A Raba el imprescindible solo le frenan su cuerpo y las lesiones
El cántabro volvió a la titularidad del Leganés más de un mes después para hacer uno de sus mejores partidos de la temporada. Acabó tocado en un problema repetido.
Dani Raba es de esos jugadores insistentes. Cansinamente infatigable en sus obsesiones. Jugar lo máximo en su retorno a Primera, salirse y demostrar que su categoría es ésta y no otra, son varias de esas ofuscaciones que le han llevado a convertirse en un imprescindible en este Leganés que, con él en el campo, juega a otra cosa. Danza a otro deporte.
Lo demostró por enésima vez en Vitoria, ante el Alavés (1-1), en su retorno al césped como titular de un Leganés que lo ha echado de menos durante el tiempo que el ‘10′ se ausentó por lesión. Ante el Celta (27 de octubre), en el resultado más abultado de los pepineros en su vuelta a Primera (3-0) el cántabro se rompió tras una nueva exhibición y necesitó de casi un mes para volver a los terrenos de juego. Ante el Real Madrid (24 de noviembre), en la penútima jornada, compitió durante 30 minutos de fogueo y lamento. Suya fue la falta que provocó el 0-2 merengue en Butarque. Pero no importó. Prueba superada. Estaba listo para volver.
Un mediapunta y medio centro
Ante el Alavés, en el vestuario corría la percepción los días previos de que Raba entraría directo a un once que, efectivamente, comandó desde el inicio con un recital de juego que, ante un rival directo, dejó al Leganés con la miel en los labios. Con él sobre el verde, el Lega supo reponerse al chaparrón inicial de los babazorros para acabar dominando el fin de la primera parte y el inicio de la segunda.
Lo hizo desde una posición llamativa, a medio camino entre la mediapunta y el mediocentro, tal y como desvelan unos mapas de calor que lo colocan más cerca de la zona de creación que de la de finalización. La fórmula funcionó. Y no es la primera vez. Desde que Raba se reivindicase en un ya icónico Trofeo Villa de Leganés ante el Valladolid (3-1, con gol y dos asistencias), ha jugado ejerciendo de enganche entre ambas zonas de influencias para destaparse como un creador de juego excelso, pero también un magnífico dinamizador de ataque.
Partidazo, asistencia… y lesión
En Vitoria duró 77 minutos sobre el verde y aunque su eficacia en pases pereciera escasa (74%) se ocupó de acaudillar el ataque pepinero especialmente con sus regates (le salieron siete de los ocho que intentó) y sus disputas con la zaga rival (ganó 13 de los 20 duelos que tuvo). Un tanto de taconeo zurdo que, curiosamente, cristalizó en gol con la diestra, cuando le puso pausa y clarividencia al contra que lideró Óscar Rodríguez.
Dentro del área, combinando amagos y toques ligeros, la puso con la diestra para que el de Los Navalmorales hiciera el 0-1 y, de paso, se convirtiera en el máximo goleador en la historia del Lega en Primera. Era el tercer pase de gol de Raba en lo que llevamos de curso. En sus últimos cuatro duelos ha regalado tres tantos.
Ocurre que Raba salió del verde tocado (está por ver si tiene lesión seria o solo fue un susto) y, desde entonces, el Leganés se desplomó. No ayudó que el cambio fuera marcadamente defensivo para acabar aculando al equipo hasta el empate local. Sea como fuere, en el verde de Mendizorroza quedó una exhibición (otra más) de un Raba al que solo su propio cuerpo y las lesiones parecen ponerle freno en un rendimiento cada vez más destacado, cada vez más imprescindible.
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