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MUNDIAL 2022

Así fue el fugaz paso de Bono por el Atlético

El guardameta de Marruecos, Zamora la temporada pasada con el Sevilla, fue rojiblanco cuatro años. Dos en el Atleti B y otros dos cedido en el Zaragoza antes de salir al Girona.

Actualizado a
Bono, durante un calentamiento con el Atlético.
RODOLFO MOLINADIARIO AS

Marruecos ha sorprendido al mundo. Si afrontaba uno de los grupos más complicados del Mundial, con Croacia, Bélgica y Canadá como rivales, los de Walid Regragui pasaron a octavos como primeros, eliminaron a la Selección española y posteriormente a Portugal en cuartos para clasificar por primera vez a una selección africana en las semifinales de una Copa del Mundo. Y, aunque el reto es aún mayor (miércoles, 20:00), ante una Francia que ya levantó el título en 2018, a ilusión nadie puede con Marruecos.

Y Yassine Bounou, más conocido como Bono, está siendo uno de los grandes referentes del combinado africano. El guardameta del Sevilla ha encajado un único gol en todo el torneo, ante Canadá por el remate en propia portería de Nayef Aguerd. Zamora la temporada pasada, ha participado en todos los encuentros mundialistas menos ante Bélgica por indisposición (le sustituyó Munir). Y el guardameta sevillista se acordó del Cholo tras ir superando rondas ante rivales sobre el papel superiores. “Ganamos el partido a lo Simeone”, explicaba el portero de 31 años. Regragui también se acordaba del técnico del Atlético tras derrotar a Portugal: “Hemos jugado un partido parecido al de España... y también a los del Cholo”.

Y Bono habla con conocimiento de causa. El guardameta nacido en Montreal (Canadá) formó parte del Atlético durante cuatro años, aunque solo dos vistió la camiseta colchonera. El club rojiblanco le firmó en el verano de 2012, seis meses después de la llegada de Simeone al banquillo y cuando Bono tenía 21 años y había llamado la atención en el Wydad AC de Marruecos. Compartiendo portería con David Gil, hoy del Cádiz, el marroquí se hizo con el sitio bajo palos y llamó la atención de Simeone, que le convirtió en un habitual en los entrenamientos de la primera plantilla en la temporada 2013-14 junto a Courtois y Aranzubia. E incluso llegó a entrar en siete convocatorias de Liga y tres de Copa. De haber participado en el campeonato doméstico, el título estaría en su palmarés.

En el verano de 2014, el Atlético dijo adiós a sus dos principales porteros y firmó en su lugar a Oblak y Moyà. Con una enorme competencia por delante, llegó el momento de decidir lo que hacer con el futuro de Bono. A sus 23 años, la Segunda División B se le quedaba corta y no había hueco en el primer equipo. Y la decisión fue buscarle una cesión al Zaragoza, en la segunda máxima categoría. Pero antes, pudo realizar la pretemporada de nuevo bajo el mando del Cholo, enlazando enseñanzas de Courtois a Oblak, dos de los grandes porteros de la década.

Ya en el Zaragoza, en la temporada 2014-15 participaría en 19 partidos, encajando 25 goles y ganándose el puesto durante toda la segunda vuelta. Ese aumento de protagonismo llevó al conjunto maño a solicitar una nueva cesión. Un papel que no podría sostener en el curso 2015-16, cuando fue al contrario, de más a menos (19 partidos encajando 17 goles, pero sin participar desde enero). Finalmente, en el verano de 2016, Bono se desvinculó por completo del Atlético. Tras más de 40 partidos en el segundo equipo, pero sin debutar con los mayores, el Girona se hizo con sus servicios a modo de traspaso.

Desde entonces, el guardameta no ha parado de crecer. Su tercera temporada en el Girona (2018-19) fue de consagración en Primera y llevó al Sevilla a hacerse con sus servicios, en primera instancia como cedido. Aunque en su llegada fue suplente de Tomas Vaclik, acabó disputando 18 partidos antes de labrarse el puesto de titular ya en la campaña 2020-21 en la que incluso se estrenó como goleador para empatarle al Valladolid. Y el curso pasado se hizo con un premio Zamora que desde 2007 estaba reservado a Atlético, Barcelona y Real Madrid. 24 goles encajados en 31 partidos de Liga sirvieron a Bono para tocar la gloria. Ahora, si el curso se está presentando complicado en Sevilla, ha llegado también su año mágico con Marruecos. Y el guardameta aspira todo. No hay límites para una selección que sueña en grande.