Hay jugadores que parecen estar hibernando entre torneo y torneo de selecciones. Uno de los casos actuales más llamativos es el de Shaqiri. El suizo vuelve a despuntar con el conjunto helvético en Qatar a pesar de que su trayectoria a nivel de clubes es discreta. De hecho, a sus 31 años tuvo que irse del fútbol europeo y milita en el Chicago Fire, de la MLS, con el que ha jugado 29 partidos y ha anotado 7 goles. Cifras que mejoran las de años atrás, pero en un fútbol mucho más modesto.

En las temporadas anteriores pasó con más crudeza. Shaqiri deslumbraba en la selección, pero desaparecía con los clubes. Desde que salió del Basilea, muy joven, le pasó en el Bayern (seis goles en su mejor campaña), en el Stoke (ocho), en el Liverpool (seis) y como último ejemplo en el Lyon (dos). Nunca fue titular indiscutible sino más bien un recambio, un futbolista a utilizar en las segundas partes por su explosividad y su buena pierna izquierda.

Mientras esto sucedía, con Suiza se convertía en todo un emblema. Suma 111 encuentros internacionales en los que ha anotado 27 goles. Fue llamado por sorpresa -y con apenas 19 años- para el Mundial de 2010. Llegó a debutar ante Honduras. Repitió en el Mundial de Brasil, en el que logró un hat-trick (también ante Honduras). También estuvo en la Euro 2016 y anotó un tanto ante Polonia.

Estuvo en el Mundial 2018 y marcó ante Serbia. Repitió en la Euro 2020 y logró un doblete ante Turquía y otro gol ante España. Y, por último, en su cuarto Mundial, el de 2022, vuelve a aparecer y a marcar, como ante Serbia. Dos caminos paralelos, clubes y selecciones, para un futbolista legendario en su país... y no tanto en los países en los que militó.