La campeona del mundo salió del sorteo de Washington con una sensación encontrada. Por una parte está en uno de los grupos más sencillos de todos, con Austria, Argelia y Jordania como rivales, lo que hace intuir que acabará como líder sin demasiadas dificultades; pero, por otra, sabe que su cruce de eliminatorias se prevé durísimo a las primeras de cambio.

Al estar en el grupo J, se cruzará en dieciseisavos con el H, en el que le esperan o bien España o bien Argentina. Es difícil pensar en alguna otra alternativa. Todo dependerá de lo que suceda entre españoles y uruguayos.

Si, como podría pensarse, España es primera de grupo, Argentina y Uruguay se cruzarían en un clásico sudamericano que haría saltar chispas a las primeras de cambio. Por el contrario, si Uruguay es capaz de derribar a España del liderato en el H, el rival de los argentinos sería ni más ni menos que el conjunto de Luis de la Fuente.

Es decir, Argentina se encontrará en una encrucijada cuando el torneo apenas haya superado su primera fase. La Albiceleste y España son los dos grandes favoritos, para muchos, a hacerse con el Mundial. De hecho, si los dos pasan como primeros no se verían las caras hasta la final.

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Con Uruguay la rivalidad es máxima y se ha demostrado en recientes enfrentamientos de tronío como, por ejemplo, la Copa América que se celebró en territorio argentino y acabó levantando Uruguay. Por todo ello, el camino que puedan tomar los de Scaloni en el Mundial adquiere trascendencia desde el primer día: o dan un susto o se lo dan a ellos. No hay más.

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