Un Sané superlativo, al rescate de Flick
La ausencia del extremo del Bayern fue uno de los grandes lamentos de Flick. Por promedio de rendimiento, es el segundo mejor jugador de la Champions. Viene afinando sus capacidades con trabajo extra después de un año de críticas.
Flick rumia varias cosas. Perdió a Timo Werner y a Reus antes de empezar. Pero recibió un golpe muy fuerte en la previa contra Japón. La baja de Leroy Sané lo obligó a repensarse mucho qué once poner contra los asiáticos, pero sobre todo le condenó a perder al que estaba siendo el jugador más en forma del fútbol alemán. El extremo tiene una bagaje importante esta temporada. Suma 10 goles y 5 asistencias en 1169 minutos. En la Champions su rendiento se pone todavía más en valor, atendiendo a los datos de Olocip. Ha sido el jugador de la fase de grupos de la Champions con más de 250 minutos jugados que ha promediado un valor más alto. 1,45 por noventa minutos por 1,2 de Haaland y 0,98 de Salah y Mbappé. Por rendimiento, es su segunda mejor temporada desde que llegó al Bayern.
Prácticamente iguala los registros de la primera. En esta promedia un valor total por noventa minutos de 0,406, mientras que terminó la 2021 con 0,408. La temporada pasada, su nivel había bajado, lo que le costó no pocas críticas. Estuvo en 0,2 por noventa minutos. Le pedían más y lo está dando. Para Flick, tener la posibilidad utilizarle en un partido que va a plantear tantas complicaciones como el de Costa Rica supone una gran noticia. Un jugador con un último pase devastados, con una capacidad de desborde diabólica y con gol. Eso sí, también tiene que querer. Por tramos, se ha mostrado como un jugador algo inconsistente, pero su versión esta temporada ha sido mucho más sólida que en la anterior. Terminó el choque contra España con buenas sensaciones y parece que están ya olvidados esos problemas en la rodilla derecha. Además, aporta también opciones a balón parado con la pierna izquierda, una alternativa a Kimmich.
Para Alemania también es importante en términos de velocidad. A Sané se le viene reclamando protagonismo en los partidos más importantes. Comenzó la temporada en el Bayern como reserva, pero poco a poco fue presentándose como un jugador clave para la ofensiva de Nagelsmann. Le dio un punto al equipo bávaro en la cuarta jornada, con el gol del empate al Gladbach en los minutos finales y, a partir de ahí, ha ido multiplicando su valor. En Alemania se observa que incluso la marcha de Lewandowski, jugando ahora sin un delantero centro puro, ha podido matizar para bien el juego de un Sané cada vez más afilado en los últimos metros y con libertad para buscar también posiciones interiores.
Además, se viene sometiendo durante la temporada a un trabajo extra después de los entrenamientos con el equipo. Por un lado, se ha obsesionado con afinar cada vez más su disparo a portería. Esta temporada, la falta de Lewandowski y la movilidad de Mané, le permiten llegar a mayores posiciones de remate. No quiere desaprovecharlas. Y también, trabaja en afinar aún más su velocidad unida a dotarla de estabilidad en las conducciones. Es un jugador, como se pudo ver contra España, de conducir la pelota pegada al pie, frecuentemente presionado por rivales en carrera que pretenden desequilibrarle. Durante este tiempo ha trabajado en estabilizar y fortalecer su centro de gravedad, para ser capaz de aguantar la presión de los rivales en carrera. Frente a España, se observó varias veces, por ejemplo en la jugada en la que terminó filtrando el pase definitivo a Musiala. Salió airoso de una conducción con disputa y todavía le dio para tener la pausa y la precisión del pase interior a su compañero. A Sané se le ha ido pidiendo más, tanto en ataque como en defensa. Un jugador con un lenguaje corporal que a veces exasperaba a los aficionados alemanes, algo indolente, y al que se le criticaba por ser tibio en los duelos defensivos. Pero esta temporada parece haberse ganado definitivamente a la afición bávara.