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SEVILLA

250 días sin Monchi

El adiós el 16 de junio de uno de los emblemas del Sevilla abrió una etapa negra en el club en todos los ámbitos. Su defensa a ultranza de Lopetegui inició una honda crisis con la cúpula de Nervión.

Actualizado a
Monchi, en la presentación de Jorge Sampaoli como entrenador del Sevilla en octubre de 2022.
TONI RODRIGUEZDiarioAS

“Monchi se desvincula del Sevilla Fútbol Club. ¡Gracias, León de San Fernando!”. Con este mensaje en las redes sociales anunció el 16 de junio de 2023 el club nervionense la marcha de su director deportivo, un emblema en Nervión, tras vivir una segunda etapa en la entidad después de su paso por la Roma. Han pasado 250 días. Entre lágrimas y visiblemente emocionado se despidió una semana después en una multitudinaria rueda de prensa: “No me quería ir del Sevilla y no me voy por dinero. En el Aston Villa mi sueldo va a ser el mismo que aquí”, dijo entonces. “Es el denominador común de todos los títulos de nuestra entidad en el siglo XXI. Eres historia con mayúsculas del Sevilla”, lo alabó en ese acto José Castro, presidente del club hasta que fue relevado por José María del Nido Carrasco a final de 2023.

Las desavenencias con la cúpula directiva venían de lejos, de un año antes, cuando Monchi defendió la continuidad de Julen Lopetegui para la temporada 2022-23 mientras Castro y Del Nido Carrasco apostaban por un cambio de ciclo en el banquillo. El director deportivo valoraba que el técnico de Asteasu hubiera llevado a los nervionenses al sexto título de la Europa League en 2020 y clasificado por primera vez al equipo para la Champions tres años consecutivos, pero su proyecto, es cierto, se estaba tambaleando. Lopetegui, sin la confianza de los rectores, inició la campaña pero fue destituido a inicios de octubre y aterrizó de nuevo Jorge Sampaoli en el Sánchez-Pizjuán, aunque Monchi se lavó las manos en la decisión. Las relaciones empezaban a resquebrajarse. Luego vino José Luis Mendilibar para sacar del pozo al Sevilla en LaLiga y conseguir la séptima corona de la Europa League con eliminatorias espectaculares con el Manchester United y la Juventus, más el duelo en la final con la Roma culminado con el alegrón en los penaltis.

Pocos días después, Monchi abandonó el barco después de cuatro campañas con dos títulos continentales y seguramente quemado ante tanta exposición pública, lo mismo para no morderse en la lengua en 2020 en el Bernabéu (“si anulan el segundo gol, bajo al campo y saco al equipo”) que para ser protagonista principal en el famoso derbi del palo que golpeó a Jordán en el Villamarín, lo que supuso que el Betis comunicara que no sería bien recibido en el palco heliopolitano.

Monchi ha sido una especie de semidiós para el sevillismo. Un director deportivo con mucho mando en plaza. Se lo ganó desde que empezó a moldear a comienzos de siglo lo que luego fue un Sevilla campeón. Hastiado se marchó a la Roma, de donde no salió bien parado, y regresó en menos de dos temporadas como un héroe. En su reencuentro en Nervión levantó otra copa continental un año después, pero uno de los mejores directores deportivos del mundo empezó a fallar demasiado en los fichajes. A eso se unió el conflicto por defender a Lopetegui.

Muchos opinan que Monchi veía venir la deriva del Sevilla y que por eso hizo el petate a Birmingham, donde junto a Unai Emery ha protagonizado una primera mitad de campaña muy sobresaliente, aunque el inicio de año ha sido más oscuro; aun así, el Aston Villa va cuarto en la Premier, peleando la Champions con el Tottenham, tras Liverpool, Manchester City y Arsenal. Allí firmó un contrato hasta junio de 2026. El Sevilla sin Monchi ha sido un despropósito en estos 250 días: mal en LaLiga, donde con Quique Sánchez Flores comienza a salir a flote, eliminado a las primeras de cambio de la Champions y sin clasificarse para su competición fetiche (Europa League) y caído en los cuartos coperos ante el Atlético, además sufre una honda crisis institucional con la sombra alargada de José María del Nido Benavente asomando cada dos por tres y una ruina económica que obligará a adelgazar los gastos un mínimo de 60 millones. Víctor Orta, el sustituto de Monchi, afirmó a su llegada que suplir al gaditano era como relevar a Michael Jordan en los Bulls. Buena comparación porque el Sevilla ha sido un toro bravo para el madrileño, cuyas arriesgadas decisiones (el fichaje de Diego Alonso, por ejemplo) han sido muy criticadas. Si el Sevilla se salva, necesitará emular a aquel Monchi de principios de siglo, cuando con Roberto Alés de presidente y con cuatro duros moldeó un Sevilla grande.

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