QATAR 2022 (FINAL) | ARGENTINA - FRANCIA
Un rayo entre Messi y el cielo
Argentina y Francia se juegan el Mundial. Mbappé busca su segundo título con 23 años. Última opción para el capitán argentino. El virus francés, disipado.
Para los nostálgicos, para los que no, para los Maradonianos, para los fans de Messi, para los de Mbappé, para aquellos que sitúan a Francia como la nueva Alemania, para los que disfrutaron del otro fútbol y ahora disfrutan del nuevo, la final del Mundial, la que mide a Argentina con Francia, es el encuentro entre dos eras, entre dos fenómenos (sigue el partido en directo en AS.com).
Un giro de agujas absoluto, el de la Albiceleste de Messi y su ritmo pausado, y el de Les Bleus de Mbappé y su concepto frenético. El mejor de estos años contra el mejor de los siguientes. El más grande durante décadas contra el más grande que está por venir. Hoy el fútbol abre una puerta o cierra otra. O no. Hoy el fútbol escribe su historia.
La final tiene matices increíbles, aristas por las que disfrutar de un encuentro que va más allá de la lucha por el Mundial. El gran argumento, el hilo que lo sustenta, es si Messi será capaz de conquistar el título que más persigue y ansía. Ya ha dicho que es su último partido mundialista, por lo que se juega todo a una carta. Es hoy o nunca.
El juicio sumarísimo tiene a Maradona de fondo, por supuesto. Las comparaciones entre ambos quedarían zanjadas si Messi iguala aquello por lo que únicamente Diego, que estará alentándole en algún lugar del cielo, se diferencia de él. De 10 a 10. El final de carrera de Messi quedó supeditado a conquistar esto que le trajo a Qatar.
Dos Mundiales ganó Argentina (1978 y 1986) y otros dos Francia (1998 y 2018), por lo que el ganador se distanciará del otro y quedará a continuación de los tres grandes: Brasil (5) e Italia y Alemania (4). Los argentinos perdieron sus últimas finales, la última de ellas, en Brasil 2014, con Messi en sus filas. Los sinsabores de perder esa y otras dos finales de Copa América quedaron mitigados con el título de la Copa América el pasado año, el origen definitivo del cambio.
De los franceses conviene decir que son la selección más fiable en Mundiales en los últimos años. Juegan su cuarta final desde 1998, una cifra impresionante. Ganaron la última con una receta parecida a la actual: Deschamps en el banquillo, Griezmann a los mandos y Mbappé al galope. Así pasaron por encima de Argentina, por cierto, en su camino al título. En la historia hubo diez finales entre Sudámerica y Europa y el balance es favorable a los sudamericanos -siete títulos frente a tres-, aunque el último llegó hace ya 20 años cuando ganó Brasil.
Messi, que se coronará en solitario con 26 partidos como jugador más utilizado en un Mundial por delante de Matthaus, ha sido clave en todo. Sus cinco goles y tres asistencias reflejan la influencia que sobre sus hombros recae. Argentina es él. Mbappé, con cinco goles y dos asistencias, reparte un poco más sus galones. No marcó ni en cuartos ni en semifinales y aún así Francia sobrevivió, gracias en parte a un Griezmann sublime. Aún así, si gana su segundo Mundial con 23 años igualará lo que hizo en su día Pelé. Casi nada.
Un virus ha aparecido en los últimos días para complicar la vida a Francia. Cayeron Upamecano, Rabiot, Coman, Varane y Konaté, aunque estarán todos. La duda es Giroud, con problemas en la rodilla. Thuram entraría por él. El virus verdadero, el peligroso, se llama Messi y juega enfrente. Qatar decide entre Messi y Mbappé, entre pasado y futuro, entre mito y leyenda. El partido que todos esperaban. El que define un campeón del mundo y mucho más. El día que escribe la historia del fútbol para siempre.