Un duende y un gigante por Navidad
Carlos Díez, goleador, y Javi Navarro, salvador, dinamitan el derbi juvenil. Los de López de Lerma dejan al Atleti, que apretó mucho al final, a nueve puntos.


Por Navidad, un duende y un gigante. Ellos dinamitaron el derbi. Nada de mini, porque no entienden de diminutivo. Tampoco de categorías. Carlos Díez, el goleador, y Javi Navarro, el salvador. El pichichi del Juvenil A y su guardameta. Uno que ya llama al Castilla, otro que ya olfatea las listas de Xabi. El artífice y el artificiero. Que dejan al Juvenil A del Madrid con media liga en el bolsillo. Porque nueve puntos es más que mucho. En División de Honor, es un mundo. Gracias a David y a Goliath, que jugaron en el mismo equipo.
Por eso, en busca de encontrar el mentón del campeonato, salía con toda su artillería López de Lerma. Con Liberto y Beto, directos desde el Castilla. Con el héroe Carlos Díez y Barroso, el matrimonio del gol. Con Adri Pérez y Bailón, de vuelta tras lesión. Con Enzo, y papá Marcelo en la grada, y Mateo Garrido como abanderados de la Generación de Oro esperando en el banquillo. Y Donato, ídem. También con joyas de 2009, como Domínguez y su 1,93 para ejercer de artificiero en su 16 cumpleaños. O Rubén Gómez, el Lamine del Atleti, acompañado del inabarcable Obama, Adri, un puñal, y Tamargo, la varita de la Youth, para buscar las cosquillas al contragolpe. Porque ese era el plan visitante. Y el local, dominar, amasar, controlar... y morder. Y no tardaron en hacerlo.
De profesión, llegador
Tras varios avisos, el zarpazo. Del de casi siempre. De Carlos Díez. Capitán, líder y killer. Pol Durán sacó el periscopio y de la nada apareció el ‘10′. Que definió de ‘diez’. Con el interior, al palo largo. Piqueras solo pudo mirar. Y Carlos, enjaular su decimocuarto de la temporada. El pichichi del Juvenil A blanco. Es brújula, pero sobre todo cuchillo. Y su nombre no tardará en coger temperatura. Un futbolista diferente, decisivo. Carne de Castilla más pronto que tarde.

Fue el highlight de un primer tiempo donde, más allá de un zurdazo que Liberto mandó a las nubes con casi todo a favor y varios movimientos de ariete puro de Barroso, las defensas tuvieron más peso que los ataques. Con Ariel y Ferran minimizando el poderío rojiblanco a campo abierto. Con Domínguez exhibiéndose ante el equipo donde, no hace mucho, pudo jugar (el Madrid olfateó su fichaje). Y con una tarascada de Obama que casi desarma a Lezcano. Era naranja y fue amarilla.
La hora de Javi Navarro
Y fue Domínguez, precisamente él, quien pudo igualar la mañana tras el descanso. A balón parado impuso su físico y solo los reflejos de Javi Navarro evitaron el festejo. Rubén Gómez acarició otro tanto con un zapatazo escorado. Porque el Atleti subió líneas, aumentó la presión, comenzó a hacer más daño. Con más revoluciones. Con la necesidad del marcador. Con más gasolina en el tanque que un Madrid que buscaba rascar al espacio. Un giro de 180 grados a los planes.

Pedía cabeza López de Lerma. Pedía más Donato. “Los tenemos, estamos mucho mejor”, se desgañitaba. Lo estaban. Y volvieron a acariciar el empate. Con un zapatazo de Cristian que obligó a volar a Javi Navarro. Y con esa manopla se apagó la rebelión. Ahí terminó el partido, que deja al Atleti a nueve (ahora es tercero, con el Rayo a siete) y el campeonato casi sentenciado. Así se cimentó el triunfo del Madrid. Sobre la diestra de Carlos Díez y los reflejos de Javi Navarro. Un duende y un gigante por Navidad. Para meterse media liga en el bolsillo.
Clasificación

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