Primera RFEF Grupo 2: resultados, partidos y clasificación de la jornada 17

Algeciras: Iván Moreno; Paris Adot (José Carlos, 58'), Victor Ruiz, Mayorga, Tomás Sánchez; Obeng (Avilés, 90'), Iván Turrillo (Juanma García, 75'), Garrido (Alamo, 58'), Castro, Rastrojo; Manín.

Villarreal B: Kinareikin; Budesca, Sierra, Lautaro, Eneko Ortiz; Victor Moreno, Thiam, Pablo Pascual, Facundo Viveros (Barry, 76'); Álex Rubio (Baratucci, 83') y Albert García.

Árbitro: Conejero Sánchez (Colegio extremeño). Amarillas a Facundi Viveros, Álex Rubio.

Campo: Nuevo Mirador.

El fútbol, en ocasiones, decide tomarse un respiro y entregarse a la geometría. Sucedió ayer en el Nuevo Mirador, donde el Algeciras y el filial del Villarreal firmaron un armisticio de guante blanco para cerrar el 2025. No hubo goles, pero hubo ese respeto mutuo que a veces congela los partidos en una zona de nadie. Fue un empate de portería a cero y pulsaciones controladas, una despedida de año que dejó a la grada con la sensación de que el invierno ha llegado para quedarse también en las áreas.

El equipo local salió con el ímpetu de quien quiere dejar los deberes hechos antes de las uvas. Apenas se habían ajustado los cronómetros cuando el Villarreal B ya probaba el rigor del arbitraje con una amarilla temprana. El Algeciras de Fran Justo —o la herencia táctica del momento— buscó el campo contrario con una verticalidad que, por momentos, pareció que rompería el muro castellonense. Obeng, siempre voluntarioso en el desmarque, fue el primero en agitar el árbol, pero sus internadas terminaban en esquinas que no encontraban rematador.

A los 18 minutos, el Nuevo Mirador contuvo el aliento. Un balón que terminó en la red fue anulado por fuera de juego, ese verdugo invisible del fútbol moderno que castiga la impaciencia. Fue el único instante en que la grada se sintió cerca del éxtasis. A partir de ahí, el partido entró en una fase de ajedrez. Iván Moreno, el guardián algecirista, tuvo que tirar de reflejos para sacar un cabezazo de Álex Rubio que buscaba el rincón. Esa intervención fue, quizá, el recordatorio de que en el fútbol el silencio también se construye con paradas.

Tras el descanso, el guion se volvió más espeso. El Algeciras regresó con más ahínco, pero el Villarreal B, hijo de la escuela de la paciencia, aguardaba su oportunidad. En el minuto 56 llegó la imagen del partido: una llegada franca del filial amarillo que Iván Moreno detuvo con el pecho, en un alarde de colocación y valentía, mandando el cuero a córner y la esperanza visitante al limbo.

Los banquillos empezaron a moverse buscando el efecto mariposa. Entraron Joseca y Jony Álamo por Paris Adot y Dani Garrido; más tarde Juanma por el eterno capitán Iván Turrillo. Se buscaba una chispa, un error, un resbalón que nunca llegó. El partido se endureció, como demostró la durísima entrada de Lautaro sobre Óscar Castro, una de esas acciones que en otra noche habrían encendido la mecha, pero que ayer solo quedaron en un apunte en la libreta del colegiado.

El tramo final fue un ejercicio de frustración compartida. Tomás lo intentó con un centro al área en el 86 que cruzó el corazón del territorio enemigo sin encontrar una bota que lo empujara. La entrada de Javi Avilés por Obeng en el 90 fue el último suspiro de un Algeciras que, al menos, se marcha al parón con la satisfacción de la solvencia defensiva.

Marbella: Manu García, Álex Martínez, Aitor Puñal, Álex López (Du,82'), Eugeni, Rodri Ríos, Luis Alcalde (Luis Muñoz, 62'), Hicham (Alexiel, 78'), Valentino (Jorge Álvarez, 78'), Cambra (Tomi, 82') y Escassi.

Hércules: Carlos Abad, Rentero, Monsalve, Mangada, Unai Ropero (Rafa de Palmas, 61'), ‘Vique’, Rojas (Retuerta, 74'), Fran Sol (‘Slavy’, 74'), Sotillos, Aranda (Cantero, 88') y Javi Jiménez (‘Bolo’, 88').

Gol: 0-1 (48'): Unai Ropero.

Árbitro: Luis Enrique Morona (Colegio madrileño). Amarillas a Rodri Rios; Mangada.

Campo: Banus Football Center.

El Hércules CF ha decidido cerrar el año 2025 dándole un portazo a los fantasmas. En un partido de "pico y pala", los blanquiazules (esta vez de morado) asaltaron el fortín del Marbella FC para firmar un triunfo balsámico que supone mucho más que tres puntos: es la primera victoria a domicilio desde aquel lejano 9 de marzo y el espaldarazo definitivo al proyecto de 'Beto' Company.

El choque no fue un camino de rosas. Con una enfermería que parece no tener fin —se sumaron a última hora Samu Vázquez y Jorge Galvañ—, el Hércules tuvo que tirar de oficio y un once de circunstancias. Aunque los alicantinos llevaron el peso inicial con disparos de Ropero y Aranda, el Marbella de David Movilla fue ganando terreno hasta hacer méritos para irse por delante.

La polémica, ingrediente indispensable, llegó antes del intermedio. Rodri Ríos mandó el balón a la red tras una jugada de Luis Alcalde, pero el colegiado Morona, apoyado en el monitor del 'Football Video Support' (FVS), anuló el tanto por fuera de juego. El susto despertó a un Hércules que se marchó al vestuario sabiendo que le tocaba sufrir.

La fe tiene nombre propio en este equipo: Unai Ropero. El futbolista cedido por el Alavés, que llegaba entre algodones tras una semana marcada por la gripe y molestias musculares, solo necesitó tres minutos tras la reanudación para cambiar el guion del partido. Recibió en el costado izquierdo, encaró y soltó un latigazo ajustado al palo largo que batió a Manu García.

Fue su cuarto tanto del curso, un gol que vale oro y que obligó al goleador a retirarse poco después, exhausto por el esfuerzo. A partir de ahí, el Hércules se puso el mono de trabajo. 'Beto' Company, que vivía el duelo desde la grada por sanción, ordenó el repliegue.

El tramo final fue un ejercicio de resistencia. El Marbella quemó sus naves con centros laterales de Álex Martínez, pero la zaga liderada por Monsalve y un seguro Carlos Abad bajo palos desactivaron cualquier intento local. Company terminó blindando el resultado con defensa de cinco tras dar entrada a Cantero y Bolo.

Con el pitido final, el Hércules da carpetazo a un 2025 para olvidar con una sonrisa. Tres victorias en la era Company y la sensación de que, por fin, este equipo sabe ganar lejos de casa. La Navidad llega a Alicante con el regalo más esperado: la tranquilidad.

Eldense: Ramón Vila; Jesús Clemente, Serradell, Smand, David Ruiz; Manu Molina, Macho; Bellari (Núñez 75′), Fidel; Nacho Quintana y Dioni.

Betis Dvo.:Manu González; Busto, Oreiro, Moha (Mawuli 78′), Bladi (De Roa 78′); Gismera, Reina; Morante, Sorroche (Dani Pérez 62’), Borja Alonso y Destiny.

Goles: 1-0 (73') Dioni Villalba; 2-0 (81') Guillermo Macho.

Árbitro: Roberto González (Guadalajara). Amarillas a Nacho Quintana, Reina, Rubén Quintanilla y Mawuli.

Campo: Pepico Amat.

El Eldense dictó sentencia en el Pepico Amat y devolvió al Betis Deportivo a la cruda realidad de un pozo que parece no tener fondo. Los de Javi Medina arrancaron con personalidad, e incluso Destiny llegó a saborear el gol, pero el fuera de juego fue el primer aviso de una mañana aciaga. El filial se desinfló tras el descanso ante un bloque alicantino que impuso su veteranía y supo madurar el encuentro con paciencia. La fatalidad se cebó con Bladi, cuya mano en el área entregó el mando a un Doni Camacho infalible desde los once metros. Manu González, que sostuvo el pulso mientras pudo, nada pudo hacer ante la frialdad del ariete local en el penalti. Sin tiempo para la reacción, Guillermo Macho ajustició desde la frontal con un latigazo ajustado que cerró el telón del 2025. El castigo es severo: los verdiblancos se marchan al parón navideño con el farolillo rojo y a ocho puntos de la orilla. 2026 asoma como una escalada al Everest para un equipo que hoy volvió a demostrar que en esta categoría los errores se pagan con sangre. Navidad de pesadilla para los heliopolitanos, que necesitarán una catarsis inmediata para evitar el desastre.

Tarazona: Josele Martínez; Ángel López (Soto, 66'), Traoré (Jiménez, 66'), Trillés, Chechu, Borge; Carrasco, Vaquero (Armero, 46'), Toni Ramón; Cubillas, Agüero.

Teruel:Palop; Rodríguez, Van Rijn, Abraham, Manuel Royo; Merencio (Joseda, 62'), Relu, Blesa (Arguigue, 57'), Albisua, Goyo (Hugo Redón, 57'); Sergio Moreno.

Goles: 0-1 (23'): Merencio.0-2 (39'): Royo. 1-2 (35'): Agüero. 2-2 (79'): Cubillas.3-2 (90'+2): Busi.

Árbitro: Olatz Rivera (Colegio vizcaino). Amarillas a Trillés, Carrasco, Jiménez; Moreno, Manuel Royo. Roja a Van Rijn (70').

Campo: Municipal.

Hay tardes que se quedan grabadas en el cemento de un estadio y la de hoy en el Municipal de Tarazona es una de ellas. En un derbi aragonés que tuvo de todo —tensión, goles y un guion digno de Hitchcock—, la SD Tarazona logró una remontada épica ante el Teruel (3-2) para sumar tres puntos que valen su peso en oro en la lucha por la permanencia.

El partido nació torcido para los locales. El Teruel, necesitado y valiente, saltó al verde con el colmillo afilado. En el 23', Merencio heló los ánimos locales con el 0-1 tras una jugada eléctrica. No se había repuesto el Tarazona del golpe cuando Royo, en el 39', ponía un 0-2 que parecía definitivo. Por primera vez en lo que va de curso, el conjunto turiasonense encajaba dos goles en su feudo. El fantasma del descenso sobrevolaba el estadio.

Sin embargo, este Tarazona tiene siete vidas. Antes de que el partido se descontrolara por completo, Agüero apareció para recortar distancias y prender la mecha de la esperanza. El paso por vestuarios no enfrió el ímpetu local, aunque el cronómetro apretaba como una soga. Fue en el tramo final cuando estalló la tormenta perfecta. En el 79', el eterno Cubillas cazó un balón en el área para poner el 2-2 y desatar la locura.

Pero lo mejor estaba reservado para el tiempo de descuento. Con el Teruel pidiendo la hora y el Municipal rugiendo como nunca, Busi se vistió de héroe en el 92'. Un remate certero que se coló en la red para firmar el 3-2 definitivo. Era la primera vez que el Tarazona marcaba tres goles en casa este año, y no pudieron llegar en mejor momento. Con este triunfo de fe, el equipo pone tierra de por medio con la zona de descenso y cierra el año con la moral por las nubes

Antequera: Alcover; Javi Antón, Aspra, Barbu, Edu Sánchez (Luna, 46'); Siddiki (Gené, 66'), Luismi (Ramos, 53'), Bassele, Quintana, Biabiany; Marcelo (Iomar, 80').

Gimnàstic:Rebollo; Camus (Álvaro, 57'), Alba (Pujol, 16'), Morgado, Moi Delgado (Cedric, 57'); Pau Martínez (Juanda, 80'), Mangel (Almpanis, 80'), Montalvo, Jaume Jardí; Baselga y Álex Jiménez.

Goles: 1-0 (7'): Biabiany. 2-0 (23'): Siddiki. 2-1 (39'): Álex Jiménez. 3-1 (45'+3): Siddiki. 3-2 (65'): Baselga.4-2 (90'+5): Gené.

Árbitro: Alejandro Clemente (Colegio murciano). Amarillas a Aspra; Moi Delgado, Álvaro García. Roja a Javi Antón (50').

Campo: El Maulí.

El fútbol es, a menudo, un ejercicio de supervivencia. Lo demostró el Antequera en una tarde de taquicardia en El Maulí, donde logró un "respiro" balsámico a costa de un Nàstic de Tarragona que se dejó el alma, pero también los puntos y la quinta plaza. Los de Cristóbal reaccionaron tarde a un inicio de partido catastrófico y no supieron hincarle el diente a un rival que jugó casi toda la segunda parte en inferioridad numérica.

El Nàstic saltó al césped con la caraja de las grandes ocasiones. No se habían cumplido los siete minutos cuando el eterno Jonathan Biabiany, que conserva el veneno en sus botas, aprovechó una indecisión defensiva para batir la portería grana. El 1-0 fue un mazazo que el equipo tarraconense no supo digerir, y el Antequera, oliendo la sangre, no perdonó.

En el 23', Siddiki puso tierra de por medio con el 2-0. El atacante fue una pesadilla constante, encontrando pasillos donde el Nàstic solo ponía sombras. Parecía que el partido se iba a romper definitivamente, pero Álex Jiménez rescató a los suyos en el 39' con el 2-1, cazando un balón en el área que devolvía la fe a la expedición catalana. Sin embargo, el fútbol tiene momentos psicológicos crueles: en el descuento de la primera parte (45'+3), de nuevo Siddiki asestaba un golpe casi definitivo con el 3-1.

Tras el paso por vestuarios, el decorado cambió por completo. En el minuto 50, el colegiado Alejandro Clemente mostró la roja directa a Javi Antón. El Antequera se quedaba con diez y más de cuarenta minutos de asedio por delante. Cristóbal movió el banquillo buscando la heroica y el Nàstic se volcó sobre el área local.

La esperanza se encendió en el 65' cuando Baselga firmó el 3-2. Quedaba media hora y el Nàstic tenía al Antequera encerrado en su propia área. Fue un monólogo grana, un "quiero y no puedo" constante contra un muro malagueño que se multiplicó para tapar huecos. La defensa del Antequera, liderada por un esfuerzo titánico tras la expulsión, aguantó las embestidas de un Nàstic que pecó de falta de puntería en los metros finales. Cuando más apretaba, llegó la sentencia de Gené.

El pitido final fue un grito de liberación para El Maulí y un jarro de agua helada para un Nàstic que llegaba lanzado. La derrota supone un frenazo en seco a su racha positiva y, lo que es más doloroso, la pérdida de la quinta plaza justo antes del cierre del año. El Antequera, por su parte, coge aire en la clasificación tras demostrar que sabe sufrir como los grandes.

Sabadell: Diego Fuoli; Astals, Carlos García, Fornés, Sergi; Priego, Bonaldo, Ripoll (Utgés, 84'), Quadri, López-Pinto (Sergio Cortés, 67'); Coscia (Rubén Martínez, 84').

At. Madrid B:Esquivel; Boñar, Martínez, Puric, Julio Díaz; Iker Luque (Sits, 89'), Javi Serrano (Monserrate, 60'), Belaid, Bellotti (Nájera, 76'), Arnau Ortiz (Morcillo, 60'); Miguel Cubo (Janneh, 76').

Goles: 1-0 (36'): Coscia. 2-0 (75'): Sergio Cortés.

Árbitro: Arando Ramo (Colegio aragonés). Amarillas a Ton Ripoll, Astals, Fornés, Fuoli; Javi Serrano, Barboza, Boñar.

Campo: Nova Creu Alta.

El Sabadell ha decidido que el 2026 empiece con el cuchillo entre los dientes. En un duelo que desprendía aroma a final anticipada, el equipo de la Nova Creu Alta no solo superó al Atlético Madrileño, sino que le envió un mensaje de autoridad a toda la categoría. El líder hincó la rodilla ante un conjunto arlequinado que fue más práctico, más intenso y que, sobre todo, supo golpear en los momentos de la verdad. Con este 2-0, el Sabadell cierra el año natural a un solo suspiro (un punto) de la cima.

El partido arrancó con el respeto propio de dos púgiles que se saben capaces de noquear al rival en cualquier descuido. El Atlético Madrileño, fiel a su ADN de filial, quiso el balón y la posesión, pero se estrelló contra un Sabadell ordenadísimo que no dejó ni una rendija abierta.

La resistencia madrileña se quebró en el minuto 36. Coscia, que vive en estado de gracia con el gol, aprovechó una jugada hilvanada para mandar el balón al fondo de las mallas. El 1-0 hizo estallar a una Nova Creu Alta que registró una de las mejores entradas del año. El Sabadell se iba al descanso con los deberes hechos y con el líder visiblemente aturdido por la contundencia local.

En la reanudación, el Atlético Madrileño intentó dar un paso adelante. Los rojiblancos buscaron la velocidad por bandas, pero se toparon con un muro. El Sabadell, lejos de encerrarse, manejó el tempo del partido con la veteranía de quien sabe que el tiempo jugaba a su favor.

Cuando el partido entraba en la zona de máximo riesgo, apareció la calidad. En el minuto 75, Sergio Cortés cazó un balón para firmar el 2-0 definitivo. Un gol de esos que cierran debates y que hundieron moralmente al filial colchonero.

Alcorcón: Gaizka; Navarro (Pol Domingo, 76'), Iván Pérez, Rojas, Samu; Marchán (Llorente, 76'), Vacas (Aparicio, 49'), Yael; Vladys, Mariano, Borja (Tarsi, 76').

Ibiza:Ramón Juan; Unai, Nacho, Monju, Albert; Del Pozo (Pedreño, 90'), Señé (Davo, 64'), Castillo (Del Olmo, 80'); D. García (Mounir, 80'), Sofiane (Ernesto, 90') y Bebé.

Goles: 0-1 (20’): Albert. 1-1 (60’): Aparicio, pti. 1-2 (88’): Sofiane. 2-2 (90’+5): Vladys.

Árbitro: Juan Manrique, colegio andaluz Amarillas a Navarro, Vacas, Aparicio, Tarsi; Nacho, Monchu, D. García, Unai, Bebé.

Campo: Santo Domingo.

La UD Ibiza llegó al estadio de Santo Domingo con el cartel de aspirante herido y salió de él con la confirmación de una crisis de identidad que ni siquiera el azar pudo maquillar. En una tarde donde el fútbol fue generoso con los ibicencos hasta la indecencia, el equipo de Miguel Álvarez demostró que le falta ese instinto de conservación que separa a los proyectos ganadores de los que simplemente transitan por la categoría. El empate final (2-2) no fue un accidente; fue la consecuencia lógica de un equipo que no sabe habitar en la ventaja.

El partido nació como un monólogo del Alcorcón, un equipo que juega con la urgencia del que sabe que cada centímetro de su feudo es sagrado. Los madrileños sometieron a la UD Ibiza a un asedio que solo la figura de Ramón Juan logró contener. El guardameta visitante se vistió de santo civil en el primer cuarto de hora, sacando manos imposibles bajo palos frente a un Ibiza que parecía haber olvidado las botas en el vestuario. Los saques de esquina se acumulaban en el área celeste como pruebas de una inferioridad manifiesta.

Sin embargo, el fútbol guarda a veces giros de guion inexplicables. En el minuto 19, en la primera vez que el Ibiza asomó la cabeza por el área rival, José Albert cazó un despeje defectuoso tras un córner y conectó una volea que fue un puñal de precisión. 0-1. Era un resultado impostado, un espejismo en medio del desierto de juego de los visitantes, que se encontraban con un tesoro que no habían trabajado.

Tras el descanso, el Ibiza tuvo en sus manos la posibilidad de cerrar el debate en un contragolpe mal gestionado, una de esas negligencias que en el fútbol profesional se pagan con intereses. Y el interés llegó en el minuto 57, cuando Aparicio transformó un penalti que devolvía la cordura al marcador. Con el empate, la UD Ibiza, en lugar de rebelarse, se encogió. El equipo se hizo pequeño, perdió el centro del campo y se entregó a un ejercicio de resistencia pasiva que rozaba la temeridad.

Pero el azar aún guardaba un último truco. En el minuto 88, en el segundo y último fogonazo de peligro ibicenco, Bebé dibujó una jugada de otra categoría y Sofiane, con la frialdad que le faltó al resto de sus compañeros durante la tarde, puso el 1-2. Parecía que el Ibiza iba a perpetrar el "atraco" perfecto en Alcorcón: dos disparos, dos goles y tres puntos para casa.

Pero la mística de Santo Domingo no entiende de fortunas inmerecidas. En el minuto 95, con el cronómetro agonizando y el Ibiza defendiendo en su propia cueva sin orden ni mando, Vladys encontró el hueco para firmar el 2-2 definitivo. El gol local heló la sangre de una expedición celeste que, de repente, se vio frente al espejo de su propia realidad: la de un equipo sin alma, sin capacidad para cerrar los partidos y, sobre todo, sin esa intensidad competitiva que se le presupone a un presupuesto diseñado para cotas mayores.

La UD Ibiza cierra el año con la sensación de que el tiempo se agota. El objetivo ya no es el título, sino evitar que la caída libre termine en el sótano de la tabla. Miguel Álvarez, cuestionado y superado por la inercia del grupo, mira hacia un mercado de invierno que se presenta como la última bala para un equipo que, hoy por hoy, es un gigante con pies de barro en una liga que no espera a nadie.

Sevilla At.: Flores: Kpebane, Iker Muñoz, Jalade, Sergio Martínez; Sierra (Alcaide, 65'), Rivera, Guillén, Isra Domínguez (Ibra Sow, 65'); Alex Costa (Collado, 78'), Ciria (Moreno, 65').

Sanluqueño:Domínguez; Sola, Diallo, Trapero, Cabrera (Rodríguez, 33'); Rodri (Juárez, 76'), Sato, Gallastegui (Lorenzo, 67'), Tounkara, Zequi Díaz (Kikin, 76'); Javi Feria (Barea, 67').

Goles: 0-1 (12'): Zequi Díaz, penalti. 1-1 (90'+5): Ibra Sow. 2-1 (90'+10): Nico Guillén.

Árbitro: Abraham Domínguez (Colegio malagueño). Amarillas a Iker Muñoz, Isra Domínguez, Nico Guillén; Javi Feria, Sato.

Campo: Jesús Navas.629 espectadores.

El filial sevillista cerró el 2025 con una remontada épica en el Estadio Jesús Navas, levantando un 0-1 adverso ante un rival directo como el Atlético Sanluqueño. Los goles de Ibra Sow en el 94' y Nico Guillén en el 99' desataron la locura en un alargue interminable que aleja los fantasmas del descenso para el filial nervionense.

El fútbol tiene esas cosas que solo se explican desde la fe y el Sevilla Atlético hoy es el mejor ejemplo de ello. El filial sevillista despidió el año regalando a su parroquia una tarde para el recuerdo en la Carretera de Utrera. Luci Martín llegaba al duelo con un rompecabezas en el once por las ausencias de Castrín y Oso con los mayores. El partido nació torcido cuando a los doce minutos Zequi Díaz adelantaba al Sanluqueño desde los once metros. El golpe dejó grogui a un Sevilla Atlético espeso, falto de ideas y que solo inquietaba por mediación de Alexis Ciria. El Sanluqueño, sólido pero sin brillo, supo manejar el ritmo y aprovechó los nervios de un filial en racha negativa. Tras el descanso, el guion parecía inamovible: mucha voluntad franjirroja, pero nulo peligro real ante Rubén Domínguez. Luci movió el árbol dando entrada a Ibra Sow y Jorge Moreno, buscando una profundidad que no terminaba de llegar. El reloj avanzaba hacia el abismo y la tercera derrota consecutiva parecía una sentencia firme para cerrar el 2025. Pero el Estadio Jesús Navas guarda mística para las grandes ocasiones y el descuento fue un carrusel de emociones. En el minuto 94, Ibra Sow cazó un balón en el área para poner las tablas y encender la mecha de la esperanza. La tensión subió de grados cuando Bakary Sow vio la roja directa al detener una contra letal del visitante Tounkara. Parecía que el empate sería el botín final, pero el fútbol guardaba un último truco en la chistera de Nervión. Se llegaba al 99 cuando Nico Guillén, el hombre de los momentos clave, firmó la remontada con un disparo certero. Los 103 minutos de batalla terminaron con los jugadores locales fundidos en un abrazo eterno ante 629 fieles. Fue un triunfo de orgullo, de los que curan heridas y consolidan proyectos en situaciones de máxima necesidad. El Atlético Sanluqueño, que acarició la gloria, se marcha con la amargura de quien se deja los puntos en el último suspiro. Por contra, Luci Martín respira y su vestuario vuelve a creer que la salvación es un objetivo más que posible. Con esta victoria, el Sevilla Atlético adelanta a un rival directo y rompe una dinámica que amenazaba con el colapso. Los regresos de Alberto Flores e Iker Muñoz tras sus periplos con Almeyda aportaron la serenidad necesaria atrás. El filial franjirrojo dormirá estas navidades con la satisfacción del deber cumplido y el espíritu renovado para enero. Atrás quedan las dudas y las tres derrotas en cuatro jornadas que habían encendido todas las alarmas en el club. La carretera de Utrera fue hoy el escenario de una resurrección necesaria para afrontar la segunda vuelta con garantías. Ibra Sow y Nico Guillén ya tienen su foto para el calendario de 2026 como los héroes del último suspiro.

Cartagena: Iván Martínez; Perejón, Fran Vélez (Chuca, 70'), Imanol Baz, Nil Jiménez; Kevin Sánchez (Calderón, 76'), Pablo Larrea (Fidalgo, 59'), Luismi Redondo, Alcañiz,Ander Martín (Diego Gómez, 59'); Ortuño (Chiki, 59').

J. Torremolinos:Fran; Rafa Roldán (Ajegun, 25'), Hernández (Alonso, 46'), Fernández, Javi Mérida (Moreno, 82'); Camacho, Gori, Lesedi Steve, Usse Diao (Polo, 75'); Ribeiro, Pito Camacho (Larry, 75').

Goles: 1-0 (11'): Ortuño.2-0 74'): luismi Redondo. 3-0 (90'+1): Imanol Baz.

Árbitro: David López, colegio catalán. Amarillas a Nil Jiménez, Vélez; Hernández.

Campo: Cartagonova.

El FC Cartagena llegaba al duelo contra el Juventud de Torremolinos con el alma tiritando, castigado por las derrotas en el derbi ante el Murcia, el tropiezo en Tarragona y ese cruel adiós copero frente al Valencia. Pero en el Cartagonova, cuando el cielo se abrió para descargar una lluvia persistente, el Efesé encontró su paraguas: el gol y la jerarquía.

Javi Rey decidió que era el momento de las cirugías mayores. Cambió a seis jugadores, movió el árbol y, sobre todo, le dio la alternativa a Alfredo Ortuño. El de Yecla, por fin titular en Liga, no es un delantero cualquiera en esta categoría; es una declaración de intenciones. Y no tardó en demostrarlo.

A los 11 minutos, el Cartagonova ya celebraba. Luismi Redondo, que es puro nervio y fe, peleó un balón que parecía perdido, recogió su propio rechace y le puso música a una asistencia que Ortuño mandó a la red. El 1-0 no fue solo un gol, fue un ansiolítico. El Cartagena se soltó, recuperó las sensaciones de equipo dominador y pudo irse al descanso con una renta mayor si Imanol Baz o el propio Luismi hubieran afinado la puntería.

No obstante, este Efesé aún tiene las cicatrices frescas y el Torremolinos no vino de turismo. Usse Diao estrelló un balón en la madera que dejó gélido el estadio, un recordatorio de que en esta Primera RFEF nadie regala el turrón.

En la reanudación, el conjunto malagueño apretó los dientes. Pito Camacho tuvo en sus botas el empate, pero se encontró con un Iván Martínez que se vistió de santo bajo palos. Fue el momento en el que el Cartagena decidió que ya había sufrido bastante estas semanas.

En el 74’, Nil Jiménez —un puñal por el carril izquierdo— encontró a Luismi Redondo en la frontal. El extremeño soltó un latigazo seco, ajustado, de esos que huelen a sentencia. Con el 2-0, el Efesé se dedicó a disfrutar bajo el aguacero. Hubo tiempo para un gol anulado y para que, ya en el descuento, Imanol Baz pusiera el broche de oro con un testarazo inapelable, de nuevo a servicio de un Nil Jiménez excelso.

El 3-0 final es mucho más que tres puntos. Son 26 unidades, el quinto puesto en el bolsillo y la sensación de que el equipo ha sabido sanar sus heridas justo antes del parón. El Cartagena se va de vacaciones mirando a los ojos a los de arriba, con la sonrisa del que vuelve a casa por Navidad sabiéndose, otra vez, uno de los nobles de la categoría.

Real Murcia: Gazzaniga; Jorge Mier (Jaso, 71'), Héctor Pérez, A. González, Cristo Romero; Dani Vicente, Isi Gómez (Antonio, 40'), Sekou, Álvaro Bustos (Flakus, 59'); Ekain y Pedro Benito (Pedro León, 71').

Europa: Flere; Rodríguez (Àlex Plà, 71'), Campeny, Álex Cano (Sgrò, 46'), Puig (Vacas, 46'), Escoruela; Izan, Ghailan, Mesak; Jordi Cano y Khalid (George, 77').

Goles: 1-0 (9'): Jorge Mier. 2-0 (15'): Pedro Benito.3-0 (45'): Cristo Romero. 3-1 (46'): Escoruela.

Árbitro: Álvaro Rodríguez, colegio madrileño. Amarillas a Jorge Mier, David Vicente,Pedro Benito; Escoruela, Flere.

Campo: Enrique Roca. 10.351 espectadores.

Clara derrota del Europa en su visita a Murcia que, a pesar de los esfuerzos finales por maquillar el resultado, confirma su cuarta caída de la temporada en liga y le aleja de la zona alta. El conjunto local, más efectivo y contundente, aprovechó los errores defensivos de los catalanes para sentenciar el encuentro con tres goles en la primera mitad. El Europa, que se mantiene tercero, no encontró la fórmula para superar a un Murcia bien plantado y que supo gestionar su ventaja en la segunda parte, controlando el juego y frenando las acometidas visitantes.

El partido comenzó con un Murcia dominante que rápidamente se adelantó en el marcador gracias a los tantos de Jorge Mier (9') y Pedro Benito (14'), ambos tras fallos defensivos. Cristo Romero amplió la renta al filo del descanso (45'). Escoruela, de falta lateral, dio un atisbo de esperanza al Europa justo antes del intermedio (45'+2').

En la reanudación, el Europa intentó reaccionar y tuvo alguna ocasión clara, como un remate de Noureddine que se marchó fuera por centímetros (62'). Sin embargo, el Murcia se mostró sólido en defensa, realizó cambios para mantener la frescura y, a pesar de los intentos finales de Antonio David, el marcador no se movió. El Europa sigue tercero, pero el Murcia le pisa los talones en la cuarta posición.

At. Madrid B - Tarazona

Alcorcón - Cartagena

Hércules - Sabadell

Algeciras - Sevilla At.

Betis Dvo. - Europa

Ibiza - Eldense

Sanluqueño - Real Murcia

J. Torremolinos - Gimnàstic

Villarreal B - Marbella

Teruel - Antequera