La Premier volverá a llamar a Bono
A los 31 años, varios clubes ingleses ya habían preguntado al Sevilla por el portero marroquí. Su éxito en el Mundial provocará que aumenten esas ofertas. Explotó con 29.
No se puede decir que Yassine Bounou, Bono (Montreal, Canadá, 1991), sea el mejor parapenaltis del Mundo. Al menos en cuanto a la estadística. De los 25 que le han lanzado en Primera, 19 acabaron en gol. Cuatro los paró y otros dos que se marcharon fuera. No parece un récord para volverse locos, pero por eso casi siempre resulta más edificante trascender los simples números y adentrarse en las historias.
Nacido en Canadá, de ascendencia marroquí, sus padres regresaron a la patria cuando Bono tenía apenas 7 años y el guardameta ingresó en la cantera del Wydad Casablanca, club del que se sigue considerándose hincha. Con 19 se estrenaba con el primer equipo norteafricano para, dos campañas después, atraer la atención del Atlético. Aunque nunca debutó con Simeone. Tras dos campañas de cesión irregulares en el Zaragoza, el Girona le incorporó en el verano de 2016. En Montilivi había destacado, sin alardes, y en 2019 su carrera daría un vuelco a los 28 años cuando solicitó su cesión el Sevilla.
En realidad, la aventura de Bono en Nervión pudo haber acabado en febrero de 2020, antes de cumplir 29. La enésima lesión del checo Vaclik abría al marroquí-canadiense las puertas de la titularidad con Lopetegui, para la vuelta de dieciseisavos de la Europa League ante el Cluj. El Sevilla había empatado 1-1 en la ida de Rumanía. El duelo estaba acabando ya con 0-0 y el consiguiente pase a octavos por valor doble de los goles a domicilio (aún estaba vigente), cuando el guardameta se comió un tiro lejano, a todas luces parable: un gol que hubiera eliminado a los nervionenses pero acudió al rescate el VAR para anularlo por mano previa del atacante.
Bono y el Sevilla se salvaron, pero el quebequés parecía condenado. Pasó el confinamiento por la pandemia, volvió LaLiga sin público y Vaclik volvió a caer lesionado... Para que a Yassine le tocase defender los palos durante la fase final exprés de la Europa League en Alemania. El grueso de los sevillistas se resignaba ante lo que creían que estaba por venir, pero lo que vino no fue el desastre, sino un auténtico milagro. Superman bajo palos, Bono le detuvo a Raúl Jiménez del Wolves el primer penalti que fallaba el punta mexicano en su carrera, amargó a toda la delantera del Manchester United con cuatro manos a mano abortados en semifinales y fue también uno de los hombres de la final contra el Inter de Milán. La Sexta del Sevilla le pertenecía en buena parte y Monchi supo que tenía que adquirirle en propiedad.
Desde aquel agosto, este portero que habla cuatro idiomas (árabe, español, francés e inglés), que dijo no a Canadá antes de que Marruecos decidiera convocarle y que hace apenas dos años que también es indiscutible con la selección norteafricana, se ha convertido en uno de los cancerberos de LaLiga. La Premier preguntó por él y seguramente volverá a hacerlo, con más fuerza. Su cláusula es de 50 millones.
Bono se proclamó Zamora el año pasado, el primero que consigue el título de menos goleado en la historia del Sevilla, y siguió manejándose a la perfección en la presión cuando le chutan desde los 11 metros. Le detuvo un penalti a Fekir en un derbi, otro al valencianista Gayà en el último segundo esta campaña para asegurar al menos un punto... Y también ha amargado a otros especialistas como Oyarzabal, Morales o Joselu. No se puede decir que España y Luis Enrique no estuvieran avisados.