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A Cristiano lo tumba... África

El Mundial de Qatar ya está en la historia. La hazaña de Marruecos le convierte en el primer equipo de África en estar entre los cuatro mejores del mundo. Tuvo que ser en un país árabe y ante un estadio abarrotado de banderas roja. Una proeza con tintes épicos, como lo fueron también los partidos anteriores ante España, Bélgica y Croacia. De vez en cuando nos deja el fútbol historias como esta. Historias impensables. Historias que desafían a la lógica.

Desde las gestas de Camerún en el 90 hasta las de Ghana en 2010, África siempre se había quedado a las puertas. Se le mira, por lo general, con cierto recelo. La Copa de África se entiende como un torneo aburrido en el que la vistosidad está en la grada, no en el césped. Todos piensan que hay talento como para romper algún día, pero la organización escaquea. O eso se dice. A Qatar llegó un grupo de jugadores marroquíes que reventaron el Mundial. La forma de sentir el torneo y de jugarlo es ya ejemplar. Mención especial merece Ounahi, un descubrimiento para Luis Enrique y para muchos en el mundo.

La realidad es que Marruecos jugó con el corazón y la inteligencia de siempre. Había muchas barreras que romper en el fútbol africano respecto al resto. Los técnicos, por ejemplo, eran una de ellas. Regragui, con su método europeo, dotó a los marroquíes de un armazón defensivo que ni siquiera una potencia pudo derribar. Cristiano se va de su quinto Mundial, el último, arrollado por África. Un día para la historia.