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QATAR 2022 | FRANCIA

Rabiot, del castigo al éxito

El rudimentario centrocampista de la Juventus se ha convertido en una pieza clave para la selección francesa. En 2018 se negó a estar en la lista reserva.

Doha (Qatar)
Rabiot, del castigo al éxito
Anthony DibonGetty

Por un correo electrónico se enteró Didier Deschamps, en la previa del Mundial de 2018, que Adrien Rabiot no iba a formar parte de una lista de reservas que se iban a entrenar para estar listos en caso de que algún jugador de la convocatoria principal se lesionara. El seleccionador, atónito, le envió un SMS al mediocentro de la Juventus que no recibió respuesta. Tenía 23 años en aquel entonces, mucha menos madurez que ahora y su estilo de juego ponía muy nervioso a los aficionados de la Vecchia Signora.

Cuatro años después, el destino, siempre caprichoso, ha colocado a Francia a tres partidos de su segundo Mundial consecutivo y a Rabiot como uno de los pilares de la renovada selección de Deschamps. El centrocampista, de 27 años, fue uno de los mejores en la cómoda victoria por 3-1 ante Polonia, erigiéndose como un box to box total y destapándose como un jugador que, pese a que es rudimentario, marca las diferencias con la conducción de balón.

El Mundial de Rabiot, no es más que la confirmación de su buena temporada en la Juventus. En verano, a principios de agosto, el Manchester United llegaba a un acuerdo con los bianconeri por el traspaso del internacional francés. Sin embargo, las altas exigencias del jugador y de su representante, su madre, de la que dicen que es una mala influencia en sus decisiones, bloquearon la operación y Rabiot se quedó en Italia.

El canterano del PSG volvería en agosto de 2020 a la selección tras dos años de ausencia. Deschamps, como ya hiciera con Benzema, le indultó, consciente de que en 2018 fue un acto de inmadurez y el perdón es, casi siempre, la vía más rápida para enderezar los problemas personales. Un año después, en la Eurocopa, Rabiot ya era titular de la selección. El técnico francés, de 54 años, le quería en un rol similar al de Matuidi en 2018, es decir, jugando en banda y haciendo de interior cuando el equipo no terminaba jugaba.

De hecho, Rabiot llegó a jugar de carrilero en la Eurocopa de 2021. Fue ante Suiza y el naufragio fue estrepitoso. Un jugador tan tosco, lento en movimientos y sin capacidad de reacción no se adapta, en absoluto, a jugar en banda. Aquello le sirvió de lección a Deschamps, que devolvió al futbolista a su hábitat natural, el centro del campo. En la debacle francesa, en octavos contra Suiza, su madre y varios familiares de la selección discutieron. El antiguo Rabiot, el inmaduro y el que no quería trabajar, volvía a entrar en escena, pero aquello quedó, por suerte, en una anécdota.

Las lesiones de Pogba y Kanté le abrieron la oportunidad de disputar su primer Mundial como titular. Desde que comenzó el torneo, el doble pivote que ha formado con Tchouaméni ha sido un rodillo. La única derrota francesa en el torneo, contra Túnez en un partido intrascendente, fue sin el de la Juventus en la divisoria. Motivos más que suficientes como para pensar que es un jugador indispensable en la selección francesa.

Conta Polonia, asimismo, el jugador del mediocampo que fue sustituido fue Tchouaméni. Rabiot tuvo una actuación imponente, colosal, inapelable. Acumuló un más que notable 86 % de acierto en el pase, ganó 3 de 5 duelos aéreos, tuvo un 100 % de acierto en regates y, además, robó cuatro balones. Sus números, notables en todos los sentidos, le colocan como uno de los mejores mediocentros de lo que llevamos de Mundial.