Al Girona se le atraganta el final de temporada

Con una jornada por jugar el Girona está en disposición de clasificarse para la Conference League la próxima temporada. No depende de sí mismo, debe ganar a Osasuna y que el Athletic no lo haga en el Bernabéu, pero esta hipotética clasificación podría haberse ya materializado. Entendiendo la dificultad de ganar a rivales de la talla del Betis, Villarreal o Real Sociedad, la realidad es que al Girona no se le dan bien los finales de temporada. Especialmente en Primera.

Esta temporada, a falta del partido contra Osasuna, se puede constatar este hecho fácilmente. Tras lograr por primera vez este año tres victorias seguidas en Liga (Real Madrid, Sevilla y Mallorca) el conjunto que dirige Míchel ha sido incapaz de sumar los tres puntos en los cuatro últimos partidos. Dos empates, ante Real Sociedad y Celta, y dos derrotas, contra Villarreal y Betis. Curiosamente, ante estos dos últimos rivales, se cayó en Montilivi.

En el anterior curso en Primera, el del primer y único descenso, el final fue dramático. De hecho, tras un inicio bueno y una mitad de temporada regular, el final fue más que inesperado. De los últimos diez partidos ganaron uno, pero es que lo realmente terrible fue que los otros nueve los perdieron. No lograron ni un empate. Y claro, el 3 de 30 les acabó condenando al descenso.

Pero es que el año del estreno en la categoría, la temporada 17-18, el final también fue malo. Es cierto que tenían la permanencia hecha y que nunca sufrieron, por lo que siempre cabe un punto de relajación, pero los resultados cosechados al final chocan con el buen papel que realizaron durante la temporada. De los últimos diez partidos ganaron dos, aunque aquí sí fueron capaces de empatar al menos dos más.

Coincidencia o no, el Girona tiene en su mano contrarrestar esta tendencia con una victoria en Pamplona. No será el mejor final posible, pero si se meten en Europa sí será el final soñado.