Rubiales, en manos de un juez firme pero afable... cuyas intervenciones no dejan indiferente

“¡Basta ya de esas contestaciones! Quiero saber las cosas con claridad, no con chulería. ¡Mi paciencia está llegando a un límite!”, resonó en la sala de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares cuando apenas se llevaban dos días del juicio a Luis Rubiales por el beso a Jenni Hermoso. Las palabras del juez José Manuel Clemente Fernández Prieto iban dirigidas a Pablo García Cuervo, exresponsable de comunicación de la RFEF, que declaraba como testigo. La claridad y cierta brusquedad del magistrado, cuando apenas acababa de arrancar la fase final del proceso, asombró a buena parte de los presentes, aunque no a los que le conocen o ya habían coincidido con este experimentado juez. Con fama de no permitir las divagaciones que poco tienen que ver con el caso y ser muy firme, también se dice de él que en el trato personal posee un carácter afable, como pareció mostrar una vez terminado el juicio, en el que departió con una sonrisa con abogados y protagonistas del juicio al que en innumerables ocasiones cortó, corrigió o calificó sus preguntas de “impertinentes”.

Fernández-Prieto tiene 70 años y se inició en la judicatura hace más de 40, en 1984. Su carrera comenzó en Extremadura hasta su paso a la Audiencia Provincial de Madrid. Cuenta con una prórroga para continuar en su cargo hasta los 72, en su actual puesto en la Audiencia Nacional al que llegó en 2019. Juzgado que encara los procesos más difíciles: terrorismo, narcotráfico... o los cometidos fuera de las fronteras como este, que le ha permitido encarar quizá su proceso más mediático. Y sus maneras de llevar el proceso se han convertido en virales. Demostró empatía con la víctima, Jennifer Hermoso, cuando las preguntas de los abogados se alargaban. “Hemos tenido a esta chica dos horas ahí sentada”, recriminó a los letrados.

Pero su actitud ha sido diferente con testigos o acusados. El seleccionador Luis de la Fuente, durante su testimonio, comprobó bien sus dos caras. “¡Nos hemos empeñado en decir que el seleccionador es un mentiroso!”, recriminó a las acusaciones. Aunque cuando el técnico opinó que una pregunta podía ser conveniente, también recibió una reprimenda: “Usted viene a hablar de lo que se le pregunte”. Con el paso de los días, el juez manifestó su voluntad de que el proceso no se eternizase. “Me tienen agotado”, llegó a decir para finalizar una sesión este juez que en su carrera también ha estado al frente de juicios de terrorismo, delitos económicos e incluso alguno relacionado con el deporte, como el de un doctor del Valencia que recetó un medicamento a un menor que le perforó el estómago.

Ahora, en sus manos está una sentencia que tendrá un impacto tremendo en España y también fuera de las fronteras. Aunque hay fuentes que apuntan a que no debería retrasarse más de una semana o 10 días, Fernández-Prieto no tiene plazo para decidir la culpabilidad o inocencia de los cuatro acusados. Un proceso que le ha llevado 10 sesiones, a pesar de sus intentos de acortar los plazos al máximo posible. Sobre todo, durante las declaraciones, ya que en los informes finales fue algo más comprensivo, salvo en alguna excepción. Lo que no ocultó fue su satisfacción al concluir: “Aunque parezca mentira, hemos acabado”.

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