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MIGRANTES DEL BALÓN

Oltra: “Cuando era jugador ya pensaba como entrenador”

El entrenador valenciano recibe a AS en Chipre, donde está haciendo historia a los mandos del AEK Larnaca. El club chipriota está a dos puntos del liderato en liga y en febrero disputará los dieciseisavos de final de la UEFA Conference League. 

José Luis Oltra, durante la entrevista en Chipre con diario AS.

En los últimos años han sido muchos los entrenadores españoles que se han sentado en el banquillo del AEK Larnaca. Algunos como Imanol Idiákez o Andoni Iraola grabaron su nombre con letras de oro en la historia del club chipriota. Es lo que quiere repetir José Luis Oltra (Valencia, 1969), quien, tras 19 temporadas consecutivas dirigiendo en el fútbol profesional español, puso rumbo a Lárnaca para vivir su primera experiencia como técnico en el extranjero. Casi seis meses después, el AEK está en los dieciseisavos de final de la UEFA Conference League -nunca había llegado tan lejos en Europa- y lucha por el liderato de la Primera División chipriota, donde encadena siete triunfos de manera consecutiva. “Estoy muy feliz”, descubre Oltra, que a sus 53 años sueña con ganar títulos y hacer carrera en el extranjero.

Está haciendo historia como entrenador del AEK Larnaca. ¿Cómo se encuentra?

Estoy muy contento. Muy feliz. Porque vienes a trabajar a los sitios para hacer feliz a mucha gente y lo estamos consiguiendo. Estoy feliz por el club y los aficionados y orgulloso de mis jugadores. Y a nivel personal también estoy contento. Que las cosas salgan bien es una recompensa que a veces tienes y a veces no porque el fútbol es muy ingrato.

Tiene 53 años y nunca había entrenado en el extranjero, ¿por qué ahora?

Desde la humildad, he tenido momentos en los que he tenido ofertas de equipos con más nombre o ligas más competitivas. Aunque es verdad que hay mucha gente, yo incluido antes de venir aquí, que no conoce la liga de Chipre, que está infravalorada. Pero bueno, en la vida todo depende de muchas cosas y, para mí, lo primero es mi familia. Siempre habíamos ido a todos sitios juntos y ahora era un buen momento para salir de la zona de confort. Hablé con Xavi Roca (director deportivo) y eso fue definitivo. Me presentó un proyecto muy atractivo. Jugar en Europa, competir por la liga... Llamé a Iraola, a Idiákez, a muchos futbolistas que han pasado por aquí... Todo el mundo me dijo que era muy buena opción. Además había otros españoles, lo que podía facilitar mi adaptación. Decidí venir y no solo no me arrepiento, sino que estoy encantado. El único lunar es estar lejos de mi familia.

¿Qué le dijeron Iraola o Idiákez?

Me hablaron de la seriedad del club en el día a día. No solo con los pagos, que es fundamental para tener estabilidad y tranquilidad, también en cuanto a medios de trabajo. Todos me hablaron de que los chipriotas son muy amables, de que el clima es maravilloso, el estilo de vida estupendo... Les dije que no hablaba inglés, pero me dijeron que los jugadores y Xavi me iban a ayudar mucho. Me metí en el traje de entrenador, perdí la vergüenza y a base de repetir ya puedo comunicarme en inglés.

Habla de meterse en el traje de entrenador, ¿recuerda la primera vez que pensó en dedicarse a esto?

Creo que es algo que siempre he llevado dentro. Cuando era jugador ya pensaba como entrenador. De hecho fui de los primeros jugadores que, estando en activo, optó por sacarse la titulación de entrenador. Yo empecé con 23 años porque tenía claro que, cuando acabara mi carrera como futbolista, quería entrenar. Y cuando empecé a entrenar aún tenía ese pensamiento de jugador que, aunque se va diluyendo con el tiempo, creo que ayuda a la hora de dirigir un vestuario.

Como entrenador debutó en Primera con el Levante, ¿cómo lo recuerda?

Lo recuerdo como si fuera ayer. Fue en Albacete. La semana la viví con mucha intensidad y mucho nerviosismo. Intenté cuidar todos los detalles, pero fue un mal partido porque perdimos y de hecho esa temporada acabamos descendiendo. Fue una experiencia que curte y enriquece, como todas las que vives. Tomé unas decisiones que ahora mismo no tomaría, como poner a un mediocentro de central. En ese momento estaba convencido de lo que hacía. Recuerdo que si no se llegaba a un acuerdo con el entrenador saliente, que era Schuster, no se podía sentar el siguiente, pero el presidente me garantizó que, por el momento en el que estábamos, me iba a sentar. Se hizo una pequeña trampa legal y me senté en el banquillo como utillero, pero yo fue con traje y corbata y vi el partido de pie y dando órdenes. Al acabar el partido el árbitro vino y me dijo medio en broma: “La próxima vez que te sientes en el banquillo como utillero no vengas en traje”.

Aquel fue el inicio de su trayectoria, ¿está orgulloso del camino que está recorriendo?

Fue gracioso porque la gente de la grada no sabía que yo estaba sentado como utillero. Pero sí, es una anécdota a la que le doy valor porque forma parte de mi debut como entrenador en Primera. Después he dirigido otros 80 partidos en Primera, casi 400 en Segunda... Hasta llegar a Chipre llevaba 19 temporadas seguidas entrenando en el fútbol profesional español. Al final la trayectoria te la dan los años y en mi caso son bastantes entrenando porque empecé con 30. Dejé el fútbol como jugador porque creía que mi carrera ya había llegado a su límite y solo podía estirarla, pero sin disfrutar. Le recomiendo a todo el mundo que juegue hasta los 80, pero yo no seguí ese consejo y pasé a hacer lo que más me gusta, que es entrenar.

En Chipre está viviendo grandes noches como entrenador, como cuando clasificó al equipo para los dieciseisavos de final de la Conference League. ¿Le habría gustado vivir noches así como jugador?

Sí, es algo que no tiene precio. El protagonista de esta película siempre es el futbolista y eso no lo pierdo nunca de vista. Noches así te ponen muy contento. La gente te felicita y tal, pero el que realmente lo vive y lo disfruta, el que va a la grada y salta con los aficionados, es el futbolista. Y me habría gustado, claro. Aunque siempre digo que el Oltra entrenador no pondría al Oltra futbolista. Siempre he vivido del fútbol, pero mi trayectoria como jugador no fue brillante y me habría costado vivir grandes noches. Como entrenador he tenido más fortuna.

¿Se arrepiente de no haber salido al extranjero antes?

Sí, alguna vez se me ha pasado por la cabeza que tenía que haber salido antes porque me he dado cuenta de que podría haber sido enriquecedor también para mi familia. Yo no salí en otro momento porque mis hijos estaban en una edad compleja y creía que sería complicado sacarlos de su zona de confort. Por el idioma y todo lo que conlleva cambiar de país. Pero ahora mismo me arrepiento de no haberlo hecho porque les habría quitado algunas cosas, pero les habría dado otras y creo que, en el cómputo global, habrían salido ganando. Ellos conocen otros idiomas y están más formados que yo, pero creo que les podría haber ayudado en otros aspectos. Pero bueno, estoy contento con todas las decisiones que he tomado porque las he tomado pensando en lo mejor para mí y para mi familia. Igual no estaría aquí si hubiera empezado la temporada entrenando en España. Me considero un experto en Segunda División y es más cómodo dirigir allí. De aquí no conocía nada. Tomar este tipo de decisiones no es fácil, pero ahora se han dado todas las circunstancias y estoy satisfecho.

Profesionalmente hablando, ¿salir al extranjero impone? ¿Cree que existe la posibilidad de que se ‘olviden’ de usted en España?

Cuando sales, en el fondo piensas que, aunque solo sea por trayectoria, en España siempre vas a tener ese cartel. No piensas que se vayan a olvidar de ti, pero sí piensas: “Igual no vuelvo nunca”. A mí lo que me gusta y me apasiona es mi país, pero cuando tomé la decisión de ir a Chipre también lo hice con la idea de abrirme al mercado internacional. A lo mejor ahora mi futuro profesional pasa por hacerlo bien en Lárnaca para estabilizarme aquí, donde estoy muy contento, o ir a otro mercado extranjero. Si puedo volver fenomenal, si no no pasa nada porque ahora mismo estoy encantado y ni se me pasa por la cabeza. Además, mis hijos ya se van haciendo mayores y dentro de poco en casa solo quedaremos mi mujer y yo. Estando con ella me da igual estar en Valencia, que es mi ciudad; en Tenerife, que es mi segunda casa, en Coruña o donde me lleve la vida. Mientras pueda hacer lo que me gusta y lo haga con pasión...

¿Le ha sorprendido el nivel de la liga chipriota?

Totalmente. Yo pensaba que, por la estructura que tiene la competición, habrían seis equipos y el resto serían una ruina. Pero no, son todos muy competitivos y cualquiera te puede ganar. Hay muy buen nivel y muy buenos futbolistas. La competición está muy bien organizada, los estadios están muy bien, el fútbol se vive con pasión... Para mí ha sido una sorpresa muy agradable.

Hablamos bien de la liga chipriota, pero también hay muchas cosas por mejorar. ¿Se preocupa también de esto o está centrado únicamente en su club?

Yo siempre me implico en todo lo que hago e intento, al menos, decirlo, pero tenemos otras prioridades y para los entrenadores aquí los resultados mandan. Por eso estoy preocupado de lo que me toca, que es sacarle rendimiento a mi equipo. Pero deberían venderlo mejor de lo que lo venden. Las estructuras de los clubes son buenas, pero mejorables. El AEK es uno de los mejores en ese sentido. Lo de los jugadores chipriotas es complicado porque hay normas que te exigen ponerlos pero puedes pagar y no ponerlos. Para el chipriota, cuando llega a los 18 o 19 años, es obligatorio ir al servicio militar y no se puede pedir prórroga ni excedencia. En ese momento en el que pueden llegar al primer equipo tienen que parar un año y, aunque puedan entrenar, no pueden hacerlo todos los días. También hablamos de una isla pequeña que no puede abastecer a todos los equipos y se ficha mucho fuera. Vienen jugadores de calidad y eso reduce la participación de los chipriotas. Es algo que hay que mejorar.

El entrenador español está muy bien valorado en el extranjero, ¿supone eso una presión extra?

La verdad es que en España nos preparan muy bien. Cuesta mucho obtener la titulación porque son exigentes y sales muy preparado. Eso ya te da una ventaja. También me gustaría agradecer a todos los pioneros que abrieron mercados y nos han facilitado las cosas a los que venimos detrás. Y luego están los éxitos de clubes y selección, que terminaron de abrir un mercado. Esos éxitos los lograron el Madrid, del Barça o la selección española con un modelo bastante definido y entonces te asocian al ‘tiki-taka’ y no siempre es así. Pero tienen muchas expectativas y mucha confianza en el entrenador español. Te piden resultados y que ese resultado vaya ligado a un modelo determinado. A todos los entrenadores nos gusta jugar bien y que nuestros equipos tengan la iniciativa con y sin balón, pero siempre intento explicar que no todos estamos relacionados con el ‘tiki-taka’.

¿Qué sueño le queda por cumplir en el fútbol?

Muchísimos. Fundamentalmente me gustaría volver a entrenar en algún momento a un equipo español en Primera. Las anteriores experiencias que he tenido no han terminado de ser buenas por diversas circunstancias. Yo no creo que seamos entrenadores de Primera, de Segunda o de Quinta, pero sí creo que tengo más experiencia en Segunda y me gustaría que se considerara que también puedo entrenar en Primera. Aunque mi sueño ahora mismo es ganar la liga o la copa de Chipre con el AEK. Tengo muchas cosas por hacer, pero lo importante en cualquier profesión es ponerle pasión, tener ambición, ser exigente con tu trabajo, querer mejorar y crecer. Si no tienes aspiraciones no lo vas a transmitir nada al equipo. Solo tengo 53 años, que para un entrenador no es mucho. Me queda recorrido y espero conseguir muchas cosas.