Villares evita otro revolcón del Deportivo en Balaídos

Celta B y Deportivo se enfrentaban por quinta vez. Las cuatro anteriores siempre habían acabado con un vencedor, con dos muescas en la pistola para cada uno y mil batallas para recordar en el póker de derbis. Esta vez sí hubo quinto malo, no por el empate, que fue justo, sino porque un partido muy plano caracterizado por las carencias de ambos más que por sus aciertos. Lo único para recordar sucedió en el primer minuto, con un gol de Iker Losada cuando solo iban 49 segundos y el derbi suspendido durante otros siete por lanzamiento de… paquetes de kleenex. Con el 0-1 el encuentro no rompió hacia un disfrute local a la contra ni una remontada de las que lanzan la moral para los visitantes. Quedó en empate gracias al despliegue de Diego Villares, el mejor de la tarde junto al local Lautaro, y un destello en el pase de un Ibai al que le falta ritmo y le sobra talento. Eso, y una oportunidad para cada uno en el tramo final, fue todo en un insulso derbi en el que el empate, lógicamente, sabe mucho mejor a los locales.

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Tal y como se esperaba, Gabri Veiga finalmente se quedó con el primer equipo en lugar de reforzar al filial y Giráldez siguió con su defensa de cinco. En el bando contrario también se confirmó la primera titularidad de Trilli y Olabe, además del regreso de Víctor Narro y la continuidad de Ibai. Y las emociones tardaron 49 segundos en llegar. Ese fue el tiempo que necesitó Lautaro para romper en pedazos la cintura de Jaime y encarar a Mackay. Por dos veces el meta coruñés salvó un gol cantado, pero el rechace cayó en el área para que Iker Losada pusiese de cabeza el 1-0 ante la pasividad de la defensa. Primer golpe y primer percance, con lluvia de paquetes de kleenex de la afición blanquiazul para recordar la multa sufrida ante el Pontevedra. Siete minutos de parón hasta que funcionó la megafonía pedir orden.

Un suspiro de tiempo jugado y bofetón a las dudas del Deportivo, impreciso y muy incómodo a la hora de construir. El siguiente suceso llegó en el minuto 22 en un centro envenenado de Narro que pegó en el poste y eligió salir. El aviso fue reflejo de la mejoría visitante, que poco a poco se iba levantando de la lona. Dominio, pero escasas ocasiones por el entramado celeste o prisas, como la de un Quiles que disparaba como fuese antes de preguntar y un Soriano algo obcecado. La insistencia tuvo premio a los 41 minutos, con un pase de lujo al corazón del área de Ibai para que el omnipresente Villares, rompiendo desde atrás, marcase el empate con una buena definición. Justas tablas al descanso, con mejor arranque local y reacción visitante.

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El paso por la ducha cambió poco de lo visto en el tramo final primer tiempo, con un Depor algo más entonado que asustó pronto con un ajustado remate de Soriano desde la frontal y un Celta que solo carburaba arriba cuando el balón pasaba por Lautaro. Giráldez se dio cuenta, mandó a los suyos subir líneas, presionar arriba y pasó a defensa de cuatro con la entrada de Javi Gómez, héroe la pasada temporada con un golazo. El partido entró en un auténtico atasco, o más bien en la incapacidad de ambos de marcar el rumbo del duelo y juntar tres pases. Todo siguió plano hasta el minuto 86 en el que Villares, la luz blanquiazul, llegó de nuevo en carrera y enganchó un gran disparo al que respondió Joel de forma magnífica. El latigazo animó el partido y poco después fue Mackay el que tuvo que responder a un buen remate en carrera de Pablo Durán. Dos espejismos en una segunda parte todavía más insulsa y floja que la primera.