Adiós a Roberto Gil, la imagen del hombre de club
Toda su vida deportiva estuvo vinculada al Valencia: canterano, 300 partidos con el primer equipo, capitán que levantó tres títulos, entrenador, director deportivo…
Acababa de cumplir 84 años, la mayoría de ellos dedicados al Valencia CF. La muerte de Roberto Gil es el adiós a un hombre de club, un persona que hizo de todo de puertas hacia dentro del club. Canterano, profesional, capitán, entrenador, director deportivo… Formó una pareja de época con Paquito, jugó 300 partidos oficiales con el Valencia, levantó una Copa de España y dos Copas de Ferias, estuvo en primera línea en el club en el ascenso de 1986, fichó a Luboslav Penev… Una leyenda blanquinegra en mayúsculas.
Roberto Gil nació el 30 de julio de 1938 en Paterna, aunque comenzó a jugar al fútbol en Ribarroja. Llegó al Mestalla con 18 años y Otto Bumbel le dio la oportunidad con el primer equipo el 11 de junio de 1959. Once temporadas en el Valencia, con su momento de esplendor físico y táctico entre 1964 y 1969. En esa época conquistó tres títulos con el club de Mestalla, del que era su capitán: dos Copas de Ferias y la Copa de Generalísimo de 1967.
“A los tres días de ganar la Copa me dicen en el pueblo: “No te han fusilado de milagro”. “¿Por qué?” “Mira al NODO y verás”. Estaba el Caudillo, a su lado la mujer y Muñoz Grande (capitán general del Ejército). Le doy la mano al General (una mano floja), a la mujer, a mi presidente (Julio de Miguel), me pongo la Copa en el pecho y me giro. En esos 15 segundos estuvo Muñoz Grande con la mano tendida sin que yo me diera cuenta”, recordaba Roberto Gil en una entrevista a Levante-EMV.
Mediocentro defensivo, siempre destacó que su mejor virtud “era la inteligencia” táctica. Un ‘6′ de siempre, un pivote de su generación como lo fue antes Antonio Puchades y después David Albelda. Potencia física y calidad (35 goles). Y nobleza. Solo le expulsaron en una ocasión contra el Real Madrid por dar una patada a Amancio tras recibir un pistón previo de éste que no señaló el árbitro. Se quedó a las puertas de la Selección Española en dos ocasiones y dijo adiós al Valencia la temporada en la que con Di Stéfano se conquistó la Liga de 1971. Colgó las botas en el Calvo Sotelo de Puertollano, aunque no tardó en regresar a su Valencia, tanto como entrenador como director deportivo. Entre sus fichajes, su apuesta por Guus Hiddink para el banquillo che y el descubrimiento para la Liga española de Luboslav Penev.
