QATAR 2022 (D) | AUSTRALIA - DINAMARCA
Vértigo en las antípodas
Australia depende de sí misma para pasar a octavos de final mientras que a Dinamarca sólo le vale el triunfo. En Dinamarca apunta a volver Kjaer tras sus molestias en la cadera.
Pocos hubieran apostado porque Australia llegara al último partido de la fase de grupos dependiendo de sí misma para lograr, al igual que en 2006, el pase a los octavos de final del Mundial. Pero su victoria ante Túnez permite a los oceánicos plantarse ante Dinamarca sabiendo que la victoria los clasifica y que un empate, muy probablemente también. Un panorama idílico con la salvedad del vértigo que puede provocar a una selección el pasar de no tener nada que perder a tenerlo todo de cara, con la presión que eso implica (sigue el partido en directo en As.com).
Aunque bendita presión deben pensar en Dinamarca. Sus cuentas no pueden ser más claras: ganar y esperar que Túnez no lo haga ante Francia, puesto que en ese caso hay múltiples combinaciones que van desde los goles que se marquen esta tarde, la diferencia con los encajados, los acumulados... O hasta tener que desempatar a través de las tarjetas recibidas y, si así tampoco, teniendo que recurrir a un sorteo.
La falta de pegada ha sido el problema de Dinamarca durante todo el Mundial. Ya se anunció ante Túnez y se confirmó ante Francia, donde el gran juego desplegado en la segunda parte no sirvió más que para quedarse con esa sensación de haber merecido más que sirve de bien poco. Hjulmand le da vueltas a su delantera pero no halla solución, mientras que Australia, si por algo ha destacado, es por un solvente y aplicado sistema defensivo que hoy tiene un examen de altura para volver a hacer historia.
En Dinamarca apunta a volver Kjaer tras sus molestias en la cadera. En Australia, el seleccionador Graham Arnold no parece que esté por la labor de desobedecer el dicho de que lo que funciona no se toca. Y es por ello que lo más probable es que repita el mismo once que ganó a Túnez y que ha provocado el vértigo a las alturas. Un vértigo mejor que el que Dinamarca tiene al desastre.