampistas, cada uno a lo suyo, estilos diferentes, y la pelota hablando con y por ellos. Es lo que lleva haciendo unos días, y muy bien, el propio Moleiro, que bien pareciera que llevara por lo menos cuatro años y no apenas cuatro partidos en Primera División. Su entrada en escena, como gran promesa del fútbol español que es, era una de las más esperadas en el presente curso futbolístico. La temporada de Moleiro empezó dos meses más tarde y ahora se han hecho tan imprescindible como el que más en el seno de la Unión Deportiva Las Palmas, tan tranquila como está la entidad grancanaria en estos momentos, con el descenso a partidos luz.
Tan joven era cuando ya pasaba por ser uno más en el primer equipo de Las Palmas que la empinada cuesta que da acceso a la Ciudad Deportiva del club, allí en Barranco Seco, a las afueras de la capital grancanaria, la tenía que subir en el coche de compañeros como Álvaro Jiménez. Tenía 17 años, así que nada de carnet de conducir. Quemando etapas como ahora el asfalto y metros de césped, siempre por delante de lo que su edad marcaba, esclavo como continúa siendo de su pericia con el balón cosido a su pie derecho.
Salto al vacío.
Lo de Moleiro fue un salto al vacío ya desde su primera temporada en el primer equipo de Las Palmas, la 2021-2022, cuando jugó 35 partidos en Segunda División con 17-18 años. Por entonces su nombre ya estaba más que subrayado en los informes de la Dirección Deportiva del Barcelona, tan pendiente de Gran Canaria desde que firmaran a Pedri en el verano de 2019. Así, aquel verano, solo el fair play financiero impidió su mudanza a la Ciudad Condal y no una operación que, como la del propio Pedri, podía dejar hasta 25 millones en las arcas insulares.
La temporada pasada, la de su confirmación a nivel profesional, se la comió con creces. Tanto, que jugó todavía más partidos, 40 en este caso. Solo se perdió dos, entre ellos el último, en el que su equipo confirmó el ascenso contra el Alavés en aquella última jornada liguera. Todos habían salido ganando, tanto Las Palmas como el propio Moleiro. El club grancanario, en lo que respecta al jugador, subía su cláusula de rescisión, por contrato, de 30 a 60 millones de euros. Mientras, el tinerfeño jugaba en Primera División sin necesidad de moverse de casa ni empezar de cero en otro lugar. Y es que, a veces como en este caso, menos es más. Por eso, tiene contrato con la UD hasta 2026.
Y con la garantía de que era indiscutible para García Pimienta, su entrenador. Sin embargo, la mala suerte se cebó con el pibe a las puertas de su debut en la categoría reina del fútbol patrio. Ocurre que, justo una semana antes de comenzar la liga, el 5 de agosto, se lesionó durante el partido amistoso que Las Palmas jugó en Leipzig. Esos problemas musculares, los primeros de cierta intensidad que se le conocían desde que empezó a codearse con los profesionales frenaron en seco una trayectoria que amenazaba con ser imparable.
Lo que en principio iba para un par de semanas se convirtió en más de dos meses y medio de baja. Sus ganas de volver le hicieron recaer. Tocaba frenar. Y mucho trabajo mental para saber cuándo sí y cuándo no. De hecho, no debutó este curso hasta el 22 de octubre, cuando el Rayo Vallecano asaltó el Estadio de Gran Canaria. Su progresión creció de manera fulgurante. Tanto, que ya fue titular contra el Atlético de Madrid, siendo uno de los mejores de Las Palmas pesea la sustitución. Era, además, su gran presentación en sociedad, exhibiéndose como lo hizo ante uno de los mejores de Europa. Ocho días después, en El Sadar, fue el revulsivo perfecto. Entró en la segunda parte y, con un gol de bandera que reflejó tantas de las virtudes de las que puede presumir, adelantó a su equipo. Rompió, además, una infinita racha negado de cara a la portería rival en liga, pues no marcaba en el torneo regular desde el 21 de mayo del año pasado, cuando el Oviedo visitó la Isla. También vio puerta en Copa, contra el Manacor.
En la presente etapa, el apasionante viaje futbolístico de Moleiro no deja de cosechar buenas noticias. De momento, acumula 141 minutos en cuatro partidos, un gol (a Osasuna) y una asistencia (contra el Atlético). Así, el viernes fue convocado por Santi Denia para jugar con la selección sub21. “Creemos mucho en él. Además, Luis de la Fuente también lo conoce perfectamente”, dijo el ex campeón de liga con el Atlético de Madrid. Empezó de copiloto y ahora, en ausencia de Jonathan Viera, se presenta como el futbolista perfecto para coger el testigo del gran capitán de Las Palmas. Otra etapa más de este apasionante viaje con el balón.
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